Recién nacidos con displasia broncopulmonar no están recibiendo el tratamiento adecuado
UN/DICYT En las unidades de recién nacidos esta patología es muy común y tiene una incidencia muy alta. Según las cifras halladas en el estudio, un 20 % de los bebés prematuros son diagnosticados con DBP, y en todo el mundo cerca del 1,5 por ciento de todos los recién nacidos desarrollan DBP durante su estancia hospitalaria. En Colombia, el Instituto Nacional de Salud (INS) reportó 679 casos entre 2016 y 2019.
Considerada como una enfermedad huérfana porque hasta el momento no tiene cura, en el país la patología es frecuente debido a que muchas mujeres no se hacen los controles prenatales adecuados durante el embarazo, generalmente porque no cuentan con los recursos suficientes para estos.
Según la terapeuta respiratoria Diana Carolina Zona Rubio, magíster en Ciencias - Farmacología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y quien revisó los estudios, “las condiciones de mala alimentación y la exposición al humo y al polvo en las viviendas aumentan las posibilidades de que el bebé desarrolle DPB al nacer”.
La investigadora revisó 414 estudios y ensayos clínicos previos siguiendo las directrices de la Colaboración Cochrane, organización que maneja la evidencia científica de todo el mundo, utilizada para tomar decisiones de salud.
Los diuréticos son medicamentos que se utilizan para eliminar electrolitos, minerales y agua del cuerpo, y son requeridos cuando los riñones de un paciente no pueden eliminarlos de forma adecuada, y también se utilizan como tratamiento alternativo para la DPB.
Su uso obedece a que la patología se presenta como un aumento de la permeabilidad de los vasos sanguíneos que llegan al pulmón, es decir que el pulmón tiene adentro más líquido del que debiera.
“Como el pulmón del bebé está tan inmaduro, los vasos sanguíneos tampoco están bien formados y eso ocasiona que sean más permeables y con los poros más abiertos, por lo que el líquido pasa directamente al pulmón, guardando más líquido del que se requiere y ocasionando problemas para el bebé”, señaló la investigadora.
La terapeuta explica que “la revisión sistemática de los estudios analizados podría demostrar que el beneficio de los diuréticos no es suficiente y no debería recomendarse ese manejo porque no está solucionando nada, y sí genera más inconvenientes. El medicamento solo ayudará a eliminar el líquido pero el problema estructural seguirá ahí y podría generar efectos diversos y bastante negativos para los bebés, como arritmias cardíacas o convulsiones”.
El problema radica en que los diuréticos –al eliminar agua y electrolitos necesarios para la nutrición y absorción de algunas vitaminas– producen deficiencia de electrolitos, la cual a su vez llevará a que “el bebé pueda desarrollar a futuro arritmias cardiacas, convulsiones, sordera, problemas de nutrición y crecimiento, y en algunos casos más específicos pérdida de calcio o cálculos renales”, resaltó la investigadora.
En los ensayos clínicos analizados, los cuales son escasos, a los recién nacidos se les tomaron pruebas de función pulmonar con un ventilador mecánico y equipos estandarizados para medir la función pulmonar inicial y la saturación de oxígeno. Si había dificultad para respirar le administraban los diuréticos y les volvían a medir la saturación, la dificultad para respirar y la función pulmonar en cuatro periodos: 1, 2, 4 y 24 horas.
La investigadora aseguró que “se evidenció mejoría solo por 1 o 2 horas, por lo que el diurético elimina el líquido, pero la permeabilidad sigue dejando filtrar líquidos, por lo que al bebé tendrían que suministrarle diuréticos todo el tiempo, lo cual le produciría otras complicaciones como arritmias cardíacas o convulsiones”.
La única recomendación que ha funcionado y tiene evidencia es la buena alimentación y el consumo de vitamina A, la cual promueve el crecimiento pulmonar. “La enfermedad solo va a mejorar si el pulmón crece y se desarrolla. No vale la pena el riesgo en comparación con el beneficio, que es muy poco”, destacó la terapeuta, quien recalcó la importancia de la prevención.
“Todas las mujeres embarazadas deben asistir a los controles, tener los cuidados adecuados de su estado para prevenir la enfermedad, y cuando el bebé nace es preciso realizar terapias de prevención como disminuir el oxígeno, evitar el riesgo de infecciones y alimentarlo con leche materna. Es muy importante, y aunque parece muy obvio, puede tener un gran impacto para la mamá y el bebé”, concluyó la investigadora.