Tecnología España , Valladolid, Lunes, 28 de febrero de 2011 a las 17:09

Desarrollan un sistema de vigilancia que permite conocer de forma autom谩tica la posici贸n exacta de un intruso

Basado en radares ac煤sticos, el sistema ha sido implementado por el Grupo de Procesado en Array de la Universidad de Valladolid

Cristina G. Pedraz/DICYT El Grupo de Procesado en Array de la Universidad de Valladolid, perteneciente al Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones e Ingeniería Telemática, ha desarrollado y patentado un sistema de vigilancia y seguimiento que permite conocer, de forma automática, la posición bidimensional exacta de un intruso en un entorno de dimensiones reducidas. El sistema se basa en radares acústicos que emplean ondas acústicas en alta frecuencia, en la banda de cinco a 20 kilohertzios.

 

Como detalla Alberto Izquierdo, responsable del Grupo, la investigación surge con la elaboración de su tesis doctoral en la Universidad Politécnica de Madrid, donde trabajó en el diseño de radares militares de última generación. A su llegada a la Universidad de Valladolid, decidió trasladar ese desarrollo militar a un ámbito más social, como es la vigilancia de espacios. “Traspasamos ese tipo de tecnologías de radar en frecuencias altas a un entorno más asequible a nivel de costes de sistema, las implementamos en lo que llamamos radares acústicos”, señala.

 

Tras varios años de trabajo patentaron un primer prototipo en 1999, antes de publicar los resultados en una revista internacional de impacto y acudir a un congreso mundial sobre seguridad, donde fue presentado. Posteriormente, el sistema se ha ido mejorando y ha obtenido uno de los Premios Fundación 3M a la Innovación en la categoría de Seguridad. Asimismo, los investigadores han realizado dos proyectos de la Junta de Castilla y León y han construido una cámara anecoica específica para probar el sistema.

 

Funcionamiento del sistema

 

El sistema, que se incluye en el catálogo de ejemplos de resultados de investigación universitarios transferibles del Proyecto T-CUE (Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa), posibilita conocer la posición bidimensional exacta y la velocidad de desplazamiento de los intrusos en entornos de vigilancia de entre cinco y 20 metros cuadrados. Del mismo modo el dispositivo, de visión por ordenador, permite calcular la posición futura y registrar las trayectorias realizadas durante el tiempo de observación.

 

Tal y como apunta el investigador, los sistemas de vigilancia tradicionales se centran en cámaras u otros modos de determinar que ha habido una intrusión, pero tanto unos como otros no detectan de forma automática donde está la persona que ha hecho la intrusión. “En un sistema normal detectas que hay alguien pero no sabes donde está, aunque siempre puedes tener cámaras y a una persona que las mire para determinarlo. Ese sistema no es automático, lo que no permite localizar de forma bidimensional la posición exacta de la persona o personas que puedan estar dentro de un recinto”.

 

A través de la tecnología radar implementada, un array de altavoces manda un pulso acústico sobre el espacio de vigilancia. La señal rebota en los objetos que se encuentran en la zona y es recogida mediante un array de micrófonos. Los datos son recogidos por un equipo de procesado de señal en tiempo real y, mediante algoritmos, el sistema obtiene la imagen, calcula la posición de los objetos y la visualiza.
Además de la vigilancia y seguimiento en entornos cerrados, el sistema patentado por los investigadores de la Universidad de Valladolid tiene aplicación en los sistemas de navegación anticolisión para robots autotransportados, los sistemas de detección y posicionado de piezas sobre cintas transportadoras y los sistemas de caracterización de salas acústicas.


Una nueva patente

 

El grupo trabaja en una segunda patente. En este caso, se trata de aplicar la tecnología acústica a un campo de actividad que mucho más específico, “poder detectar y eliminar de forma inteligente plagas de insectos que pueda haber en obras de arte”. En este sentido, se trata de contribuir con nuevas técnicas que permitan “eliminar plagas con técnicas no invasivas, que no destruyan el material”, lo que es especialmente interesante en el campo del patrimonio.