Ciencia España , Ávila, Jueves, 14 de octubre de 2010 a las 14:24

El castro vettón de Chamartín tuvo presencia humana en el Paleolítico

Los arqueólogos han extraído industria lítica del Paleolítico Inferior y Medio equiparable a la de Atapuerca

Marta Martín Gil/DICYT Nadie duda de la presencia vettona en Ávila. La existencia de distintos castros repartidos por toda la provincia da fe de asentamientos humanos durante la Edad de Hierro. Sin embargo, hasta la fecha no se sospechaba que el hombre pasó mucho, mucho antes por Ávila. Y ahora, gracias a la prospección arqueológica llevada a cabo recientemente en el asentamiento vettón de la Mesa de Miranda, en la localidad abulense de Chamartín, se ha podido demostrar que el hombre ya habitó estas tierras durante el Paleolítico.

 

Lo cierto es que el objetivo de esos trabajos no era en un principio el estudio del Paleolítico. “Nosotros buscábamos en Chamartín todo lo relacionado con la Edad del Hierro”, explica Juan Pablo López, uno de los arqueólogos miembros del equipo encabezado por el profesor de la Universidad de Salamanca Francisco Javier González-Tablas. “Concretamente, buscábamos las zonas de material empleado para la construcción de la conocida como Casa C del castro”, continúa López, que junto con María Blanco halló un “muy importante foco del Paleolítico”. Importante porque, recalca Blanco, “no había ningún estudio sobre el Paleolítico en Ávila”. Es más, según la joven arqueóloga, se daba por hecho que “el frío de las últimas glaciaciones habría impedido la presencia humana”.

 

Sin embargo, los trabajos de prospección (la búsqueda de materiales en superficie) llevados a cabo en Chamartín han sacado a la luz piezas elaboradas en piedra, que el hombre empleó, sobre todo, a la hora de cazar. “Sólo hemos encontrado industria lítica, dadas las condiciones del terreno”, aclara Blanco, que explica que, al tratarse de yacimientos “en malas condiciones, ubicados en terrenos muy ácidos”, no suelen conservar restos humanos.

 

Una vez con las piezas en la mano (se localizaron cerca de 65), los arqueólogos llevaron a cabo el proceso de datación de las mismas, que en su caso se ha realizado a través de un paralelismo tipológico, es decir, por comparación con otras piezas ya datadas.

 

Marco temporal

 

“Hay que tener en cuenta que estamos hablando de un marco temporal que va entre hace un millón de años y 128.000”, explica la arqueóloga, que, sin pretender comparar el descubrimiento abulense con el yacimiento de Atapuerca, recuerda que éste se remonta un millón de años atrás.

 

“En este caso, no hemos datado las piezas a través del estudio de pólenes o de microfauna como se hace en otras ocasiones”, reconoce. Estos dos métodos son “indicativos de estadios climáticos, y a través de ellos se encasilla la pieza en un momento histórico determinado”. Lo que sí ha hecho ha sido fotografiar cada una de las piezas y marcar su punto de aparición vía GPS, para elaborar un mapa arqueológico.

 

En cualquier caso, con estas 65 piezas en la mano, los arqueólogos ya están en disposición de poder avanzar algunas de las características de estos hombres y mujeres que pasaron por Ávila. “Eran nómadas buscando recursos”, asegura Blanco, “gente que luchaba por su supervivencia y que aprovechaban el material que tenían disponible, ya fuera cuarzo o cuarcita”.

 

Posible zona de paso

 

Según ella, es probable que estuvieran de paso hacia zonas más cálidas y habitadas, como las de Salamanca, y que se tratara de varios grupos humanos. “Quizá estuvieron sólo una semana, o un mes, aunque la cantidad de industria lítica que ha aparecido nos hace pensar que pudieron estar más”, dice Blanco. Posiblemente, eran grupos que habitaban en los pies de las montañas, para tener un dominio visual que les permitiera controlar el paso de las manadas.

 

La aparición de estas piezas se completará con las que se hallen en los trabajos que ya se están llevando a cabo en los márgenes de los ríos Arevalillo y Adaja, así como en las localidades de Muñopepe y Padiernos, y en las prospecciones que se espera poder poner en marcha en Blasco Millán y Zorita de Los Molinos.

 

“Sabemos que hay restos del Paleolítico en estos puntos, pero todavía no hemos tenido tiempo de investigar”, dice Blanco, que al igual que su compañero tiene muy claro que “el Paleolítico de la provincia de Ávila está sin explotar”. En concreto, el Castro de Chamartín, “tiene una riqueza increíble, desde el Paleolítico a la Edad de Hierro”. Una riqueza que cuenta con una ventaja: estar en una zona que no se ha alterado en siglos. “Estamos hablando de una superficie de 30 hectáreas, y en términos tanto absolutos como relativos conocemos sólo el 5%, y si lo extendemos a todo el hábitat, el apenas el 1%”.