Salud España , Valladolid, Miércoles, 10 de febrero de 2010 a las 16:17

Una nueva spin-off comercializará materiales biomédicos avanzados

El Grupo Bioforge de la Universidad de Valladolid trasladará al mercado los resultados de diez años de investigación en implantables y sistemas bioactivos

Cristina G. Pedraz/DICYT El Grupo de Investigación Reconocido (GIR) Bioforge de la Universidad de Valladolid trasladará al mercado los resultados de su trabajo pionero sobre materiales avanzados dirigidos al sector biomédico y nanodispositivos. José Carlos Rodríguez-Cabello, profesor del Departamento de Física de la Materia Condensada y responsable del Bioforge, ha señalado que la tecnología generada en la última década por el equipo de investigadores, materializada en una serie de patentes, ha sido evaluada por expertos que han puesto de manifiesto su potencial comercial.

 

En base a estos informes han desarrollado un proyecto empresarial que se ha hecho merecedor de uno de los premios del concurso Campus Emprende, que se enmarca en el Proyecto de Transferencia de Conocimiento-Universidad Empresa (T-CUE). Tal y como precisa Rodríguez-Cabello, la nueva spin-off se constituirá próximamente y contará con dos líneas de negocio iniciales. “La primera es el desarrollo de sistemas bioactivos para interaccionar con célula viva, cuyo mercado es el laboratorio de investigación. Creemos que esta línea llegará al mercado primero, porque partimos con la ventaja de que no es un sector tan regulado como el de los implantes médicos”, puntualiza.

 

No obstante, la línea de negocio más importante se centrará “en los sistemas implantables con técnicas de cirugía mínimamente invasiva”. El grupo trabaja en el diseño de materiales que se comportan como líquidos a temperatura ambiente pero que, al ser implantados, se convierten en sólidos. “La idea es utilizar esos materiales como transporte de células o de bioactividad específica, con el fin de reparar una zona que ha sufrido una lesión. Hemos iniciado aplicaciones muy interesantes pero especialmente complicadas, como la regeneración de cartílagos o de hueso, y apuntamos en un futuro a la regeneración del tejido nervioso y cardiovascular, que son las áreas en las que más nos gusta movernos”, detalla el investigador.

 

Por otro lado, existe una vía de negocio basada en los tratamientos superficiales para implantes comunes, donde se intenta convertir el implante tradicional construido con un material convencional en un implante bioactivo con los materiales que desarrollan. Finalmente, el Bioforge centra su labor en la creación de modernos sistemas de dosificación de fármacos o de genes para terapias génicas e intracelulares, como por ejemplo “nuevas formas de dosificación de antitumorales”.


El grupo Bioforge está formado por cerca de una veintena de investigadores de diversos departamentos de la Universidad de Valladolid. “Somos un equipo multidisciplinar. Tenemos biólogos, químicos, físicos o farmacéuticos, y luego un número fluctuante de estudiantes, visitantes, profesores y estudiantes del extranjero”, detalla su responsable. El objetivo es combinar los nuevos avances en nanotecnología y biotecnología para crear materiales sofisticados que cuenten con mejores prestaciones y sean medioambientalmente “limpios”.

 

Nanosensores

 

 

 

El grupo de investigación trabaja en una línea novedosa a nivel mundial, como es el desarrollo de nanosensores que permiten determinar el estado de células y de algunos compartimentos específicos de las mismas. De esta forma, se puede comprobar la eficacia de tratamientos o detectar situaciones metabólicas especiales en las células, como tumores o hipoxia (cuando las células de un tejido no reciben adecuadamente el oxígeno).


José Carlos Rodríguez-Cabello detalla las características de estos nanosensores. “Un sensor que tiene que determinar o monitorizar el estado de una célula o de un orgánulo sin perturbarlo tiene que ser primero muy pequeño”. El objetivo es que el nanosensor permita estudiar las células o los tratamientos que le aplican “en tiempo real y sin que él mismo altere o dañe a la célula”. Para llevar a cabo este desarrollo, los científicos han imitado algunos comportamientos observados “en moléculas naturales que aparecen en los seres vivos con ese tipo de característica” y los han incorporado a sus materiales.