Diversificar la gestión tradicional de los bosques para proteger los artrópodos forestales
UB/DICYT La estructura de la vegetación y la distancia respecto a los ríos son factores importantes que deben tenerse en cuenta para proteger la biodiversidad de los artrópodos de los bosques, apunta un artículo publicado en la revista Forest Ecology and Management. Cuanto más lejos se está de un curso fluvial, el hecho de mantener zonas con un sotobosque alto es especialmente decisivo para preservar el microclima fresco y húmedo que necesitan las comunidades de artrópodos forestales, señalan las conclusiones.
El nuevo trabajo está liderado por expertos de la Facultad de Biología, el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) y el Centro de Recursos de Biodiversidad Animal de la Universidad de Barcelona (CRBA), y en él también participan expertos del CREAF-UAB, del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, y de las universidades de Canberra y de Melbourne (Australia).
Artrópodos forestales y ríos: una relación aún por descubrir
Una relación ecológica poco explorada hasta ahora es la de la influencia de la presencia de un río en la biodiversidad de los artrópodos de bosques que no son de ribera. Esta es la nueva perspectiva ecológica que aborda el artículo para estudiar la población de artrópodos en áreas boscosas del noroeste peninsular, en el municipio de O Incio (Lugo, España).
La gran biodiversidad de artrópodos estudiados en el trabajo (veintiún órdenes y sesenta familias) amplía las coordenadas de referencia de otros estudios previos basados sobre todo en grupos concretos, como las mariposas. «Es bien sabido que los ríos son ejes vertebradores de los ecosistemas terrestres, regulan el microclima y tienen muchos valores ecosistémicos. Sin embargo, su relación con los artrópodos de los bosques --más allá de los de ribera-- no estaba aún cuantificada», indica el primer autor del artículo, el investigador Sergio Albacete, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB.
El nuevo trabajo también hace hincapié en el valor de conocer la biología de grupos relativamente desconocidos, «como las moscas, unos insectos dípteros de los que el público probablemente desconoce que existen más de cien familias en la península ibérica, y que son importantes en procesos de polinización, descomposición y control de plagas», puntualiza el investigador.
Castañares: ecología, economía y paisaje
Las áreas forestales estudiadas en el trabajo son castañares (Castanea sativa), «unos hábitats de gran valor ecológico, económico y paisajístico», detalla el investigador Alberto Maceda (UB-IRBio). «Desde el punto de vista biológico, en ellos encontramos árboles centenarios y una gran diversidad biológica que se ha preservado a lo largo de los años gracias a la gestión tradicional, actividad que se está perdiendo por el abandono rural. También son de interés económico, porque los castañares proveen de frutos y madera, recursos de subsistencia para el mundo rural en el pasado. Como paisajes, los soutos (nombre local de los castañares) están protegidos por la Directiva hábitats, y son el paisaje dominante de muchos valles».
Según las conclusiones, la distancia entre los castañares y el río afecta a la riqueza, la abundancia y los gremios tróficos de los artrópodos «tras considerar otros factores (grado de cobertura del sotobosque, diversidad y altura de plantas, densidad y diámetro de los troncos, etc.) que afectan a la disponibilidad de alimento y refugio de estos invertebrados», explica Sergio Albacete. «Por lo tanto, hay que tener en consideración los efectos de dicha distancia para poder establecer las relaciones ecológicas entre los artrópodos y los ríos».
Todo indica que las avispas sociales son el grupo más afectado por la distancia al río. «Sin establecer posibles relaciones de causa-efecto, el análisis estadístico de los efectos individuales de distintas variables estudiadas apuntaría a que a las avispas sociales no les gusta vivir demasiado alejadas de los ríos», revela Alberto Maceda. «Ahora estamos estudiando esta relación con más detalle, ya que desde 2017 estamos capturando ejemplares de avispa asiática (Vespa velutina), una especie invasora que genera gran alarma social y que puede afectar a la conservación de la biodiversidad nativa».
Una gestión tradicional para la riqueza del sotobosque
Para proteger la diversidad forestal de los artrópodos --algunos de los cuales controlan de manera natural muchas plagas agrícolas y forestales--, habría que preservar la gestión tradicional de los bosques, favorecer la riqueza del sotobosque y mantener el castaño como árbol predominante en las parcelas.
También sería importante no hacer desbroces (práctica que facilita la recogida de la castaña) antes del final del período vegetativo de las plantas del sotobosque.
«Esta gestión tradicional --considerada como una perturbación de media intensidad-- evita que el sotobosque quede monopolizado por plantas de crecimiento muy expansivo (zarzas, hiedras, helecho, etc.). Asimismo, este modelo de gestión evita que los soutos se densifiquen por el crecimiento de los propios castaños y por la germinación de otros árboles en el bosque», indica Maceda.
En este hábitat forestal, la presencia de robles cerca de los castañares «es esencial para el control de la avispa del castaño (Dryocosmus kuriphilus), ya que en los robles encontramos galas --deformaciones de órganos vegetales-- donde se reproducen parásitos nativos --otras avispas-- que controlan la plaga del castaño que también provoca galas», subraya el profesor Juli Pujadé Villar, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB.
Conocer la complejidad estructural del bosque
Los artrópodos son el taxón animal con mayor diversidad de todo el planeta. Sin embargo, aún faltan muchos estudios sobre distintos grupos en diversos hábitats para poder completar una visión general del estado de conservación de estos invertebrados. Actualmente, la pérdida de hábitat, las alteraciones en la fenología de las plantas por el cambio climático y el uso de pesticidas amenazan la conservación de muchos grupos de artrópodos en todo el mundo.
«Es importante mejorar la gestión del sotobosque en un momento en el que la sociedad piensa que un bosque está sucio cuando tiene sotobosque y las políticas de prevención de incendios llevan a hacer desbroces indiscriminados para limpiarlo. Hay que hacer más pedagogía desde la etapa escolar (en la que estudiar la biodiversidad tiene cada vez menos valor) para que la sociedad entienda que un bosque tiene una complejidad estructural que no tiene el jardín de casa, y que es necesario conservarla. En un contexto de cambio climático, eso será cada vez más importante», concluyen los autores.