Ciencias Sociales Panamá Panamá, Panamá, Jueves, 20 de noviembre de 2008 a las 16:23

Panamá lanza el Sistema Nacional de Investigación para promover el trabajo científico del país

Únicamente 16 investigadores se cuentan entre los primeros miembros del SNI, si bien sus áreas de trabajo son tan diversas como la biomedicina y la arqueología

Eva Aguilar/DICYT Hace casi cuarenta años que Richard Cooke, inglés de nacimiento y arqueólogo de profesión, realiza estudios de campo en Panamá. En 1972 decidió quedarse en el país y desde entonces han sido múltiples los trabajos en los que se ha visto involucrado, no sólo como investigador permanente del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), sino también como profesor universitario en dos centros académicos panameños y en varios proyectos respaldados por organismos gubernamentales.

 

De allí que cuando la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de Panamá (SENACYT) anunció que abría las convocatorias para escoger a los primeros miembros del Sistema Nacional de Investigación, Cooke no dudó en juntar sus créditos y enviarlos a concurso.

 

Aunque ahora confiesa que no está muy convencido de que se merezca el honor de haber entrado en la categoría de “investigador distinguido”, hoy el arqueólogo es parte del grupo de 16 investigadores –entre distinguidos y nacionales– que forman parte del recién estrenado Sistema Nacional de Investigación (SNI), un ente que tiene como objetivo promover el desarrollo y la calidad de la investigación en ciencia y tecnología en Panamá, mediante el reconocimiento de la labor que realizan científicos y las instituciones para las que estos trabajan. Este reconocimiento se realizará a través de incentivos que pueden consistir en distinciones o estímulos económicos, otorgados en función de la calidad, la producción, la trascendencia y el impacto de dicha labor.

 

Establecido legalmente en diciembre de 2007, el SNI fue lanzado de manera oficial en agosto de este año, cuando SENACYT hizo públicos los nombres de los científicos que cumplían con criterios de selección que incluían poseer el grado de doctorado, tener un cierto número de artículos publicados en revistas especializadas con índice de impacto y un horario de dedicación exclusiva a actividades investigación y desarrollo (I+D).

 

De acuerdo con información proporcionada por la Dirección de I+D de SENACYT, cada investigador miembro del SNI recibirá entre 900 y 2000 dólares mensuales durante dos años, periodo que podrá renovarse después de pasar un proceso de evaluación. Las ayudas estaban previstas para ser entregadas en el último trimestre del 2008, una vez que los contratos estuvieran listos.

 

“Considero que fue un deber”, dice Cooke sobre los motivos que le llevaron a participar en las convocatorias del SNI. Y agrega que las ayudas que reciba las utilizará para adelantar aspectos de su programa de investigaciones en arqueología ecológica. Cooke está especialmente interesado en preservar milenarios yacimientos arqueológicos encontrados en las islas del Pacífico panameño, peligrosamente ubicados en sitios de desarrollo turístico.

 

“Los centenares de sitios arqueológicos en estas islas no son tan sólo concheritos feos que estorban el progreso, sino repositorios de una gran variedad de información cultural, histórica, biológica y zoogeográfica. Estos antiguos asentamientos tienen que ser investigados con paciencia y seriedad”, señala Cooke. “Por otro lado, los arqueólogos nos topamos frecuentemente y por casualidad con algún sitio o grupo de datos que tienen el potencial de cambiar nuestra forma de pensar sobre algún tema o problema importante. Las ayudas del SNI me ayudarán a impulsar las investigaciones espontáneas de esta índole”.

 

Por su parte, José Eduardo Calzada, otro de los investigadores que estrena el SNI, cuenta que si bien vio en el sistema una oportunidad de contar con ayuda económica adicional para los proyectos de su laboratorio, sintió que aquello también era un reconocimiento a la labor de investigación que se realiza en Panamá.

 

“Dedicarse a la investigación requiere mucho sacrificio y esta profesión es muy poco reconocida en el país. Además los salarios son muy bajos si se comparan con los de otras profesiones”, señala Calzada, quien trabaja en el departamento de Parasitología del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios en Salud.

 

El investigador cuenta que la ayuda que provenga del SNI servirá para impulsar proyectos relacionados con el estudio de enfermedades parasitarias, principalmente de aquellas conocidas como “enfermedades olvidadas”, que aquejan a la población más pobre y vulnerable. Durante los últimos años, Calzada y su equipo se han enfocado en el diagnóstico y la epidemiología molecular de la malaria, enfermedad de Chagas, leishmaniasis y parásitos intestinales de importancia en la salud pública de Panamá.

 

Un proyecto de Estado que finalmente vio la luz

 

Si bien algunos países de América Latina, como México y Argentina, cuentan desde hace varias décadas con un sistema que distingue y ayuda a sus investigadores, no fue hasta 1997 que Panamá vio nacer a SENACYT como el organismo que tendría la función de promover el desarrollo científico del país. Y no ha sido hasta estos últimos años que el tema de ciencia, tecnología e investigación ocupó un lugar de alta prioridad en la política pública impulsada por el Estado.

 

Julio Escobar, Secretario Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, considera que la motivación y la iniciativa que se percibía en SENACYT en particular, y en el gobierno, en general, marcaron el momento preciso para el lanzamiento del SNI.

“Se hizo claro que el apoyo del [órgano] Ejecutivo y el [órgano] Legislativo era lo suficientemente fuerte como para hacerlo realidad en este periodo”, dice el Secretario.

 

Escobar señala, además, que si bien factores como la continuidad, la sostenibilidad y la transparencia con la que se manejen los procesos que afectan al SNI serán imprescindibles para asegurar el éxito del sistema, más importante aún será la credibilidad que el mismo proceso genere.

 

“En la credibilidad se incluye como uno de los grandes factores determinantes la calidad de las evaluaciones [para escoger a los miembros del SNI] y la determinación de los elegidos: si los investigadores que reciben incentivos muestran resultados importantes e inspiran, es probable que el gobierno y la sociedad continúen dando su respaldo”.

 

Por el momento, los investigadores están de acuerdo en que la creación del SNI era necesaria y aplauden la iniciativa.

 

“Este sistema es una actividad que se necesitaba en Panamá desde hacía mucho tiempo y que ha estado implementado en países donde la investigación científica tiene un papel relevante como motor de progreso y bienestar para sus ciudadanos”, señala Xavier Saez-Llorens, pediatra y jefe de Infectología del Hospital del Niño de Panamá y otro de los investigadores elegidos para formar parte del primer grupo del SNI. “Es una actividad de Estado y confío en que cada administración política respete la extraordinaria iniciativa”.