Evidencias arqueológicas muestran que antiguamente la Puna fue un oasis
CONICET/DICYT Las comunidades de la Puna tuvieron que cambiar y desarrollar, a lo largo de su historia, diferentes estrategias para sobrevivir a los cambios en el clima que fueron ocurriendo durante los últimos milenios.
Y es que esa región no fue siempre un desierto sino que a principios del Holoceno Temprano, hace aproximadamente 10 mil años, era un ambiente más húmedo y estable en el que vivían diferentes especies de animales y plantas.
Sin embargo los cambios en los ciclos solares, fenómenos climáticos globales y factores regionales influenciaron el clima, que se volvió cada vez más árido e inhóspito. Esto llevó a que las comunidades locales modificaran sus hábitos y costumbres para poder adaptarse.
Para dar una respuesta al interrogante de cómo fue esa transición, Hugo Yacobaccio y Marcelo Morales, del Instituto de Arqueología (UBA-CONICET), trabajan en la Puna de Jujuy y Salta una línea de investigación conocida como arqueología ambiental.
“Nuestro equipo estudia la relación que hubo entre los cambios climáticos, modificaciones ambientales y las respuestas culturales de las sociedades prehispánicas”, explica Yacobaccio, arqueólogo e investigador principal de CONICET.
Junto con Morales, arqueólogo e investigador asistente, analizan los cambios que afectaron la supervivencia de las poblaciones, como la distribución de los animales de presa, los cursos de agua y zonas con disponibilidad para asentar poblados.
“Al entender cómo funciona el paisaje durante estos últimos 10 mil años podemos desarrollar hipótesis sobre qué es lo que pasaba con la gente o cuáles eran las estrategias que tenían para sobrevivir”, explica Morales.
Organización social y tecnología
Según Yacobaccio, los registros arqueológicos muestran que hace 10 mil años “el ambiente era más húmedo y benévolo, y que en esos momentos llegan los primeros humanos a la región”. Ese período, conocido como Holoceno Temprano, traía el impulso y las aguas de la última glaciación y se extendió hasta hace casi 7 mil años.
Desecamiento general
A partir de ese momento comenzó un desecamiento general, que fue llevando a la Puna a adoptar un paisaje más parecido al actual. Esta aridización creciente llegó a su pico hace 6 mil años.
Frente a estos cambios las sociedades tuvieron que modificarse para poder sobrevivir. Mientras que algunos grupos migraron, otros reorganizaron su sociedad para pasar de ser cazadoras-recolectoras a adoptar una economía agrícolo-ganadera.
Desarrollaron tecnologías apropiadas para enfrentar períodos de sequía o excesiva humedad, como canales de riego, cultivo en terrazas o plantaciones en espacios planos. También crearon sistemas para guardar alimentos, precursores de las colcas incaicas, un depósito subterráneo parecido a los silos donde se almacenaban las cosechas.
Para evitar que la comida se pudra “fabricaban harinas, guardaban el grano elaborado, congelaban la harina de papa – el chuño – y hacían charqui con la carne”, enumera Yacobaccio.
De oasis a desierto
La aridez creciente afectó en un principio a la flora y fauna locales. Con menos agua disponible, la vegetación comenzó a ralear y afectó la distribución de los animales.
“La vegetación de la Puna funciona por ‘pisos’ altitudinales”, dice Morales. Desde los 4 mil metros se puede encontrar el pastizal altoandino, hierbas bajas y escasas que sirven de alimento para los camélidos.
Pero la variación del clima modificó su distribución. “Una serie de estudios demuestra que anteriormente estaba 500 metros por debajo de sus niveles actuales”, cuenta Morales.
Esto afectó a los animales que poblaban la región y hay evidencia de que algunos herbívoros grandes redujeron su tamaño. Según los investigadores, un guanaco hace 10 mil años era algo más grande que uno que vivió hace 6 mil.
Las poblaciones que vivían en la zona sobrevivieron gracias a que encontraron algunos humedales y zonas remanentes del período anterior, que estaban por lo general ubicadas por encima de los 4 mil metros de altura y cercanas a los principales cursos de agua de la región.
Sociedad puneña actual
Todos estos cambios fueron el inicio de la organización de las sociedades puneñas como las conocemos hoy en día. Sus antecesores tenían un desarrollo cultural muy amplio y sociedades complejas, constituidas en estratos sociales. “Es un proceso autóctono de este sector de los Andes, si bien recibe influencias de áreas vecinas”, comenta el investigador.
De acuerdo con Yacobaccio, esa transformación de sociedades de cazadores a productores debido al cambio climático sólo se da en cuatro o cinco regiones del mundo, “así que es una oportunidad casi única para estudiar cómo estas culturas desarrollaron estrategias frente a las imposiciones del ambiente”, concluye.