Investigadores del Instituto de Neurociencias analizan los efectos del alcohol en el desarrollo del sistema nervioso del ser humano
Ana Victoria Pérez/DICYT Estudiar los efectos que produce el etanol en el desarrollo del sistema nervioso de un feto es el objetivo que se ha marcado el equipo que coordina el profesor José Aijón, y en el que participan los doctores Ángel Porteros y Rosario Arévalo, del Departamento de Neurobiología Comparada del Instituto de Neurociencias. El proyecto, en el que trabajan desde hace dos años cinco investigadores con fondos de la Junta de Castilla y León, trata de determinar los mecanismos genéticos que alteran la formación de estructuras nerviosas en el feto. Tal y como ha explicado a DICYT Ángel Porteros "estamos utilizando modelos animales, como el pez cebra, en el que reproducimos los mismos trastornos que provoca el síndrome alcohólico fetal en humanos. Después hay que establecer modelos de diagnóstico fiables que den una idea de la gravedad de los daños".
A parte de alteraciones en el sistema circulatorio, el síndrome alcohólico fetal provoca trastornos en la formación de estructuras nerviosas, como espina bífida o ciclopía. El primero de estos trastornos consiste en que la columna vertebral no llega a cerrase por completo, por lo que las meninges que protegen la médula espinal, e incluso la propia médula, pueden quedar al descubierto. La ciclopía es un trastorno que presentan algunos fetos cuando el gen encargado de diferenciar las cuencas oculares no realiza su función y el feto desarrolla un sólo ojo. En otras ocasiones el problema es que no existe separación entre ambas cuencas oculares.
¿Cuánto alcohol es demasiado?
Se trata de alteraciones muy graves que, según informa el doctor Porteros, aparecen sin que el consumo de alcohol en la madre sea desmesurado. "Consumir bebidas alcohólicas de baja graduación, y en cantidades tan pequeñas como 30 ó 60 mililitros al día (lo que equivale a una cerveza o un vaso de vino) durante dos semanas puede dar lugar a este tipo de trastornos". Además se ha comprobado que si el hábito de ingerir alcohol se da en las primeras semanas de gestación, momento en el que muchas mujeres desconocen que están embarazadas, el riesgo de que las estructuras nerviosas aparezcan dañadas es mayor.
Según las estadísticas uno de cada 750 nacimientos en Europa presenta alguna deficiencia relacionada con el síndrome alcohólico fetal, en mayor o menor grado de desarrollo, por lo que se hace necesario tener modelos precisos de diagnóstico que permitan conocer el estado real de las lesiones del feto.
En el caso de la ciclopía, el doctor Porteros señala que "con el modelo del pez cebra se ha conseguido reproducir perfectamente este trastorno simplemente añadiendo alcohol al agua en el que los peces se desarrollan". Los investigadores utilizan sondas moleculares, esto es, detectores de las proteínas que intervienen en la expresión de los genes implicados en el desarrollo de sistemas nerviosos. Los experimentos apuntan a que el gen conocido como Cyclops se ve modificado por la ingesta de alcohol y es el responsable de esta patología, aunque por el momento, según Ángel Porteros "es tan solo un candidato. "Necesitamos saber si es el alcohol el que modifica directamente el gen o si se dañan estructuras y procesos anteriores a la expresión de ese gen". Para ello, están comparando el modelo del pez cebra alterado en el laboratorio mediante la adición de alcohol al agua, con peces cuyo gen Cyclops ha sido modificado directamente en el laboratorio. Estos individuos provienen del University Collage of London con el que el Departamento de Neurobiología Comparada mantiene una colaboración.
"Una vez que se conoce qué es lo que falta y cuándo falta, se podrían establecer modelos diagnósticos que determinen el estado de malformación del feto, de hecho, ya hay indicadores que tras una amniocentesis sirven para predecir si el feto ha desarrollado espina bífida". Cuando en el líquido amniótico aparece gran cantidad de proteínas de las que están presentes en el citoesqueleto de las células (proteínas que sirven para dar forma a la estructura celular) existe un riesgo de que la lesión se haya producido.
Lesiones más graves al comienzo del embarazo | |
No hay pruebas objetivas que determinen a partir de cuanto alcohol se producen alteraciones fetales. Cada mujer metaboliza el alcohol de forma diferente, varía con la edad de la madre, la periodicidad del consumo o si se ingiere con comida o en ayunas. Muchos investigadores consideran que lo mejor es no probarlo durante la gestación. El consumo esporádico puede producir formas incompletas del síndrome alcohólico fetal, ya que el alcohol es una sustancia que atraviesa fácilmente la placenta. A pesar de todo el feto tiene más dificultades para eliminarlo que la madre, por lo que la dosis y el tiempo que actúa sobre el organismo en desarrollo es mucho mayor. Las lesiones son más graves cuando el consumo afecta al primer trimestre del embarazo, cuando se está formado el sistema nervioso. Muchas mujeres beben sin saber que están embarazadas, por eso se recomiendan hábitos saludables desde antes de que se produzca el embarazo. Por otra parte, existe la creencia de que en los últimos meses del embarazo el peligro para el feto es menor, pero en realidad, los mecanismos neurológicos más sofisticados se producen en la segunda mitad del embarazo. |