“Se están investigando vacunas con material genético, lo que roza casi la ciencia ficción”
Cristina G. Pedraz/DICYT Las vacunas ayudan a hombres y animales a protegerse contra multitud de enfermedades infecciosas. Algunas, como las causadas por virus, tienen en las vacunas el único remedio eficaz. De la importancia de las vacunas para mejorar el sistema inmunitario y prevenir enfermedades potencialmente graves se habla estos días en las Jornadas sobre Vacunas y Vacunación organizadas por la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León, con la colaboración de Sanofi Pasteur MSD, y que tienen lugar en la Sede del Colegio Oficial de Veterinarios de León a partir de las 19 horas, con entrada libre. El catedrático del Departamento de Sanidad Animal de la Universidad de León Elías Rodríguez Ferri, experto en Microbiología e Inmunología, repasa en una entrevista a la Agencia DiCYT la actualidad en el mundo de la vacunación.
¿Cuáles son los objetivos de las Jornadas sobre Vacunas y Vacunación?
El propósito de estas Jornadas es actualizar conocimientos en relación con las vacunas en general, tanto en hombres como en animales. Trataremos fundamentalmente la preparación de vacunas, desarrollos nuevos que han irrumpido con fuerza o los conocimientos derivados de la Inmunología, la Microbiología, la Parasitología, la Biología Molecular o la Bioinformática, materias nuevas que están cambiando radicalmente la forma de preparar vacunas y abriendo expectativas que antes eran impensables. Las vacunas ahora mismo ya no se dirigen solo hacia la prevención o a la terapia, como sucede por ejemplo con la rabia, sino a otro tipo de problemas muy difíciles de combatir y que no tienen etiología infecciosa, como la alergia o los problemas de reproducción.
¿Cómo surge la iniciativa de las Jornadas?
La compañía que esponsoriza estas jornadas está preocupada por las academias sanitarias de Castilla y León, las dos de Medicina, la de Farmacia y la de Veterinaria y se trata, de alguna manera, de hacer llegar a los ciudadanos la inquietud del mundo científico en relación con nuevos métodos de elaboración de vacunas, producto al que esta empresa se dedica fundamentalmente. Hay un abanico extraordinario de vacunas que incluye tanto a los animales domésticos, en los que el propósito es prevenir enfermedades y hacer a los animales más productivos; como a los animales de compañía, a los que se da prácticamente el mismo tratamiento que al hombre en cuestión de vacunas. O lo que sucede con los animales salvajes, una parte en la que se está entrando actualmente con muchísimo interés, ya que en ellos está el origen de muchas enfermedades que pasan después a los animales domésticos y en último término al hombre.
¿En qué áreas está avanzando la comunidad científica en lo referido a las vacunas?
En los últimos años ya no solamente se buscan antígenos vacunales derivados directamente del agente atenuado, sino que se secuencia el gen que codifica para una proteína o un antígeno de interés, se expresa, se purifica y se utiliza en exclusiva. Ya no se utiliza al agente, sino a una parte de ese agente preparada de forma artificial. También se trabaja en aplicar la ingeniería genética para obtener mutantes que estén desprovistos de patogenicidad pero que sean estables. Lo que hace la ingeniería genética es o bien obtener mutantes estables mediante manipulación genética, o bien obtener esas partes pequeñísimas que son proteínas puras o incluso fracciones proteicas en las que reside exclusivamente la capacidad para inmunizar y da lugar a una inmunidad protectora. Es lo que se conoce como vacunas de subunidades que despues derivan en muchas direcciones. Si el péptido antigénico o el polisacárido inmunógeno es buen inmunógeno pero carece de suficiente tamaño, lo que se hace es conjugarlo con una proteína portadora que le da las propiedades de las que carece. Muchas vacunas humanas están preparadas así y lo mismo sucede en veterinaria.
