Salud España , Burgos, Martes, 03 de mayo de 2011 a las 18:03

Tratamientos contra drogadicciones conllevan efectos positivos en un plazo de seis meses

Un estudio sobre los programas psicosociales en Proyecto Hombre Burgos muestran avances en los pacientes aunque abandonen

Antonio Martín/DICYT Tratarse de una adicción a una substancia es una labor ardua. Se estima que un alcohólico o un cocainómano tarda hasta dos y tres años en superar los deseos que le llevan al consumo. Sin embargo, ahora también se sabe que los avances son más tempranos. Un estudio sobre la eficacia del programa de intervención psicosocial en drogodependencias de Proyecto Hombre Burgos ha permitido comprobar que los efectos positivos de estas atenciones se observan a los seis meses, aún cuando el paciente haya abandonado el tratamiento.

 

El trabajo de investigación corresponde a la tesis doctoral de Fernando Pérez del Río, responsable de Formación de los Terapeutas de Proyecto Hombre Burgos. La investigación evaluó a 76 pacientes ingresados en la comunidad terapéutica de esta organización. Se les había diagnosticado dependencia a sustancias. En la actualidad, las personas que acuden al centro en busca de ayuda presentan problemas mayoritariamente de alcoholismo o consumo de cocaína, aunque "se observa mucha variedad en el uso recreativo de drogas", recuerda a DiCYT Pérez del Río. Los participantes en el estudio tenían una edad media de entre 22 y 56 años. A todos se les facilitó un cuestionario al mes de su llegada al centro y a los seis meses del tratamiento.

 

"La tesis que queríamos demostrar es que a los seis meses, estas terapias presentaban utilidad a los pacientes", resalta Fernando Pérez del Río. El centro es muy ecléctico en la aplicación de terapias, y generalmente adopta los tratamientos "más receptivos por parte del paciente". En líneas generales, su trabajo se diferencia del de otras instituciones en una mayor presencia de la familia y del grupo en las sesiones en las que se quiere cambiar la conducta del toxicómano. "Por ejemplo, se les plantean ejercicios para que se pregunten cómo pueden reducir el consumo de la substancia, como, por ejemplo, si se deja de tener broncas con la mujer, se evita tener que visitar el bar para beber". Los programas ambulatorios, en los que el paciente no permanece las 24 horas en el centro, pueden llegar a prolongarse hasta tres años, "pero hemos observado que individuos que abandonan a los cuatro meses abandonan el programa llegan a  integrarse en la sociedad y trabajan normalmente, sin la situación previa".

 

Resultados

 

Los investigadores del departamento de I+D del centro burgalés de Proyecto Hombre han comprobado que a los seis meses, efectivamente, se dan cambios significativos en diferentes variables. La principal es el consumo. Los 76 encuestados no consumía ninguna droga excepto tabaco a los seis meses. El segundo es metodológico. "Centrar la terapia psicoeducativa no solo en la droga es una variable de éxito terapéutico", resalta el trabajo de investigación. Esto significa que cuando el usuario ingresa suele atribuir el problema a algo externo, la droga. Cuando transcurre la terapia, se va dando cuenta que no está solo la substancia, sino también la persona. Por lo tanto, los responsables de la investigación creen que centrarse solo en reducir o anular el consumo de la droga no es garantía de éxito terapéutico.

 

Además, los pacientes se ven, a los seis meses, más autoeficaces, "creen que pueden hacerlo". Pasan a ser menos contemplativos a ser más activos, están más motivados para alcanzar la meta. También aprenden a modificar el ambiente y a controlar los estímulos que se asocian a su problema adictivo, así como identifican situaciones que no tienen riesgo para la recaída. También pasan a confiar más en la familia y en los amigos sanos. Durante este periodo de tiempo, otro rasgo de la personalidad se pule. En relación con la agresividad, aprenden a defenderse del maltrato ajeno recibido y reevalúan los efectos que acarrea el consumo de drogas no solo en su cuerpo, sino en sus relaciones interpersonales, en sus amigos y familiares. Los encuestados, por último, afirman que a los seis meses favorecen más las relaciones de ayuda de su entorno más cercano para favorecer la recuperación.

 

Perfiles

 

El trabajo de investigación tuvo en cuenta dos grupos de pacientes bien diferenciados, los politoxicómanos que fundamentalmente consumen estimulantes como la cocaína y los alcohólicos. Entre los politoxicómanos, la experiencia de Proyecto Hombre Burgos muestra una edad media de casi 31 años que obtienen más dinero de actividades ilegales, compañeros o familia que los alcohólicos. Por ello, también acumula más problemas judiciales. Fernando Pérez del Río recuerda que el consumo de la cocaína ha sido considerado una epidemia en la primera década del siglo XXI. "Cuando empezó a remitir la de la heroína, en torno a 1992, empezó a crecer el consumo de cocaína en España, hasta alcanzar rango de epidemia entre 2003 y 2005. Ahora empieza a remitir", explica. El experto considera que este consumo está relacionado con la "explosión económica" de aquellos años centrales de la década.

 

El grupo que presenta problemas de alcoholismo presenta una edad media superior: casi 36 años. Entre estos hay más antecedentes en familiares (tíos o padres) y hay más tipos errantes que entre los cocainómanos, es decir, sin residencia fija. Este grupo ha consumido grandes cantidades de alcohol durante mucho tiempo en su vida, con una media de más de 9'5 años de consumo continuado. Los pacientes presentan mayores problemas psicológicos, como depresión severa o intentos de suicido.