El papel de una proteína en el balance hídrico del ojo humano
FBC/DICYT La proteína TPRV1 contribuye al balance hídrico del ojo humano, según ha explicado María del Carmen Martínez García, profesora del Departamento de Biología Molecular e Histología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid (UVA) en el seminario 'Expresión y localización del TRPV1 en el ojo humano', que ha tenido lugar esta tarde en el Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA).
Esta investigación surgió en el marco de un Proyecto CENIT que buscaba probar la eficacia de un fármaco denominado SYL 1001, analgésico para el síndrome del ojo seco y el dolor ocular que actúa sobre TRPV1. El receptor de potencial transitorio valinoide 1 (TPRV1) es una proteína transmembrana (atraviesa la pared celular desde el interior al exterior de la célula) que forma un canal iónico, “que permite la entrada de ciertos iones a la célula, el más notable el ion calcio (Ca++)”, ha explicado Carmen Martínez en declaraciones a DiCYT. Para que este tipo de canales se abran y permitan la comunicación de la célula con el medio en el que se halla, la proteína debe estimularse. En este caso en particular, estímulos mecánico, térmicos o de voltaje abren el canal.
La localización de este canal fue necesaria para las pruebas del fármaco. Los primeros estudios se han realizado sobre el ojo de conejo a través de inmunofluorescencia. En este primer momento, los investigadores vieron que la proteína se encontraba muy dispersa por todo el ojo del animal.
La proteína tiene presencia en la córnea, el cristalino, el cuerpo ciliar, el epitelio pigmentario, la retina, la glándula lacrimal y el endotelio de los vasos. El TRPV1, “presenta dos denominadores comunes en todos los tejidos en los que se ha hallado, tiene un papel osmorreceptor regulando los iones de calcio (Ca++) y contribuye al balance hídrico de todos los epitelios del ojo”, ha asegurado la ponente.
Los ensayos en ojo humanos mostraron que este canal se localiza en los mismos tejidos que en el caso del ojo del conejo, exceptuando el caso de la retina, que en humano no se ha podido comprobar.
Por otro lado, al margen del objetivo del proyecto, se descubrió que el TRPV1, localizado en la córnea, además de realizar las funciones ya mencionadas, colabora en la cicatrización de heridas en este epitelio.