Luego hay vacunas de última generación en las que se están explorando procedimientos nuevos. Por ejemplo se hacen plataformas artificiales que contienen el antígeno de interés y que están desprovistas totalmente de cualquier elemento de riesgo. Incluso no solo se vacuna con proteínas o con otros principios inmediatos como los polisacáridos, si no que se vacuna directamente con el material genético, lo que roza casi la ciencia ficción. Se vacuna con el gen para que se exprese con el propio organismo con el que se está vacunando y genere una inmunidad protectora.
¿Y en el ámbito concreto de las vacunas dirigidas a humanos?
En las vacunas dirigidas a humanos se están siguiendo caminos antes explorados en la medicina animal, fundamentalmente en la medicina de grandes poblaciones de animales como los que se encuentran en explotaciones de régimen intensivo por ejemplo cerdos, aves o conejos. Se trata de especies en las que resulta muy caro vacunar animal por animal y lo que se viene ensayando con éxito desde hace tiempo son vacunas de mucosas, un procedimiento que llega simultáneamente a gran cantidad de animales. Se administran en el agua de bebida o mediante nebulización de preparados que entran en contacto con la vía respiratoria o la conjuntiva del ojo, y ya se están aplicando en humanos en casos muy particulares, como la vacuna de la polio. Es un camino muy prometedor y muy eficaz, porque entre las mucosas constituyen la mayor superficie del organismo humano y de los animales que está en contacto directo con el exterior y si se protege se soluciona, en buena medida y de forma precoz, la posibilidad de desarrollar una infección que después se transforma en enfermedad.
En el caso de su grupo de investigación, ¿en qué áreas están trabajando?
Estamos trabajando en microorganismos respiratorios porcinos y desde hace tiempo investigamos preparados inmunizantes contra dos enfermedades específicas del cerdo: la enfermedad de Glässer, una enfermedad sistémica que afecta principalmente a animales después del destete y antes de entrar en la fase de cebo; y la pleuroneumonía porcina, que está producida por un agente muy semejante a otros que producen enfermedades en el hombre. Sobre todo trabajamos con proteínas de la membrana externa de estos agentes o bien con algunas de las toxinas que producen. Tenemos acreditados éxitos importantes en estas líneas e incluso se está trabajando en una posible patente conjunta con la Universidad de Calgary, en Canadá, y la Universidad de Passo Fundo, en Brasil.
¿Qué opinión le merecen las tendencias actuales a no vacunar que se están promoviendo desde algunos colectivos sociales?
Las vacunas han sido descritas como el acontecimiento científico más importante del siglo XX. Las vacunas han aportado grandes beneficios ya no solo al hombre, también a los animales, y tienen escasísimas contraindicaciones. Son las responsables además de la ganadería moderna: hoy se vacunan peces de cultivo, animales salvajes, animales domésticos, animales de compañía, y en el hombre las vacunas han resuelto enfermedades que han sido auténticas lacras sociales como la viruela, la difteria o la poliomielitis. Es difícil estar en contra de una herramienta tan útil para la humanidad como ésta.
Estamos en un periodo de calma respecto a crisis sanitarias causadas por virus como el de la gripe aviar. ¿Cómo se está la situación actualmente?
Creo que está estabilizada. La mejor defensa es la prevención y los sistemas de alerta mundiales están manteniendo la vigilancia para que ante cualquier novedad y en cualquier momento pueda ser controlada inmediatamente. Aunque uno nunca puede estar lo suficientemente tranquilo, porque como se ha demostrado en episodios como el de la E. coli registrado hace un par de años en Alemania, en cuestión de 24 horas se producen noticias alarmantes. Se conocen aproximadamente entre un 1 y un 5 por ciento de los patógenos para el hombre, y el grado de desconocimiento depende mucho de la disponibilidad de herramientas para poder conocerlos. Cada vez tenemos herramientas más sofisticadas tanto para la detección, la identificación y la caracterización de patógenos y detrás de ello está el desarrollo de medios para prevenirlo, controlarlos o erradicarlos, que es la máxima de cualquier profesional de la salud.