Alimentación España , Soria, Miércoles, 01 de marzo de 2006 a las 16:40

La Junta aplicará nuevas mejoras en la gestión de los bosques de la región

Estas medidas adicionales, asociadas a hábitats forestales, pretenden intensificar la conservación de aves y quirópteros

Verónica Reglero/DICYT La Junta de Castilla y León ha sido la primera Administración del país en conseguir una certificación en montes de utilidad pública sobre más de 100.000 hectáreas, con 37 ayuntamientos implicados de las provincias de Soria y de Burgos. La comunidad se sitúa en la línea marcada durante la cumbre de Río de Janeiro de 1992 donde se establecieron las primeras ideas sobre protección y control de los bosques mundiales y la Conferencia Ministerial de Helsinki, celebrada un año más tarde, para profundizar en gestión forestal sostenible.

A través del Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor), cuya sede se encuentra en Soria, se inició en el año 2004 el proceso de certificación forestal PEFC -es el que tiene más hectáreas certificadas en el mundo, así como el más utilizado también en Europa-, que supone una iniciativa voluntaria del sector privado forestal. Para este año está prevista la incorporación de nuevas masas de arbolado con documentos de planificación en vigor, extendiéndose en breve, a bosques de la provincia de Segovia y del resto de provincias de Castilla y León.

Con el objetivo de buscar nuevas fórmulas para mejorar la gestión forestal, y después de pasar el proceso de auditoria con AENOR, entidad independiente que certifica el cumplimiento de criterios de sostenibilidad, la Junta intenta aplicar medidas adicionales para la conservación de aves y quirópteros asociadas a hábitats forestales, así como para mantener en buen estado de conservación aquellos biotopos comúnmente utilizados por dichas especies, previniemdo con ello , los ataque de plagas y enfermedades.

Se pretenden, en definitiva, introducir nuevos criterios en los tratamientos selvícolas a realizar en los bosques de Castilla y León, estableciendo unas líneas básicas de actuación que tengan aplicación en todas las zonas relevantes de las distintas especies de aves: lugares de cría, refugio, etc.

Entre los más destacables se podrían citar: la resticción de utilizar maquinaria pesada en el entorno cercano a las áreas de nidificación de las especies contempladas en el documento de trabajo a aquellos periodos de menor sensibilidad dentro del ciclo biológico de las mismas; en aquellas zonas de actuación donde se encuentren plataformas de nidificación de alguna de las especies catalogadas como “en peligro de extinción” o “vulnerables”, que no cuenten con Plan de Recuperación o Plan de Conservación aprobado, así como otras rapaces forestales que se encuentren catalogadas como “de interés especial” la restricción se incrementará a 10 pies/hectárea en un entorno de protección de la zona del nido que comprenda, como mínimo, una superficie de 15 hectáreas. Para las especies que ya cuentan con estos instrumentos de planificación se atenderá a las consideraciones hechas al respecto por los mismos.

Mantenimiento de pequeños rasos naturales

Otra de las medidas adoptadas es el mantenimiento de pequeños rasos naturales en el interior de la masa forestal debido a su importancia en la conservación de la biodiversidad, evitando su repoblación artificial en el momento en que se aborde la regeneración del bosque circundante. También se estudiará el mantenimiento de pequeños rasos aprovechando pequeñas perturbaciones, como derribos; éstos se localizarán preferentemente en las zonas de peor calidad de estación. Estas zonas cumplen un importante papel ecológico dado que su estrato herbáceo es el hábitat seleccionado de forma preferente por determinados micromamíferos (como topillos, ratones, etc.), los cuales a su vez son la base de la cadena trófica del ecosistema, siendo la presa principal de pequeños carnívoros y de algunas rapaces. A su vez, son zonas muy utilizadas por otros grupos faunísticos, principalmente herbívoros, para su alimentación y reposo.

En todos los casos se intentará mantener y potenciar el nivel de biodiversidad vegetal existente en cada zona, respetando y favoreciendo la riqueza específica del cortejo de especies acompañantes (excepto plantas heliófilas de degradación), especialmente de aquellas especies arbóreas o arbustivas escasamente representadas y aquellas otras productoras de frutos que aprovechan las especies faunísticas.


Vegetación ripícola

En las zonas de vegetación ripícola, definidas como la franja que va desde el nivel medio de las aguas hasta el nivel que alcanzan las aguas en las máximas crecidas ordinarias, al objeto de mantener la continuidad horizontal y vertical de las formaciones vegetales típicas de ribera, las actuaciones que se ejecuten sobre la vegetación tendrán principalmente la finalidad de paliar la deficiencia de regeneración natural o favorecer el desarrollo del regenerado. Estas zonas son vitales para un gran número de especies y requerirán un cuidado especial tanto por su fragilidad, como por su interés de conservación al actuar como corredores y como zonas de refugio y de cría de un buen número de especies faunísticas de gran interés (mamíferos asociados a los cauces, anfibios, reptiles, algunos invertebrados, etc.).

 

Por último, y en relación con el paisaje, se adaptará la gestión al mosaico de hábitats que conforman el entorno natural, llevando a cabo un tratamiento diferencial para cada uno de ellos, así mismo se preservarán los hábitats asociados a las masas forestales tales como roquedos, pequeñas lagunas, etc., como importantes fuentes de diversidad biológica.