Alimentación Colombia , Chocó, Miércoles, 25 de febrero de 2009 a las 17:19

Científicos podrían haber descubierto un “arca de Noé” cargada de anfibios nuevos para la ciencia

Una expedición de tres semanas en las selvas del norte de Colombia confirma que un bosque en buen estado es fundamental para la supervivencia de especies vulnerables

Eva Aguilar/DICYT Las noticias que llegan de algunos países tropicales son bastante pesimistas: especies de ranas que no se han vuelto a ver en años devastadas por hongos patógenos y salamandras que desaparecen, aparentemente sofocadas por el aumento de la temperatura. En medio de tanta información apocalíptica, un grupo de investigadores anunció a principios del mes de febrero que en las selvas colombianas existe un paraíso en el que no sólo han podido observar cientos de especies de pájaros, reptiles, mamíferos y anfibios en buen estado, sino que de estos últimos, aparentemente una decena son nuevos para la ciencia.

 

El hallazgo ocurrió en la vertiente oriental del cerro Tacarcuna, región del Departamento del Chocó en Colombia, en un área muy cercana a la frontera con Panamá. La expedición se llevó a cabo entre el 23 de noviembre y el 13 de diciembre de 2008 y en ella participaron herpetólogos de la delegación de Conservación Internacional en Colombia y un ornitólogo de la institución Ecotrópico. Los investigadores recibieron la ayuda de la comunidad indígena emberá de Eyakera.

 

Durante las tres semanas que duró la expedición, los científicos identificaron aproximadamente 60 especies de anfibios, 20 reptiles y 120 de especies de pájaros, muchos de ellos exclusivos de la zona.

 

De los anfibios encontrados, los científicos están prácticamente seguros de que 10 de ellos no han sido identificados aún como especies. Este hallazgo se compone de tres ranas de cristal -llamadas así porque es posible ver sus órganos internos a través de su piel transparente-, tres ranas venenosas de la familia Dendrobatidae, una rana arlequín y dos ranas de lluvia del género Pristimantis, además de una salamandra del género Bolitoglossa.

 

José Vicente Rodríguez Mahecha, director científico de Conservación Internacional-Colombia, explicó a DiCYT que lo que les hace pensar casi con toda seguridad que estos anfibios son nuevos para la ciencia es que esta es la conclusión a la que han llegado los participantes de la expedición, científicos con experiencia y con un profundo conocimiento de la región. Además de que los hallazgos han sido consultados con investigadores de otras instituciones científicas que realizan sus investigaciones en el área.

 

“Identificar las especies de anfibios descubiertas es un proceso que llevará algún tiempo, pero esperamos que la mayoría estén listas este año”, señaló Rodríguez.

 

Bosque sano, anfibios que sobreviven

 

El área de la selva de Darién que comparten Panamá y Colombia es una región separada de la cadena montañosa de los Andes. Históricamente ha sido reconocida por su alto grado de endemismo y porque ha servido como puente para el intercambio de especies entre el norte y el sur del continente americano. La región ha mantenido sus bosques en buen estado, si bien enfrenta amenazas como la tala de árboles para nutrir el negocio de la madera, la cacería y la deforestación para abrir espacios para el cultivo y la ganadería.

De allí que la importancia de este descubrimiento vaya más allá del conocimiento que aporta. Los científicos consideran que los anfibios son indicadores de la salud de los ecosistemas. Debido a su piel porosa y absorbente, estos proveen señales de advertencia sobre la degradación ambiental causada por la lluvia ácida, o la contaminación que proviene de metales pesados y pesticidas, elementos que son igualmente dañinos para los humanos. Los anfibios también ayudan a controlar enfermedades como la malaria y el dengue porque se alimentan de los insectos que sirven de huéspedes a los vectores malignos y que luego inyectan a los humanos con sus picaduras. Además, los anfibios son extremadamente susceptibles a las variaciones del clima, de allí que muchas especies se vean afectadas por el actual calentamiento global.

 

“Indudablemente este descubrimiento valida que un bosque en buen estado cumple muchas funciones ecológicas que permiten la supervivencia de grupos sensibles como este [anfibios]”, dice el director científico de Conservación Internacional de Colombia. “Además demuestra que la extinción de los anfibios no es un hecho aislado generado por una sola amenaza sino que es el resultado de una sinergia de varias amenazas como la deforestación. Por ello lo he llamado como una verdadera arca de Noé; si la salvamos, estaremos salvando mucho del patrimonio natural de la humanidad”.