Alimentación España , Valladolid, Miércoles, 25 de noviembre de 2015 a las 14:53

Una spin-off de la UVa lleva al mercado nuevos materiales celulares y bioplásticos

CellMat Technologies, surgida en el seno del Grupo de Investigación Física y Química de los Sólidos, ha desarrollado materiales con aplicaciones submarinas, entre otros

UVA/DICYT La spin-off de la Universidad de Valladolid (UVa) CellMat Technologies es un interesante caso de éxito de transferencia de conocimiento entre la Universidad y la Empresa. Hace más de 25 años, de la mano del catedrático José Antonio de Saja, el Grupo de Investigación Física y Química de los Sólidos inició su andadura en la obtención, caracterización y estudio de diferentes materiales avanzados a partir de polímeros con interesantes aplicaciones en diversos sectores tecnológicos.

 

Fruto de este trabajo surgió hace quince años el Laboratorio de Materiales Celulares (CellMat) de la UVa, fundado por el profesor de Saja y por el también catedrático Miguel Ángel Rodríguez Pérez, cuyas investigaciones se han materializado en más de 150 publicaciones, 11 patentes y en multitud de contratos con empresas, algunas de las cuales han integrado en sus productos y/o comercializado los nuevos materiales desarrollados.

 

Nuevos paneles para el sector de la construcción, recubrimientos porosos para cables eléctricos, nuevos procesos para la fabricación de tuberías de plástico, bandejas biodegradables para el envasado de alimentos o plásticos ignífugos mediante el uso de nanopartículas han sido algunos de sus desarrollos en estos años.

 

Sin embargo, esta transferencia, a la que muchos apuntan como clave para mejorar la competitividad de las empresas, para valorizar el conocimiento que tiene su germen en las universidades, para generar nuevas e innovadoras oportunidades de negocio o para crear empleo, es en ocasiones complicada de alcanzar. Los tiempos que plantean las empresas no siempre se corresponden con los que manejan los investigadores universitarios, quienes compaginan estas actividades con la docencia, la investigación y la difusión.

 

Por ello, hace tres años, en 2012, el Laboratorio CellMat de la UVa decidió dar un paso más en su apuesta por la transferencia, creando una spin-off con el apoyo del Parque Científico Universidad de Valladolid (PCUVa). La empresa, denominada CellMat Technologies, se ubica en el Centro de Transferencia de Tecnologías Aplicadas (CTTA) del Parque Científico, en el Campus Miguel Delibes, y cuenta hoy con dos doctores de la UVa contratados y previsión de seguir creciendo.

 

Según sus promotores, CellMat Technologies pretende convertirse en el socio de referencia para la implantación de tecnologías que tengan que ver con los materiales celulares y con los bioplásticos. Pero detrás de este objetivo principal afloran otros propósitos que tienen que ver con dos problemas comunes en la investigación en España.

 

“Uno de ellos es la retención del talento. Es muy habitual que en los grupos de investigación haya jóvenes punteros que, una vez adquieren el título de doctor, terminen saliendo del ámbito científico nacional por la falta de oportunidades. Muchos se van a otros países y con ellos se pierde talento y se escapa una parte del conocimiento desarrollado. Por ello, una de nuestras principales motivaciones a la hora de crear la empresa fue generar una estructura capaz de para retener talento y conocimiento", subraya Miguel Ángel Rodríguez Pérez.

 

El otro es la dificultad para encajar la transferencia con la actividad universitaria. “La propia estructura administrativa de la universidad, el hecho de que muchas actividades de transferencia no se pueden publicar, el esfuerzo que requiere para los profesores, la necesidad de personal con experiencia y con una buena formación capaz de seguir el ritmo de la innovación…. Son algunos problemas que tratamos de paliar con la spin-off. Por ejemplo, una cosa es definir un nuevo concepto, desarrollar un nuevo material y obtenerlo a escala de laboratorio, que es algo que puede realizar un investigador con sus doctorandos dentro de la actividad universitaria; y otra es pasar, para este desarrollo, a la escala de planta piloto o a la escala industrial y aplicarlo a diversos sectores, en los que cada aplicación es un desarrollo en sí mismo y requiere de nuevo de personal cualificado y especializado. Esta actividad es más compleja de llevar a cabo en los grupos de investigación universitarios", señala.

 

Dos líneas de negocio

 

Al constituirse la empresa, en 2012, adquirió licencias a la Universidad del Valladolid para poder utilizar el conocimiento generado por el Laboratorio CellMat que más aplicaciones podría tener a nivel industrial. Así, se generaron dos líneas de negocio: una centrada en los materiales celulares poliméricos y otra entorno a los bioplásticos. Respecto a la primera, los materiales celulares poliméricos, también conocidos como espumas, están constituidos por un esqueleto sólido polimérico y una estructura porosa y son claves en toda la tecnología actual. A día de hoy, suponen cerca del 50 por ciento del volumen de plástico transformado en el mundo y se utilizan en la totalidad de los sectores industriales.

 

En cuanto a los bioplásticos, son una nueva generación de materiales capaces de reducir significativamente el impacto ambiental en términos de consumo de energía y generación de residuos después de su utilización. Hoy en día este sector crece en torno a un 15 por ciento anual, y se estima que este aumento se acentuará en los próximos años debido a las mejoras logradas en las propiedades de los materiales, a una reducción de su coste y a las presiones medioambientales y legislativas.

 

En estos tres años, la spin-off ha desarrollado diversos proyectos en relación a ambas líneas de negocio. Aunque muchos de estos trabajos son confidenciales, algunos se han centrado en el desarrollo de materiales con aplicaciones submarinas, materiales de elevada rigidez y bajo y peso y espumas poliméricas para aplicaciones de absorción de energía en impactos.

 

Según Miguel Ángel Rodríguez Pérez, el balance de este tiempo es positivo. “El nivel de actividad ha crecido significativamente, tenemos en el equipo a personas muy cualificadas desarrollando su carrera profesional, hemos llevado a la industria conocimiento que de otra manera se hubiera perdido y hemos accedido a clientes muy importantes, en general con buenos resultados, y tenemos un buen margen para crecer", destaca.

 

Próximos pasos

 

De cara al futuro, la spin-off no descarta crear una línea de producción propia si encuentra un nicho de mercado apropiado. “Nuestro principal objetivo es ser identificados como un socio estratégico para implantación en ambientes industriales de tecnologías que tenga que ver con materiales celulares o bioplásticos, si bien en el caso de que los desarrollos internos den lugar a un producto de valor añadido asociado a un nicho de mercado no descartamos poder fabricarlo y comercializarlo", avanza Rodríguez.

 

Otro de los objetivos a medio plazo es que la empresa se pueda convertir en una escuela para la formación de emprendedores, “demostrando a la comunidad que nos rodea y a nuestros estudiantes que lo que se desarrolla con la actividad investigadora puede convertirse en una idea de negocio", concluye.