Vinculan el dolor crónico a los trastornos psiquiátricos
USAL/DICYT La Universidad de Salamanca acogió la entrega de la XX edición del ‘Premio a la Investigación en Dolor’ que celebra anualmente la Cátedra Extraordinaria del Dolor de la Fundación Grünenthal y esta institución para reconocer e impulsar los proyectos más novedosos sobre el conocimiento del dolor en el ámbito epidemiológico, experimental, farmacológico y clínico.
El dolor crónico actualmente se considera un factor de riesgo para sufrir trastornos emocionales, principalmente trastornos relacionados con el estrés como la ansiedad y la depresión. Sin embargo, son poco conocidos los cambios neuroplásticos que ocurren en el cerebro durante el desarrollo del dolor crónico. El grupo de investigación en Neuropsicofarmacología y Psicobiología de la Universidad de Cádiz-INiBICA y pertenecientes al CIBER de Salud Mental (CIBERSAM), cuya investigadora principal es la Dra. Esther Berrocoso, ha profundizado en los mecanismos neurobiológicos que están asociados al dolor.
Su trabajo “Chemogenetic Silencing of the Locus Coeruleus–Basolateral Amygdala Pathway Abolishes Pain-Induced Anxiety and Enhanced Aversive Learning in Rats”, publicado en la prestigiosa revista Biological Psychiatry, que ha recibido el premio en la categoría de Investigación Básica, demuestra que la inhibición de las neuronas del locus coeruleus(LC) que se proyectan a la amígdala basolateral (BLA) alivia la ansiedad derivada del dolor crónico.
“Estos hallazgos demuestran que la información nociceptiva y cognitivo-emocional se procesan de manera independiente, reforzando la teoría de que hoy día se debe tratar a cada paciente de forma personalizada, y eso incluye el ámbito sensorial, el emocional y el cognitivo”, ha señalado la Dra Esther Berrocoso, responsable del proyecto y autora de correspondencia de la publicación.
Por este motivo, “estos datos nos acercan a conocer mejor el problema, mejorar el diagnóstico y tratamientos existentes, así como al desarrollo de nuevas dianas terapéuticas con fármacos betabloqueantes”.
Empate en la categoría de investigación clínica
Este año el premio de la categoría de Investigación Clínica ha recaído en dos trabajos: “Deficient Inhibitory Endogenous Pain Modulation Correlates With Periaqueductal Gray Matter Metabolites During Chronic Whiplash Injury”, del doctor Diego Serrano; y “Results of the Use of a Simulator for Training in Anesthesia and Regional Analgesia Guided by Ultrasound”, del profesor Jorge Muriel-Fernández.
El trabajo del Dr. Serrano, profesor en la Facultad de Fisioterapia y Enfermería de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha, evidencia que los pacientes con latigazo cervical crónico presentan una disminución en la capacidad endógena de modular su dolor, es decir, pierden la capacidad de inhibir su dolor. Además, han observado cambios en ciertos metabolitos cerebrales en los centros que procesan el dolor.
Todavía se desconoce el motivo por el cual algunas personas desarrollan dolor crónico después de sufrir un esguince cervical, no obstante, se conocen ciertos factores que son determinantes, como por ejemplo, las estrategias de afrontamiento de la lesión. “Se ha demostrado en estudios previos que los altos valores de catastrofismo y las expectativas negativas de recuperación son factores que influyen en la rehabilitación del paciente” asegura el premiado.
Aunque es pronto para trasladar estos resultados a la práctica clínica, el experto asegura que son el punto de partida para investigar más sobre los mecanismos patofisiológicos que están involucrados en el desarrollo de dolor crónico, y mejorar su tratamiento, ya que al ser muy incapacitante afecta enormemente la calidad de vida de los pacientes.
Por su parte, el prof. Muriel-Fernández, de la Universidad de Salamanca, demuestra con su investigación que la simulación computacional en el campo del dolor presenta múltiples ventajas respecto a técnicas educativas más tradicionales: reduce el tiempo de aprendizaje, reproduce escenarios artificiales que serían imposibles en un contexto real, prepara ante situaciones de crisis, proporciona un ambiente protegido de coordinación de equipos y permite recibir feed-back del profesor.
Por ello, según el propio premiado, “es necesaria la introducción de las modalidades de simulación en un plan de estudios en tratamiento del dolor que incluya la participación de un grupo multidisciplinario constituido por médicos, personal sanitario, educadores, ingenieros informáticos y alumnos”.
Fomentar la investigación
Cada categoría otorga una dotación económica de 2.000 euros para que puedan continuar con sus labores investigadoras. Los ganadores coinciden en que los próximos pasos radican en profundizar en las conclusiones extraídas con el objetivo de desarrollar terapias que eviten y/o frenen la cronificación del dolor y sus comorbilidades asociadas.
“Este tipo de iniciativas nos parecen importantes como reconocimiento a la dedicación y esfuerzo que se requiere para llegar a obtener unos resultados consistentes que culminen en una publicación de alto impacto. Además de incentivar la visibilidad de la investigación en la sociedad”, ha concluido la doctora Berrocoso.