Salud España , Valladolid, Lunes, 15 de junio de 2009 a las 18:35

Un estudio relacionará la masa muscular con la prevalencia de escaras en discapacitados físicos

Científicos del Centro de Investigación en Discapacidad Física (Cidif) crearán una base de datos de normalidad para comparar parámetros

Cristina G. Pedraz/DICYT El Centro de Investigación en Discapacidad Física (Cidif) de Valladolid relacionará la masa muscular con la prevalencia de úlceras por presión (escaras) en discapacitados físicos a través de un proyecto financiado por la Consejería de Sanidad. Según ha explicado a DiCYT Juan Azael Herrero, director del Cidif, el proyecto parte de la hipótesis de que entre los factores de riesgo de padecer úlceras por presión se encuentra la cantidad y las características de la masa muscular, una consideración que no consta en la literatura científica.

 

Así, las diferentes publicaciones se hacen eco de la importancia de la nutrición e hidratación, el reposicionamiento del paciente o los almohadillados. Sin embargo, dado que los lesionados medulares llegan a perder hasta el 46 por ciento de su masa muscular en las primeras seis semanas tras la lesión, Juan Azael Herrero asegura que esta atrofia muscular puede estar relacionada con la posibilidad de padecer una úlcera por presión. “Cuanto más músculo se tenga, mayor amortiguación fisiológica habrá”, apunta el director del Centro, quien ha recordado que los músculos pueden activarse mediante electroestimulación, un tratamiento preventivo que podría ser efectivo en caso de confirmarse las hipótesis.

 

El estudio consta de varias fases. En un primer momento, se creará una base de datos de normalidad de la arquitectura muscular con personas sanas. Teniendo en cuenta que el pico de masa muscular se logra entre los 20 y los 25 años en condiciones normales, se contará con la colaboración de un centenar estudiantes de ambos sexos de la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Posteriormente, se valorará la masa muscular de personas con diferentes discapacidades y se realizará un cuestionario sobre la aparición o no de escaras y el nivel de actividad física.

 

En el proyecto participarán todos los lesionados medulares socios de Aspaym Castilla y León que, tras ser informados de los riegos y beneficios del estudio, se presten de forma voluntaria. También se pedirá colaboración al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, con el objetivo “de aumentar el tamaño de la muestra” y lograr extraer conclusiones de una forma más fiable y rigurosa.

 

Grosor, longitud y ángulo de los músculos

 

Tal y como ha detallado Juan Azael Herrero, la valoración de la arquitectura muscular se hará con un ecógrafo portátil y se registrarán como variables el grosor muscular, el ángulo y la longitud de los fascículos musculares. Los datos se tratarán estadísticamente con un programa informático, para posteriormente llevar a cabo los contrastes de hipótesis pertinentes. También se usará la estimación de parámetros para el cálculo de intervalos de confianza que permitan clasificar a cada paciente con los datos de normalidad observados.

 

Finalmente, si se demuestra la relación entre masa muscular y aparición de escaras, sería decisiva la prevención de la atrofia. En este sentido, el Cidif trabaja desde sus inicios en la electroestimulación; un tratamiento relativamente barato y muy factible en la mayoría de centros de rehabilitación que puede llegar incluso a ser autoaplicado por el propio paciente en su domicilio.

 

Úlceras por presión
Las úlceras por presión, úlceras por decúbito o escaras son lesiones causadas por una fuerza constante que presiona y corta los tejidos blandos, interrumpiendo su irrigación sanguínea y limitando el aporte de oxígeno a estos tejidos y a los músculos. La presencia de escaras es un factor de mortalidad prematura y se ha reflejado una prevalencia de hasta 38 por ciento en Estados Unidos y 18 por ciento en Europa. En el caso de lesionados medulares, las úlceras por presión son la complicación más común y la segunda causa de rehospitalización de este colectivo. En los Estados Unidos, el tratamiento de una úlcera por presión ronda los 70.000 dólares, y el coste estimado que estos tratamientos suponen al estado es de 11 billones de dólares al año.