El Centro del Cáncer ofrecerá en noviembre un curso de bioinformática aplicada a la investigación genética
AVPR/DICYT El Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC) acogerá del 9 al 11 de noviembre un curso de bioinformática en el que expertos nacionales e internacionales formarán a científicos y estudiantes del área biomédica, mostrando las posibilidades que esta disciplina ofrece a la investigación genética. La actividad estará coordinada por Javier de las Rivas, responsable del departamento de bioinformática del CIC al que acompañarán entre otros, Ramón
Díaz-Uriarte, responsable de dicho departamento en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y la investigadora Sarah Kummerfeld, de la Division of Medical Biochemistry.
El propósito del curso es instruir a los alumnos en el aprendizaje de métodos y herramientas que conjugan las formulas matemáticas y los programas informáticos para analizar datos de expresión genómica derivados de microarrays de ácido desoxirribonucléico (ADN). Un chip de ADN o microarray es realidad una matriz de pequeños agujeros que se asientan en sustrato de vidrio. En cada uno de estos micro agujeros se inserta, mediante diversas técnicas, una de las dos partes que componen cualquier cadena de ADN, a su vez formada por piezas más pequeñas a las que se denomina nucleótidos.
En el caso del ADN los nucleótidos que componen la cadena son cuatro: adenina, guanina, citosina y timina. Cada una de estas sustancias es un eslabón de una de las partes de la cadena. Cuando el ADN se forma, las dos cadenas de nucleótidos que lo componen se determinan mutuamente, ya que son complementarias. Si encontramos un eslabón de citosina, el único nucleótido que es capaz de asociarse a él es la guanina de la misma forma que la adenina y la timina siempre se complementan mutuamente.
Esta es la clave que utiliza el investigador para conocer la composición de la cadena completa cuando sólo cuenta con una de las partes de la doble hélice.
En un microarray se conoce la secuencia de la cadena que insertamos en cada agujero. Si se la pone en contacto con una serie de cadenas simples, marcadas con una sustancia fluorescente, cada una de ellas hibridará con la que sea complementaria.
La importancia que en los últimos años ha adquirido esta técnica ha motivado a los organizadores del curso a restringir el número de plazas disponibles, por lo que se realizará una selección de los participantes entre todas las solicitudes que se reciban. El plazo de tramitación de las solicitudes se abrirá el próximo día 25 de septiembre y terminará la primera semana de noviembre.