Ciencias Sociales España , Salamanca, Miércoles, 20 de octubre de 2010 a las 18:31

Un nuevo intento de llegar a lo más alto

La Organización Salmantina de la Astronáutica y el Espacio (OSAE) trata de mandar una sonda a 30 kilómetros de altura y tomar registros ambientales, así como fotos y vídeos

JPA/DICYT Después de realizar varias aproximaciones, el gran día falló la tecnología. La Organización Salmantina de la Astronáutica y el Espacio (OSAE) tiene en marcha un proyecto cuyo objetivo es lanzar una sonda a la estratosfera para tomar fotografías y vídeos, así como registros ambientales desde unos 30 kilómetros de altura, lo que ya se conoce como la estratosfera. Por el momento, este grupo de aficionados a la Astronáutica y a la Astronomía ya ha realizado varios ensayos hasta 13 kilómetros y la última vez, cuando por fin, pretendían alcanzar la máxima altura, pero se perdió el GPS que incorpora la sonda, con lo cual, en próximas fechas volverán a repetir el intento.

 

Las sondas que utilizan están formadas por uno o varios globos de helio que portan un microprocesador que manda los registros ambientales y las cámaras que posteriormente son recuperadas en tierra, pero la última vez se perdió la conexión con el GPS. Óscar Martín Mesonero, presidente de OSAE, ha explicado a DiCYT que desde hace meses los miembros del grupo vienen realizando lanzamientos de prueba dentro de este proyecto, que han denominado SES (Sonda Estratosférica Salmantina). Los más importantes han alcanzado una altura de 13 kilómetros. Se trata de lanzar "dos pequeños globos amarillos con helio que llevan un microprocesador que manda señales con los registros de temperatura, humedad, presión o altitud, por ejemplo", comenta.

Un aislante térmico impide que las cámaras se congelen, puesto que en esta altura la temperatura puede llegar a los 50 grados centígrados bajo cero. "Llega un momento en que el globo explota, entonces cae la carga y un sistema detecta que se ha producido una caída descontrolada de más de 100 metros, momento en el que salta un pequeño paracaídas", señala Óscar Martín. Esto permite que las cámaras regresen al suelo en perfectas condiciones y con unas imágenes espectaculares del ascenso y el descenso, aunque en algunas ocasiones "hemos tenido que recuperarlas hasta a 80 kilómetros de distancia desde el punto en el que fueron lanzadas", indica, de manera que en el equipo también se incluye un GPS que permite su localización.

Todo el material es diseñado por este conjunto de aficionados que comenzó por lanzar pequeños cohetes a unos 500 ó 1.000 metros y que dentro de pocos días espera llegar más alto que nunca. "A los 30 kilómetros de altura se verá el espacio exterior, estamos en un 96% de altura de la zona que cubre nuestra atmósfera", apunta Óscar Martín.