Investigar en terapias individuales disminuye el coste de sacar un fármaco al mercado
JPA/DICYT El director médico de Laboratorios Lilly España, José Antonio Sacristán del Castillo, ha afirmado hoy en Salamanca que es necesario "cambiar el paradigma de investigación e ir hacia nuevos modelos de desarrollo de fármacos". En una conferencia organizada por la Academia de Farmacia de Castilla y León, el experto ha explicado que desarrollar un nuevo fármaco supone alrededor de 12 años de estudios y más de 800 millones de euros. Sin embargo, apostar por el desarrollo de terapias individuales puede suponer un importante ahorro de tiempo y dinero.
Estos tratamientos se fijan en las características concretas de grupos reducidos de pacientes, basándose en estudios genéticos, por ejemplo, para desarrollar medicamentos a la carta. "Los avances en Farmacogenética y Farmacogenómica serán fundamentales para poder desarrollar medicamentos que sean eficaces para pacientes específicos, para identificar a los pacientes que va a responder bien desde el principio y lograr una eficacia casi del 100% evitando los efectos adversos", ha comentado en declaraciones a DiCYT. Esto significa que el número de pacientes que participa en ensayos clínicos puede ser mucho menor y, por lo tanto, en el coste de desarrollar los fármacos también disminuirá.
Aunque crear medicamentos cada vez más específicos según las características de los pacientes seguirá siendo muy costoso, "en lugar de tener una eficacia menor del 60%, como es habitual, se sabe que el medicamento va a funcionar en casi todos los casos. Esto supone un ahorro de costes muy importante para el sistema, que no despilfarra tratamientos en pacientes que no se van a beneficiar y no provoca efectos adversos en pacientes que hay que tratar", señala. De hecho, se estima que demostrar que un fármaco funciona cuando se buscan tratamientos individualizados requiere un 80% menos de pacientes, así que el ahorro es muy importante porque los ensayos clínicos son los más caros.
Asimismo, hay otros nuevos abordajes de la industria para ser más eficientes, por ejemplo, fijarse en otras variables en la investigación. "Habitualmente, se han recogido las variables que eran importantes para los médicos, como los parámetros bioquímicos, pero cada vez se recogen otras más importantes para los pacientes, como la calidad de vida, y también para los pagadores, como los datos del coste de la efectividad de los nuevos fármacos", apunta.
Crisis
Según José Antonio Sacristán del Castillo, la crisis económica también se nota en la industria farmacéutica, especialmente, porque una parte de las medidas del ahorro del gasto sanitario se ha centrado en los medicamentos, con un impacto en 2011 que se estima en unos 3.000 millones de euros. "Cualquier sector tiene que verse impactado por la crisis, pero no tenemos que olvidar lo que aportan los medicamentos: representan un 20% del gasto sanitario, pero el aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados se estima que se debe en un 40% a los nuevos fármacos", asegura.
La reducción de la financiación de la investigación básica es otra de las preocupaciones del sector. "La industria farmacéutica no puede desarrollar fármacos por sí misma, tiene que depender cada vez más de los investigadores que están en las universidades. Conocer mejor los mecanismos de las enfermedades hace que logremos fármacos más eficaces. Por eso, invertir menos en investigación básica va a redundar en los resultados de la industria y en la investigación biomédica en general", agrega.