Alimentación España , León, Miércoles, 09 de mayo de 2012 a las 17:56

Emplean técnicas geofísicas para estudiar la estructura interna de escombreras de El Bierzo

El trabajo se ha presentado durante las Jornadas científico-técnicas de restauración ecológica en áreas afectadas por la minería organizadas por Ciuden

Cristina G. Pedraz/DICYT En los últimos años, la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden) en colaboración con otras entidades está llevando a cabo la reforestación de escombreras en la comarca de El Bierzo, acciones que tratan de integrar de nuevo en el paisaje estos espacios degradados por la actividad minera. En este sentido, conocer el espesor de las escombreras es clave para realizar una restauración forestal óptima. Para determinar estos parámetros, se emplean en la actualidad una serie de aplicaciones geofísicas, técnicas que estudian la Tierra desde el punto de vista de la física.


Durante esta semana, cerca de un centenar de expertos de todo el país está compartiendo sus experiencias en la restauración ecológica de estas zonas en el marco de las I Jornadas científico-técnicas organizadas por Ciuden. Diversas ponencias y comunicaciones se han presentado durante el encuentro, entre las que se encuentra la elaborada por Geofísica Consultores. Esta empresa coopera con Ciuden desde hace cuatro años en la estimación del espesor de las escombreras de El Bierzo.


Como ha explicado a DiCYT uno de sus técnicos, Senén Sandoval, el trabajo de Geofísica Consultores se ha centrado “en evaluar el espesor y cuantificar el volumen de vertido que había en las escombreras de Tremor de Arriba y Arlanzón, parámetros que permiten determinar qué especies son las más apropiadas en la reforestación”. Según recuerda, cada especie está habitada a un tipo de sustrato por lo que es necesario conocer estos parámetros antes de realizar la restauración.


“Una vez que realizamos las medidas y generamos modelos sobre el espesor de las escombreras, Ciuden y Ciemat los utilizaron para diseñar qué especies se iban a implementar en estas zonas”. A día de hoy, añade, “ambas escombreras presentan un aspecto excelente, lo que quiere decir que se acertó con las especies seleccionadas”.


Tres técnicas


En concreto, para estimar el espesor de las escombreras se han empelado tres técnicas geofísicas diferentes. La primera fue el georadar, una herramienta utilizada a menudo en estudios de arqueología que permite investigar el terreno. “Realiza una especie de radiografía de los primeros 2-3 metros de profundidad y genera una imagen en la que se ve el tipo de objetos que hay bajo la superficie”. Esta técnica se utilizó únicamente en las escombreras en las que el espesor era más pequeño, en las que había que estudiar solo uno o dos metros de profundidad.


Así, en las escombreras que tenían mayor espesor recurrieron a otras dos técnicas: la tomografía sísmica y la tomografía eléctrica. La primera consiste “en generar una onda sísmica impactando la superficie del terreno con un objeto contundente”. “Golpeas el terreno y generas una vibración minúscula, un pequeño terremoto, y dispones de una serie de sensores alineados a lo largo de un perfil que son como sismógrafos pero a escala reducida, que lo que hacen es determinar el grado de vibración que has generado en el punto de impacto”. Conociendo la velocidad a la que se han propagado estas ondas sísmicas en el terreno “se puede discernir si está compuesto por material blando o si por el contrario está compuesto por material rígido, lo que nos da un contraste entre el sustrato natural rocoso que hay bajo la escombrera y la escombrera en sí”.


Finalmente, el último método se basa “en colocar en el terreno, cada 2-3 metros, unos clavos de acero e inyectar corriente eléctrica”. Con ello se puede estudiar “si los materiales son eléctricamente resistivos o conductores”. “Nosotros sabemos qué materiales conducen la electricidad bien y cuáles no. Por ejemplo, en el caso de un terreno que tenga un cauce subterráneo desconocido se tiene que producir una facilidad para que la corriente eléctrica circule”.


Este es uno de los resultados que han obtenido en el proyecto. “A priori no era un objetivo inicial pero se ha convertido en un parámetro muy importante para determinar si están circulando flujos de agua a través de las escombreras, lo que puede generar procesos de contaminación en los cauces adyacentes”.


Ventajas de la geofísica


Como recuerda, la geofísica es una metodología no invasiva, “por lo que en espacios de alto valor ambiental, por ejemplo monumentos donde no puedes abrir la zona de estudio, aporta unos datos valiosísimos”. Otra ventaja que aporta la geofísica es que las escombreras en las que han trabajado tienen unos accesos muy complicados “y técnicas tradicionales como el empleo de maquinaria, sondeos, etc, no son viables”.