Alimentación España , Segovia, Viernes, 24 de julio de 2009 a las 16:04

Un estudio analiza la reproducci贸n de anfibios en las pozas segovianas

Los muestreos determinar谩n las especies existentes y su capacidad reproductiva

Laura Hernández/DICYT Con el fin de contribuir a la conservación de los anfibios, una de las especies animales más amenazadas por el cambio climático, David Martín, un biólogo segoviano, especialista en Educación Ambiental, ha puesto en marcha el proyecto Charcas, una de las cinco iniciativas de la provincia que ha recibido una de las becas de Medio Ambiente que concede cada año Caja Segovia.


Gracias a los 6.000 euros que recibirá de estas ayudas a la investigación, Martín podrá analizar durante un año las distintas especies de anfibios existentes en al menos 25 pozas con las que cuenta la comarca del Río Viejo, comprendida entre las localidades segovianas de Losana y Carrascal de la Cuesta.


Muchas de las pequeñas charcas del piedemonte están asociadas a las caceras que, desde la Edad Media, abastecían de agua a las poblaciones más cercanas a la sierra. Alrededor de estas antiguas conducciones de agua aparecieron las llamadas pozas, que fueron utilizadas durante años por los lugareños para echar a cocer el lino. Cuando esta práctica se extinguió, hacia 1950, estas pequeñas masas de agua, que no superan el metro de profundidad, fueron desapareciendo en muchos municipios al considerarse lugares insalubres.
Sin embargo, estas pozas contienen en su interior un importante ecosistema ya que, durante la época de lluvia, se llenan de agua, lo que permite la cría de diversas especies de anfibios. De hecho, en un estudio previo, David Martín pudo comprobar que en las 25 pozas que fueron objeto de su estudio conviven, al menos, cuatro especies de anfibios distintas: sapo de espuelas (Pelobates cultripes), el sapo corredor (Bufo calamita), la rana de San Antonio (Hyla arborea) y el sapo común (Bufo bufo).


Durante los próximos 12 meses David Martín llevará a cabo una rigurosa metodología para la elaboración de los muestreos que permitan determinar las especies existentes así como el número exacto de las mismas y su capacidad reproductiva. En un primer momento recogerá toda las informaciones que, sobre este tipo de ecosistemas, han aparecido en publicaciones para después, en un segundo paso, efectuar muestreos diurnos en las charcas con el fin de obtener datos sobre la presencia o ausencia de larvas, así como realizar un rastreo del medio terrestre circundante en busca de ejemplares adultos escondidos en refugios.
Durante las noches, generalmente en las lluviosas, Martín recorrerá los caminos de los alrededores para la localización de ejemplares adultos dentro y fuera del periodo reproductor. Además la metodología incluye la escucha de cantos.


Los fines que persigue David Martín con esta investigación no se quedan solo en el mero reconocimiento institucional de este tipo de ecosistemas, sino en un profundo trabajo de concienciación y educación ambiental de los habitantes de los municipios vecinos. Así, el biólogo segoviano espera poder liderar una futura campaña divulgativa a través de charlas y visitas a las charcas.

 

 

Lugares convertidos en microrreservas

Una vez demostrada la variedad de anfibios que habitan en estos frágiles ecosistemas, la propuesta del biólogo segoviano es convertir las pozas de la comarca del río Viejo en microrreservas. Éstos son lugares de pequeño tamaño que contienen hábitats raros o conforman el hábitat de poblaciones de especies de fauna o flora amenazadas, por lo que están especialmente vigilados. Sin embargo, se diferencian de los Espacios Naturales Protegidos en que su fin fundamental no es la protección, sino la obtención de una red de representación de la biodiversidad vegetal y animal. Además, la creación de microrreservas no requiere la realización de planes de ordenación de los recursos, pero sí permite la protección de espacios de pequeña dimensión que concentran poblaciones importantes de fauna y flora.


Además, los lugares que albergan microrreservas siempre han centrado la atención de los fondos europeos Life, dada su especial incidencia en la conservación del medio ambiente, por lo que éstas podrían utilizarse como un futuro reclamo de otros proyectos de desarrollo sostenible. “Si conseguimos que estas pozas se protejan podrían crearse auténticos corredores ecológicos”, explica Martín, entendiendo como tales aquellos destinados a conectar espacios con características o valores naturales comunes, uniendo entre sí las diferentes islas naturales y creando espacios de transición con otros ambientes opuestos.