Salud España , Salamanca, Lunes, 21 de diciembre de 2009 a las 18:28

El Centro del Cáncer estudia una nueva molécula implicada en muerte celular

El grupo de investigación de Felipe Pimentel ha obtenido la mayor ayuda de la Fundación Memoria de D. Samuel Solórzano Barruso para iniciar una investigación pionera

José Pichel Andrés/DICYT El científico del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca Felipe Pimentel y su grupo de investigación se disponen a iniciar un nuevo proyecto para estudiar el papel de una molécula hasta ahora casi desconocida en la muerte celular que, además, podría ser interesante como futura diana terapéutica. El proyecto saldrá adelante gracias a las subvenciones a la investigación de la Fundación Memoria de D. Samuel Solórzano Barruso, que ha otorgado a esta iniciativa la ayuda de mayor cuantía de las 22 que ha concedido este año.

 

El laboratorio de Pimentel trabaja en dos líneas de investigación sobre regulación de la muerte celular en mamíferos. Una de ellas ha dado lugar a este estudio, que "se origina como resultado de una metodología que desarrollamos hace unos tres años gracias a la cual identificamos unas 90 moléculas humanas que podrían estar implicadas en muerte celular", ha afirmado el científico en declaraciones a DiCYT. Algunas de estas moléculas son completamente nuevas, no habían sido descritas previamente, lo que ofrece un campo de acción muy amplio para los científicos.

 

Dentro de ellas, el equipo ha decidido centrarse en una concreta, ya que "por su estructura nos hace pensar que podría ser un nuevo receptor de membrana celular". Para explicar este concepto, Pimentel recuerda que "la célula es un ente que está separado del medio que la rodea físicamente por una membrana biológica". Sin embargo, "la célula necesita medir parámetros del medio que sean importantes para su supervivencia y esto se hace a través de proteínas que atraviesan la membrana celular, es decir, que tienen parte extracelular e intracelular". Así, la proteína percibe lo que ocurre fuera y se lo indica a la célula, de manera que ésta puede reaccionar de forma consecuente.

 

En definitiva, “nosotros estamos interesados en moléculas implicadas en la regulación de la muerte celular y una de ellas es un receptor transmembrana, que atraviesa la membrana”. Desde el punto de vista terapéutico, estas moléculas que atraviesan la membrana son muy atractivas, porque se puede manipular la parte extracelular y conseguir fenómenos intracelulares”, indica el científico.

 

Así, en el proyecto convergen tres aspectos relevantes: la regulación de la muerte celular, el hecho de que la molécula implicada sea transmembrana y la posibilidad de que sea interesante desde el punto de vista terapéutico. Además, "es fácil trabajar con moléculas transmembrana porque tienen una estructura muy definida".

 

Estudio general

 

En cualquier caso, la investigación tiene un carácter básico, trata de averiguar qué tipo de muerte celular es capaz de inducir, cómo lo hace y en qué zonas de la proteína están implicadas en la regulación. "Se trata de un estudio general de la molécula con la idea de que posiblemente sea una diana terapéutica en el futuro", explica Pimentel, "nos pareció más interesante por ser completamente nueva, no sabe nada de esta molécula, sólo que existe.

 

En unos dos años los investigadores podrían tener datos publicables, según sus previsiones. Sin embargo, "pretendemos estudiarla a fondo durante bastante tiempo si merece la pena", así que podrían ampliarse los estudios si se confirma el interés.

 

Tipos de muerte celular 
 
La muerte celular programada en células de mamíferos se conoce desde hace mucho tiempo y la que más se ha estudiado es la apoptótica, también llamada de tipo I. Sin embargo, "se sabe que existen otros tipos de muerte celular programada no apoptótica, que se llaman atípicas y una de ellas es la tipo II, que estudiaremos en este proyecto", comenta Felipe Pimentel. Por ahora, los científicos han averiguado que se produce con una serie de características diferentes a la de tipo I y que se asocia un fenómeno que se llama autofagia y que tiene mucho interés porque tiene implicaciones en supresión tumoral. “No se sabe cuáles son estas implicaciones, pero sí que la autofagia podría representar un mecanismo de inhibición de la transformación celular” y esto es clave porque “sabemos que una célula transformada produce cáncer”, apunta el investigador. La muerte celular tipo I y la tipo II son muy diferentes, puesto que los agentes que las inhiben en un caso y en otro son distintos, y las células sufren cambios morfológicos diferentes.