Salud España , Salamanca, Viernes, 26 de junio de 2009 a las 16:01

"Es importante estimular la curiosidad de los estudiantes y que tengan acceso a la investigaci贸n"

Eugenio Santos es el director del Centro de Investigaci贸n del C谩ncer de Salamanca

AMR/OEI-AECID/DICYT El principal aporte científico de Eugenio Santos (Salamanca, 1952) se resumen en apenas cinco caracteres: H-Ras. Fue el primer oncogén (gen mutado responsable de la transformación de una célula normal en maligna) humano clonado y caracterizado y en el que Santos, director del Centro de Investigación del Cáncer de la Universidad de Salamanca desde su creación en 1999, participó. Sus conocimientos adquiridos en el campo de los mecanismos moleculares y la transformación maligna del cáncer le permitieron, después de dos décadas en Estados Unidos, abrir en Salamanca el primer Comprehensive Center of Cancer de España. Aunque admite que la Ciencia que se hace en este país ha permitido que muchos universitarios iberoamericanos estimen viajar a este lado del Atlántico para continuar su formación, Santos cree que aún debemos aprender del modelo estadounidense.

 

¿Cómo se forjó la creación del Centro de Investigación del Cáncer, que usted dirige?

Gracias a la realización de mi tesis doctoral en el Departamento de Microbiología, que dirigía el doctor Rodríguez Villanueva, en la Universidad de Salamanca, pude realizar mi posdoctorado en el Instituto Roche de Nueva Jersey, donde estaba el doctor Severo Ochoa. Tras este primer posdoctoral me trasladé al Instituto Nacional del Cáncer en Bethesda, cerca de Washington DC. Durante 20 años en Washington recibí a muchos estudiantes españoles, algunos procedentes de Salamanca, y mantenía relación con la ciudad, por ello se fue gestando la idea de formar un instituto de investigación del cáncer que tenía que tener componentes básicos y clínicos. Los básicos los aportaba el Departamento de Microbiología, centro asociado al CSIC, y, mientras, en el Hospital se iba gestando un fuerte equipo de trabajo en el Departamento de Hematología. Conjuntando los esfuerzos de estos dos núcleos, a partir de los años noventa, fue tomando cuerpo el proyecto y conseguimos los apoyos suficientes para empezar en 2000. El centro quiere seguir un modelo específico: Comprehensive Center of Cancer, de los que en Estados Unidos apenas se cuenta una treintena, con unas características concretas, la integración de la investigación básica, clínica y trasnacional. Y somos el único centro de España que corresponde este modelo en el que el trabajo científico se desarrolla en consonancia con este modelo.

 

¿Cuáles han sido los principales logros en estos diez años?

Hacemos un balance positivo de la puesta en marcha de un centro de este tipo en España. Ahora está reconocido científicamente tanto dentro como fuera por los resultados básicos y clínicos, que demuestra que hemos conseguido los objetivos que queríamos. Por ejemplo, a principios de este año, se publicó en The New England Journal of Medicine, un nuevo método de tratamiento de una forma tumoral de mieloma múltiple, surgido de trabajos de distintos laboratorios y que acabaron en un ensayo clínico desarrollado en 150 hospitales coordinado desde aquí. Es satisfactorio haber puesto en marcha el modelo y que sea útil. Otros ejemplos pueden ser los estudios sobre la función de oncogenes en organismos y células o bastantes métodos de diagnóstico desarrollados. Muchos de ellos se han puesto al servicio de la comunidad científica gracias a las publicaciones o a través de las empresas surgidas desde la Universidad, desarrolladas a partir del trabajo que se hace en el centro.

 

Desde el Centro del Cáncer, precisamente debido a la aplicación de este modelo, en los últimos seis años está funcionando y se ha desarrollado la Red Temática de Investigadores de Cáncer de España. Así, hemos establecido sinergias para trabajar de manera más eficiente posible. La Red Temática ha cambiado un poco la cultura de la investigación de España. Ahora mismo agrupa a casi todos los investigadores de la materia en este país, entre 1.500 y 2.000, en más de treinta centros, incluidos hospitales.

