Alimentación Colombia , Colombia, Jueves, 23 de junio de 2022 a las 13:22

Nanopartículas permiten controlar "la gotera", enfermedad del café provocada por hongos

Alternativas para frenar las patologías de uno de los productos insignia de Colombia

UNAL/DICYT Con una efectividad entre el 80 y 90 % en pruebas de laboratorio (in vitro), las nanopartículas de óxido de zinc abren nuevos caminos para el control de “la gotera”, enfermedad causada por el hongo Omphalia flavida que, al atacar los frutos en el cultivo de café, ocasiona la pérdida de hasta el 90 % de la producción.

 

La alta humedad y las temperaturas relativamente bajas hacen que este hongo prospere y produzca la enfermedad de “la gotera”, u “ojo de gallo” como se le conoce popularmente; el principal daño causado es la pérdida extrema de hojas, lo cual afecta el proceso de fotosíntesis y frena el crecimiento de la planta.

 

La bióloga Paola Andrea Arciniegas, magíster en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, recorrió varias zonas cafeteras de El Tambo, Caloto, La Sierra y Bolívar (Cauca) buscando alternativas para controlar las enfermedades de uno de los productos insignia de Colombia.

 

En estos sitios, sembrados con la variedad Castillo, tomó diferentes muestras de hojas que clasificó según el lugar de procedencia para determinar las variaciones que presentaba la enfermedad en cada lugar, ya que esta se ha catalogado como un problema regional y local más que nacional.

 

Según evaluaciones realizadas por el servicio de extensión de la Federación Nacional de Cafeteros y Cenicafé, en algunos departamentos de la cordillera Oriental y el Piedemonte Llanero, además de algunas zonas en Nariño y Cauca se han registrado altas incidencias y epidemias recurrentes.

 

Recorrer esos cuatro campos cafeteros le permitió alcanzar varios objetivos al volver al Laboratorio de Biología Molecular de la UNAL Sede Palmira. Primero un análisis morfológico, es decir, obtener esas características que permiten identificar un microorganismo, datos como el color, la forma, la textura, la velocidad de crecimiento y la forma de las estructuras reproductivas, entre otras.

 

Luego una caracterización molecular, la cual complementa la identificación preliminar e implica confirmar que el hongo con el cual se trabajará sea el correcto; después, medir la capacidad que tiene de producir la enfermedad.

 

“Se puede estar trabajando con ‘alguien’ de la familia, pero se deben confirmar los apellidos”, dice la investigadora Arciniegas y agrega que el encontrado puede ser un hongo Omphalia sp. y no Omphalia flavida, que es el que se va utilizar. Dicha identificación se hace mediante extracción de ADN.

 

Lo siguiente fue realizar pruebas para determinar cuáles muestras tomadas en las cuatro zonas tenían el hongo con mayor capacidad de producir la enfermedad, y probar en estos las nanopartículas de óxido de zinc.

 

Los microorganismos se introdujeron en hojas de café sanas y jóvenes, y en cerca de 15 días se identificaron las muestras en las que la necrosis (muerte) de la hoja se daba más rápido.


Allí se usaron los de mayor capacidad, en este caso las muestras de Caloto y La Sierra, para evaluar la acción de las partículas para controlar el hongo y ver si tienen lo que se conoce como “efecto antifúngico”.


Resultados con potencial


La magíster Arciniegas considera que la aplicabilidad de estos resultados se da en tres frentes principales. Uno es el económico, considerando que Colombia es un país de cultura cafetera y que hoy esta actividad agrícola genera estabilidad económica y social a muchas familias en el país, y específicamente en el Cauca, donde se calcula que 93.000 familias en 33 municipios cultivan 95.600 hectáreas de café.

 

Otro escenario es el social, ya que los caficultores serían los beneficiados directos, especialmente en el Cauca, y para los pequeños productores que cultivan menos de 5 hectáreas, ya que encontrar métodos alternativos para el manejo de cultivos es costoso, y al trabajar de la mano con ellos serán los primeros beneficiados con los resultados obtenidos.

 

Y el tercero es científico, pues los resultados obtenidos abren muchas posibilidades a futuras investigaciones en el área de la protección de cultivos para quienes estén interesados en este camino.


Con esto en mente, el objetivo a largo plazo de la investigadora es llegar a las pruebas en campo y establecer definitivamente que esta tecnología no es solo un medio alternativo para controlar enfermedades del café, sino que impactaría menos en el ambiente y en la salud que los fungicidas usados hoy.