El campus Viriato de Zamora acoge unas jornadas sobre autismo y síndrome de Asperger

BBG/DICYT Los retos a los que se tienen que enfrentar las personas con trastornos de autismo de alto funcionamiento y síndrome de Asperger en su paso a la vida adulta centra las jornadas que, desde hoy y hasta el viernes, acoge la Escuela de Magisterio del campus Viriato de Zamora. Bajo el título Habilidades prácticas para la vida cotidiana: transición a la vida adulta, más de una veintena de profesionales de campos como la psicología, la educación o la pedagogía, junto a medio centenar de familiares y los propios enfermos, trabajarán con programas específicos en torno a este tema.

El encargado de abrir la ronda de ponencias ha sido el vicerrector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Canal Bedia, quien ha querido recalcar las dificultades con las que se enfrentan este tipo de enfermos ante su paso a la edad adulta. “Los niños tienen una mentalidad menos práctica que el resto, y encuentran difícil entender situaciones cotidianas donde el no saber cómo se hacen las cosas les hace más complicado integrarse y participar”. Sin embargo, Canal Bedia también aseguró que los problemas con los que se van a encontrar estas personas son los mismos que el resto. “La transición a la vida adulta es un reto para todos: cómo se van a lograr recursos económicos para mantenerse, cómo van a ser las relaciones interpersonales o la vida afectiva a largo plazo y si se va a formar una familia. Ellos necesitan desarrollar unas habilidades que les cuesta más que a los demás, pero los retos son los mismos”.

Por ello, el curso analizará para los profesionales temas como las destrezas en la comunidad, la exploración de los sentimientos, la competencia social o las relaciones interpersonales y la sexualidad, con el fin último “de tratar de hacer que estas personas sean visibles a la sociedad y que la sociedad vea el gran potencial que ellos pueden aportar, que es mucho más del que uno se puede imaginar”, afirmó Canal Bedia.

Respecto a las personas afectadas por el autismo o el síndrome de Asperger en Castilla y León, el vicerrector explicó que se está en unos parámetros similares que el resto de países del entorno. “Se habla de uno por cada quinientos o setecientos habitantes, lo que equivaldría a la población de personas con síndrome de Down. Lo que ocurre en este caso es que los trastornos del autista son visibles sólo en aquellas personas más afectadas, pero los menos afectados, con grandes necesidades, son los que se encuentran aislados y muchos, cuando llegan al final de la adolescencia, a pesar del gran esfuerzo educativo realizado, se quedan en casa y la sociedad no los ve, pero está ahí”, lamentó el vicerrector.

Las jornadas se completan con un programa específico para los familiares y enfermos, con charlas sobre pautas y orientación a la familia, relaciones interpersonales, orientación profesional o derechos y defensa jurídica de este tipo de enfermos.