Alimentación España Pamplona, España, Miércoles, 11 de octubre de 2006 a las 20:13

Investigadores navarros analizan los efectos de la erosión de los suelos en la agricultura

Los primeros resultados apuntan a que la vegetación de los cauces frena la degradación de la superficie cultivada

BGA/DICYT Un equipo de investigadores de la Universidad Pública de Navarra, en colaboración con técnicos del Departamento de Agricultura, Ganadería y Alimentación del Gobierno de Navarra, trabajan en un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología cuyo objetivo es analizar el efecto que la actividad agrícola y ganadera tiene sobre la erosión y la calidad de aguas en las tierras de la Red de Cuencas Experimentales Agrarias.

El proyecto, dirigido por el profesor de Ingeniería Agroforestal del Departamento de Proyectos e Ingeniería Rural Javier Casalí Sarasíbar, tiene su origen en el establecimiento por parte del Gobierno de Navarra de una Red de Cuencas Experimentales Agrarias “donde se registran de manera continua todas las variables climáticas e hidrológicas de importancia, para saber qué ocurre en cuanto a erosión y a calidad de aguas en zonas cultivadas”, explica el profesor Javier Casalí. La importancia de estos estudios radica en el que hecho que “es necesario perseguir el objetivo de hacer compatible la actividad agraria con un desarrollo sostenible".


Así, cada zona investigada cuenta con una estación meteorológica automática completa y varios pluviómetros totalizadores, que permiten conocer detalladamente las condiciones climáticas a lo largo del tiempo. También se registra el caudal del agua que sale de la cuenca y se toman muestras para conocer su calidad.  

Los investigadores navarros muestran su sorpresa ante alguna de las conclusiones iniciales. Por ejemplo “nos ha sorprendido que la erosión es muy diferente en dos cuencas cultivadas con cereal, la Tejería y Latxaga, con climatología parecida pero suelos distintos, que se trabajan cultivan de forma muy similar y en las que se obtienen rendimientos comparables. En concreto, la primera cuenca ha experimentado un grado de erosión importante, muy superior a la registrada en la de Latxaga, aunque irregularmente repartida por la cuenca y muy variable de un año con respecto a otro”.


Respecto a la contaminación de las aguas, las dos cuencas cerealistas presentan comportamientos distintos con concentraciones más altas que el resto de las analizadas, aunque el análisis de los datos requiere un mayor estudio, los expertos apuntan “a la mayor presencia de vegetación en los cauces de la cuenca de Latxaga como el elemento que más parece influir”. También, “es evidente el impacto de la actividad ganadera intensiva en la cuenca de Oskotz y el efecto positivo de las medidas tomadas para gestionar el ganado y los purines”.


En estos momentos los investigadores tienen previsto profundizar en la teledetección por radar para estimar la humedad del suelo e incorporarla a estos modelos porque "es fundamental para los cálculos hidrológicos", señala el director y subrraya que "ahora únicamente están midiendo lo que ocurre a la salida de la cuenca, por lo que cabría profundizar más estudiando lo que sucede en particular en las subcuencas y en las parcelas, identificando las fuentes de sedimentos y de contaminantes y relacionándolos con las prácticas agrícolas, ganaderas y forestales”.