Ciencia ciudadana para mapear riesgos ambientales y prevenir sus impactos
AGENCIA FAPESP/DICYT – Brasil registró durante este comienzo de 2022 una serie de desastres ambientales en varios estados. Estos eventos van desde lluvias intensas, con inundaciones y deslaves o deslizamientos de tierra y muertes en Minas Gerais, Bahía, Río de Janeiro y São Paulo, hasta sequías drásticas, como en Río Grande do Sul. Pero tan solo el 6,1 % de los 5.568 municipios cuenta con algún tipo de plan orientado hacia la reducción de riesgos y de impactos de esos desastres, según la Investigación de Informaciones Básicas Municipales, del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Un estudio publicado en la revista Disaster Prevention and Management puede contribuir para la implementación de programas futuros de prevención de estos tipos de amenazas. En dicho trabajo, que contó con el apoyo de la FAPESP, los investigadores desarrollaron una metodología de mapeo de riesgos, con la participación de habitantes, principalmente jóvenes, para prevenir los efectos de inundaciones, anegamientos, deslizamientos y lluvias intensas.
El objetivo del estudio consistió en diseñar un mapeo participativo con estudiantes de la enseñanza media para que sus propuestas se contemplasen en la agenda de reducción de riesgos de desastres. Participaron 22 alumnos del municipio de São Luiz do Paraitinga (en el estado de São Paulo) inscritos entre 2019 y 2021 en la escuela estadual Monsenhor Ignácio Gioia. También tomó parte el Programa de Posgrado en Desastres Naturales de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) en colaboración con el Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden).
La ciudad, un importante destino turístico de la región de Vale do Paraíba, fundamentalmente a causa de su centro histórico, que es Patrimonio Cultural Nacional, y por sus fiestas tradicionales, fue parcialmente destruida por una inundación en el año 2010. En ese momento, el nivel del agua llegó a los 12 metros de altura en algunos lugares del municipio. Tras el proceso de reconstrucción, se concretaron una serie de inversiones, aparte de la extracción de sedimentos del río y de obras de contención de laderas.
“El tercer escalón de la iglesia catedral era considerado hasta entonces el límite hasta donde llegaban las aguas por la crecida del río Paraitinga. Durante el Año Nuevo de 2010, la inundación cubrió la iglesia y derribó casonas históricas. Pese a la destrucción, no hubo muertos, en parte merced al trabajo de practicantes de rafting que vivían en la ciudad, que pasaron la madrugada realizando más de 400 rescates antes de que los organismos de emergencia llegasen al lugar. Esto muestra la importancia de la participación de la población”, dice o sociólogo Victor Marchezini, investigador del Cemaden y orientador del trabajo.
Marchezini afirma que, tras su doctorado realizado inmediatamente después de la inundación, cuando analizó los obstáculos y los desafíos de la participación local durante el proceso de recuperación de la ciudad, detectó la necesidad de crear metodologías tendientes a comprometer a los habitantes en las acciones de prevención.
“De no existir este tipo de implicación, las respuestas a los desastres terminan improvisándose, pues la gente no está preparada. Hicimos de São Luiz do Paraitinga un laboratorio vivo para pensar acciones de prevención”, añade el investigador.
En Brasil, al menos 8,3 millones de habitantes de 872 municipios viven en áreas consideradas de riesgo, de acuerdo con el IBGE (Censo de 2010). Pese a la Política Nacional de Protección y Defensa Civil, que prevé la participación de la sociedad en acciones de preparación, mitigación y recuperación orientadas hacia la defensa civil, la legislación no crea los mecanismos tendientes a incentivar ese compromiso. En el país, tan solo el 6,8 por ciento de los municipios posee núcleos comunitarios de protección y defensa civil, de acuerdo con la investigación del IBGE.
Paso a paso
Los alumnos que tomaron parte en la investigación accedieron a una capacitación y realizaron un mapeo mediante el empleo de fotos de São Luiz del Paraitinga tomadas por drones para detectar áreas propensas a padecer inundaciones y deslizamientos de tierra.
Se estimuló a los estudiantes a detectar grupos sociales que podrían estar más expuestos a esos riesgos. Encontraron la propia escuela estadual de enseñanza media, por ejemplo, una unidad de educación fundamental y un hogar de ancianos en lugares vulnerables. Con base en el relevamiento, trazaron en el mapa de la ciudad las zonas inundables y de riesgo, valiéndose también de información referente a áreas afectadas por la inundación en 2010.
“Esos jóvenes que participaron en el mapeo eran niños en aquel entonces y no recordaban diversos aspectos relacionados con la inundación. Buscamos herramientas también para hacer que una generación aprenda con la otra”, explica Marchezini.
Con base en el mapeo, los alumnos realizaron un ejercicio para planificar rutas de fuga en caso de que ocurran nuevos desastres. Luego se dividieron en cinco grupos, y cada uno de estos tuvo que proponer y planificar medidas de reducción de riesgos de desastres, lo que incluyó una previsión presupuestaria.
Para aportar recomendaciones y sugerencias, se compartieron las propuestas de los grupos con Defensa Civil local y con la organización no gubernamental Akarui, que desarrolla proyectos con énfasis en la participación comunitaria en São Luiz del Paraitinga.
El trabajo con los alumnos estuvo a cargo del profesor de la escuela estadual Daniel Messias dos Santos, uno de los firmantes del artículo junto al primer autor, el doctorando Miguel Angel Trejo-Rangel, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).
Entre las acciones que los estudiantes sugirieron se encontraban la creación de un comité de comunicación en municipios de la cuenca hidrográfica del Paraitinga, que también incluye al municipio de Cunha, la concreción de una planificación territorial tendiente a evitar las construcciones en áreas de riesgo, la creación de una aplicación para comunicar acciones de respuesta y un plan de preparación orientado hacia los habitantes.
Los resultados se dieron a conocer en un evento realizado en octubre del año pasado que contó con la participación de alumnos junto a representantes de la alcaldía, de Defensa Civil y de organismos implicados en el área (vea el vídeo aquí). En la ocasión, la alcaldesa, Ana Lúcia Bilard Sicherle, quien también ocupaba el cargo durante el año de la inundación, se refirió de la importancia de la fiscalización para evitar que áreas de riesgo vuelvan a ser ocupadas. “Actualmente contamos con un equipo de Defensa Civil más fuerte, aparte de una mayor cantidad de mecanismos de monitoreo”, afirmó.
Ahora, la metodología desarrollada por el grupo de investigadores se incluirá en el programa Cemaden Educación, cuyo objetivo consiste en llevar a las escuelas información y proyectos orientados hacia el desarrollo de una cultura de percepción de riesgos de desastres. Este programa ha sido reconocido como una práctica inspiradora por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés).