Ciencia España , Salamanca, Mi茅rcoles, 18 de junio de 2008 a las 17:33

Ge贸logos canadienses y salmantinos analizan la Cordillera Cant谩brica

El objetivo es comparar la cadena monta帽osa espa帽ola con estructuras de Alaska y del Oeste de Canad谩

JPA/DICYT El geólogo Stephen Johnston, de la Universidad de Victoria, en el oeste de Canadá, se encuentra en España para estudiar algunas formaciones montañosas de la Península Ibérica junto con expertos de la Universidad de Salamanca. El interés de este científico se centra en las características geológicas de la Cordillera Cantábrica, para compararlas con las de las formaciones montañosas de Alaska y el oeste de Canadá, en las que es especialista.

 

Johnston, que permanecerá en Salamanca hasta el próximo mes de diciembre, asegura que las montañas del norte de España presentan algunos aspectos "similares" y otros "muy diferentes" a las que él ha analizado en Norteamérica. Por ejemplo, "las de Canadá siempre miran hacia el Pacífico y se formaron sin ser el resultado de una colisión importante contra otro continente", ha explicado en declaraciones a DiCYT. En otros lugares del mundo, como África o Europa, las montañas sí se formaron tras la colisión de masas continentales, pero, tanto unas como otras "son muy parecidas en cuanto a los tipos de roca que aparecen y las estructuras que las forman", señala.

 

Dicho de otra forma: "si vas desde Santander a Santiago de Compostela el recorrido geológico es similar al que puedes hacer desde Calgary hasta Vancouver", asegura el científico, citando dos ciudades canadienses próximas a la costa del Pacífico. En concreto, la cordillera que se sitúa entre Alaska y el oeste de Canadá es muy parecida a la Cordillera Cantábrica por el hecho de ser una cadena montañosa curvada, el tipo de formación que más le interesa a Stephen Johnston.

 

Cordilleras curvadas

 

"Cuando se formaron las montañas de Alaska y el oeste de Canadá, estaban muy lejos del Polo Norte, concretamente a la altura de México, pero se han ido desplazando hacia el norte hasta situarse a más de 2.500 kilómetros de su punto inicial", señala. De hecho, una de las publicaciones más famosas de Stephen Johnston hace referencia a cómo esta formación montañosa, que era lineal, no pudo avanzar más allá de Alaska en su desplazamiento al norte y por eso adoptó una forma curvada, algo parecido a lo que sucede cuando un tren descarrila. Aunque la longitud de la cordillera es la misma que cuando estaba alargada, ahora se concentra en forma de curvas en el extremo norocciodental del continente americano.

 

¿Ha sucedido lo mismo en la Cordillera Cantábrica, teniendo en cuenta las similitudes que presenta? Los científicos de Canadá y sus homólogos de Salamanca consideran que no, pero todavía no saben cuáles son las causas y por eso pretenden esturiarla con detenimiento basados en las investigaciones que ya han desarrollado los científicos españoles.
 

Johnston se califica como un "geólogo estructural", es decir, que se dedica a estudiar las estructuras geológicas, como las fallas o los pliegues, y construye mapas geológicos, sobre todo en la región canadiense de Yukon, limítrofe con Alaska. Su trabajo hasta el momento ha sido cartografiar esta cadena montañosa curvada utilizando el paleomagnetismo, que indica la distancia y la posición con respecto al polo norte de La Tierra. "Cuando las rocas se forman, registran el campo magnético terrestre, todas apuntan al polo norte como si fuesen brújulas fosilizadas y graban a qué distancia estaban del mismo", comenta. Para averiguar esta información, los investigadores recogen una serie de muestras que analizan posteriormente en el laboratorio y, a través de técnicas muy sofisticadas, ven cómo ha quedado registrado el campo magnético en las rocas. Así, los científicos saben cómo se ha desplazado una cadena montañosa desde su formación hasta la actualidad, conociendo qué distancia ha recorrido y cómo ha cambiado su orientación.

 

Proyecto internacional

 

Durante su estancia en España, Johnston espera aumentar sus contactos entre los expertos españoles. "Estamos pidiendo un proyecto internacional sobre cinturones montañosos curvados en el que van a participar científicdos de todo el mundo: Turquía, el Caribe, Sudamérica, Asia central o Australia", apunta. En los últimos tres años ha realizado otras visitas a la Península Ibérica, ya que considera que tiene un especial interés geológico.

 

"España es interesante porque fue el centro del supercontinente Pangea, que no sabemos cómo se formó. Sin embargo, esto es muy importante, porque las épocas de creación de los supercontinentes coinciden con épocas de las grandes extinciones asociadas a cambios climáticos dramáticos. Saber más sobre estos procesos también nos puede ayudar a entender cómo cambia el mundo ahora", asegura. En general, "la tectónica de placas funciona y la vemos funcionar, pero no sabemos ni cómo ni por qué", reconoce el experto. En ese sentido, "el alemán Alfred Wegener fue el primero que habló de la deriva continental en 1910, pero nadie le creyó porque no explicó cómo se movían, y ahora seguimos sin saberlo, conocemos un poco más, pero no los detalles", comenta.

 

La investigación en España 
En opinión del experto canadiense, "la investigación geológica en España es muy buena" y ha permitido un conocimiento exhaustivo de las características geológicas. "Canadá es un país muy grande y poco poblado, así que no hay estudios al detalle, pero en España cada roca ha sido estudiada y los mapas son mucho mejores que los nuestros, aquí hay mucha más información. La gran diferencia es que en España muchas de las investigaciones sólo son conocidas aquí por estar escritas en español. Sin embargo, muchos de los trabajos canadienses llegan a publicarse en Estados Unidos a pesar de que no sean tan detallados ni tan buenos como los de aquí. Además, hay muchos más geólogos en España que en Canadá", declara.