 

¿El traslado inmediato de los resultados del laboratorio al campo médico es el camino por el que va a transitar la investigación científica en cáncer?

Efectivamente. Nosotros propusimos esta vía porque en cáncer es el método más idóneo para los resultados de investigación y porque no se realizaba en el medio español. Estamos trasladando esta idea a otros centros a través de la Red. El resultado más obvio es que la tasa de curación hace 25 años estaba cercana al 30% y ahora estamos en torno al 60%. La clave principal es la aplicación lo más rápidamente posible de los resultados de la investigación al tratamiento del paciente. Así se ha adelantado el momento de diagnóstico, en algunos casos, años, que ha permitido incrementar las curaciones; la otra consecuencia es la producción de nuevos fármacos. Ahora estamos en un momento de explosión de nuevos fármacos muy específicos y sin efectos secundarios, que atacan directamente la enfermedad.

 

Retrocedamos en el tiempo. Usted contribuyó al hallazgo del primer oncogén humano en una etapa muy temprana de su carrera investigadora…

Tuve la suerte de estar en uno de los tres laboratorios en el mundo que dieron con él. Nosotros, el Instituto Nacional del Cáncer, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y el Cold Spring Harbor de Nueva Jersey. Aquello, que era enormemente básico, ha permitido que 25 años después dispongamos de kits de diagnóstico y nuevos fármacos. Mi carrera ha transcurrido paralela a la evolución de la investigación en este campo.

 

Llama la atención que obtuviera esos resultados en una etapa temprana de su carrera…

Las grandes aportaciones se producen en el periodo de postdoctorado, ya que estás en plena capacidad de producción y con capacidad de trabajo. Ésta es una de las grandes diferencias con la investigación en España. Aquí, tradicionalmente, las realizan gentes durante su periodo formativo, esto es, predoctorales. Sin embargo, se sabe que la mayor productividad la obtienen los postdoctorales. Otra característica de un centro como éste es que tratamos de que los investigadores sean postdoctorales, por estar en el momento de mayor lucidez de su carrera profesional.

 

¿Qué importancia tuvo, en la consecución de los diferentes logros científicos de su carrera, la formación preuniversitaria que recibió?

Desde niño quería trabajar en biología e investigación del cáncer. En el colegio de Salesianos de Salamanca, conocí a un profesor de Biología que me marcó a mí y a varios compañeros. Hablaba de Severo Ochoa, por ejemplo, con gran emoción. Nos hacía ver que la Ciencia era un saber en que poder desarrollarse personalmente.

 

Esa experiencia personal, ¿es trasladable a los actuales estudiantes de bachillerato para que opten por una carrera científica investigadora?

Es muy importante estimular la curiosidad y ayudar a que los estudiantes tengan acceso a tocar y ver estas áreas de investigación. Hoy es más fácil que en aquella época. Uno de los programas del centro es el de puertas abiertas, que permite que estudiantes de instituto puedan visitar los laboratorios y establecer contacto con investigadores.

 

¿Es posible que el castellano pueda competir con el inglés, lingua franca de la comunidad científica?

Probablemente ocurra como pasó con el latín en un gran periodo de la Historia. El castellano y otras lenguas locales como el francés o el alemán no pueden competir con un lenguaje científico común ya establecido. Ocurre que existen simposios, entre participantes castellanohablantes, cuya lengua de comunicación es el inglés. Casi es obligatorio usarlo, porque si las publicaciones no se realizan en inglés, no tienen casi difusión. Su conocimiento es necesario.

 

¿Cómo se transmite eficazmente la investigación a la sociedad?

Una de nuestras labores desde el centro, precisamente, es esto: dar sentido a los resultados que pasen por la prensa, trasmitimos resultados… de manera que la prevención alcance mayores cotas. Por ejemplo, tenemos el deber de transmitir a la sociedad el Código Europeo contra el Cáncer, un documento esencial en la prevención del cáncer. Gracias a la investigación sabemos que hay procesos tumorales que tienen que ver con la dieta y la población debe conocerlo.