"Hay que mantener el carbón como fuente de energía, pero mejorando las tecnologías de utilización"
IGC/DICYT El carbón sigue siendo la principal fuente de producción de energía eléctrica en España pero, al igual que otros combustibles fósiles, genera partículas contaminantes como óxidos de nitrógeno y azufre y CO2, el principal causante del calentamiento global del planeta. Sin embargo, según Rosa Menéndez, directora del Instituto Nacional del Carbón (INCAR-CSIC), existen reservas de carbón mayores que las de gas y petróleo, situadas además en países más estables que los tradicionales productores petrolíferos. La investigadora ofreció una conferencia la semana pasada en León sobre Tecnologías de uso limpio del carbón en la que defendió la utilización de esta fuente junto con otras (nuclear, renovables), potenciando la investigación para reducir su contaminación.
"Tenemos carbón en todos los continentes, con reservas probadas a más de 140 años vista, más que de gas y petróleo", explica Menéndez a Dicyt. "Además, estas reservas están ubicadas en países social y políticamente estables, lo que no ocurre con los productores de gas y petróleo", puntualiza. Así, su conferencia, organizada dentro de los actos del 50 Aniverario del Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas de León, Palencia, Burgos y Cantabria, "trata de mostrar la necesidad de mantener el carbón en la estrategia energética si queremos garantizar el suminstro que abastezca el consumo energético actual".
Sin embargo, la investigadora, miembro de uno de los comités técnicos (Preparación y Conversión del Carbón) del Programa Europeo del Carbón y el Acero, no oculta la realidad de que "el carbón contamina, es un combustible fósil que tiene emisiones". Concretamente, las de los óxidos de nitrógeno y azufre "están controladas", según Menéndez, ya que "las centrales térmicas actuales están implantando sistemas como la desulfuración". El problema, según la directora del INCAR, es el CO2.
"Hay que desarrollar nuevas tecnologías que reduzcan las emisiones de CO2" de las centrales térmicas, asegura Menéndez. La investigadora hizo referencia a "sistemas de captura y almacenamiento de CO2", pero "estos sistemas tienen que ir también acompañados de tecnologías que permitan una combustión del carbón más eficaz", puntualizó.
Oxicombustión en Ponferrada
En referencia a la construcción de una planta de oxicombustión que la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden) desarrolla en Ponferrada, Rosa Menéndez destaca que esta tecnología, consistente en quemar el carbón en condiciones ricas en oxígeno, si bien no es una solución industrial por su nivel de producción (20 Megavatios), "va a permitir a tecnólogos e ingenieros aprender e investigar en estas nuevas técnicas".
En el Instituto Nacional del Carbón, con sede en Oviedo, se está desarrollando otra tecnología de absorción de CO2 mediante aminas, compuestos orgánicos que reaccionan con el CO2 y lo retienen. Estos compuestos se pueden regenerar de nuevo para "volver a utilizaros en la captura de más CO2". Otra de las investigaciones que se realizan en el centro del CSIC es una tecnología de absorción post-combustión utilizando roca caliza, concretamente óxido de calcio, que captura el CO2.
Rentables y duraderos
"Lo que se intenta es que sean procesos rentables, que no consuman demasiada energía y que resistan el mayor número de ciclos posible", resume Menéndez. "Son proyectos que se encuentran en fase de laboratorio. Tienen que recorrer aún un largo camino, pero tienen visos de viabilidad". De lo que no le cabe ninguna duda a la investigadora es de la necesidad de seguir utilizando esta fuente de energía. "Si queremos garantizar el suministro energético, carbón o nuclear", afirma la directora del instituto del carbón.
"Las renovables son importantísimas porque permiten paliar los efectos de los combustibles fósiles, pero hay que mantener el carbón por lo que supone para la estrategia de garantía del suminstro, aunque mejorando las tecnologías de utilización". Según sus datos, en España el carbón representa el 22 por ciento de la producción de electricidad, una cifra similar a las de otros países europeos. Otros como Polonia o Suráfrica alcanzan el 80 por ciento.