Salud México , México, Mi茅rcoles, 14 de julio de 2010 a las 13:03

Un diente de leche puede salvar la vida

Utilizan c茅lulas madre dentales para la regeneraci贸n de tejidos

Agencia ID/DICYT Eduardo es paciente del Hospital Juárez en la ciudad de México, los cuatro quistes en la quijada que le destruyeron el hueso dieron pie a considerarlo candidato a un tratamiento que abre un nuevo ciclo en la medicina nacional: el uso de célula madre dental. El método empleado por los médicos mexicanos fue utilizar una célula madre dental de su muela del juicio, por lo que fue necesario extirparle la pieza y después reproducir tejidos en un laboratorio especializado. Tras 28 días del proceso de formación, el material obtenido de su propio molar le fue implantado en las cavidades que le dejo la protuberancia y en tres semanas se espera que su maxilar vuelva a la normalidad.

 

 

Al paciente se le extrajo la muela del juicio porque es una pieza dental “temporal” casi igual que los dientes de leche en los niños. Según explicó el doctor Carlos Liceaga Reyes especialista en máxilofacial en el Hospital Juárez, la pieza fue trasladada a la Facultad de Estomatología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), donde se le aplicó un proceso con el fin de expandir el material celular.

 

 

Allí se le extrajo la pulpa (nervio) de la pieza dental, comentó el doctor Raúl Rosales Ibáñez, de esta Universidad, el procedimiento consistió en partir al nervio en pedazos muy pequeños, después se colocó en cajas enriquecidas con un sustancia específica para que la célula comenzará a proliferar, y al paso de 28 días ya se tenían tres millones de nuevas células.

 

 

Este material regresó a la ciudad de México, al Hospital Juárez para la cirugía (realizada el pasado 5 de julio), las nuevas células se colocaron sobre colágenos que son como pedazos pequeños de algodón y éstos implantados en las cavidades que al paciente le habían provocado los quistes en la mandíbula.

 

 

Este fue el primer transplante de células madre dental que se realiza en México, y se llevó a cabo de manera conjunta entre la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y el Hospital Juárez. Al respecto, el doctor Liceaga Reyes comentó que se espera que entre cuatro a seis semanas Eduardo tenga el hueso normal de la quijada y regrese a su vida cotidiana.

 

 

De acuerdo con el especialista, en la medicina regenerativa entre más joven sea la célula, se reproducen con mayor eficacia y se regeneran de manera rápida un nuevo tejido u órgano. “Las células madre dentales tienen alto potencial de regeneración en cualquier tipo de tejido, músculo, hueso y pueden hacer la función de órgano o tejido”.

 

 

Auque las células madre se descubrieron en 1963 en ratones, fue hasta hace unos años se descubrió que el tejido vivo que se encuentra entre los dientes principalmente los de leche y muelas del juicio se reproducen de manera sencilla.

 

 

“Lo más importante en esta cirugía es que el tejido colocado provienen del mismo organismo del paciente, lo cual es un avance en la medicina regenerativa mexicana. Por otro lado, no existe el conflicto ético de que sea injerto de otra persona o animal. Son las mismas células del paciente y esto pone a México a la vanguardia, pues hasta la fecha la intervención sólo se había hecho como prueba en Estados Unidos”, detalló.

 

 

En la UASLP llevan tres años trabajando con células madres dentales de manera experimental no en humanos, de hecho han almacenado y congelado el material, y al revertir el proceso, las células madre mantiene sus características.

 

 

“Es recomendable que las mamás guarden los dientes de leche de sus hijos, porque contienen gran cantidad de células madre, y en un futuro de allí se podrán obtener diversos materiales para curar alguna enfermedad de la propia persona”, explicó el doctor Liceaga Reyes.

 

 

Los especialistas médicos recomiendan que una vez que al niño se le caiga el diente, se coloque en leche y se mande a un banco de dientes, donde se va extraer la célula madre, y una vez que se expanda hasta contar con tres millones de células, se congelan a casi 200 grados bajo cero y se guarda hasta el momento que sea necesario.