La migración celular, esencial en la formación, crecimiento y regeneración del organismo
UNAM/DICYT La migración celular es un mecanismo fundamental en la formación, crecimiento y regeneración de los seres vivos. Ocurre a diferentes niveles, a veces en organismos formados a partir de una sola célula, y otras, en los constituidos por miles de ellas. A partir de la fecundación, las células comienzan a multiplicarse para constituir lo que más adelante será un ser vivo. No pueden solamente reproducirse y quedarse en el sitio donde nacieron, así que migran hacia un lugar específico para realizar su función, sea para formar un órgano, desarrollar algún trabajo en el organismo o moldearlo para adquirir su forma, explicó en un texto de próxima publicación, Alfonso Escobar Izquierdo, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM.
Estudioso del proceso de migración celular en las neuronas cerebrales, el investigador emérito fue reconocido por su trayectoria académica con la primera edición del Premio Ramón de la Fuente Muñiz de Salud Mental. “Es un honor, me siento halagado de que me lo hayan dado”, comentó en entrevista.
El científico, adscrito al Departamento de Biología Celular y Fisiología del IIBm, destacó que, fundamentalmente, el cerebro es el determinante de todas las funciones que se llaman mentales. “Se cree que hay enfermedades mentales y nerviosas, pero no es cierto, todas son neurológicas”, aclaró.
Migración neuronal
Desde hace cuatro años, Escobar y sus alumnos indagan un grupo de células del tallo cerebral, donde funciona la serotonina, neurotransmisor que participa en la migración neuronal en los procesos de memoria, conducta y aprendizaje.
“La serotonina ó 5-HT, tiene que ver con los procesos cognoscitivos en general, y para que se produzca, se necesita del aminoácido triptófano, ingerible en la comida”, explicó el universitario. La corteza cerebral recubre la parte más externa del cerebro, está formada por seis capas celulares y cada una posee diferentes tipos neuronales. Está relacionada con los mecanismos de motricidad, memoria, interpretación de estímulos sensoriales y con la generación de funciones cognoscitivas, añadió.
En el proceso de migración, se trasladan desde el tubo neuronal hasta la capa de la corteza que les corresponde, de tal manera que las células generadas tempranamente ocupan las capas más profundas, mientras que las producidas de manera tardía, forman las más externas.
Las futuras células se mueven hacia su nivel correspondiente a través de las llamadas glías radiales, utilizadas como andamios por los que las células cerebrales escalan hasta llegar al lugar que ocuparán, donde dependen de señales químicas para llevar a cabo su función. Pero existen factores externos, como la desnutrición en el periodo prenatal, que pueden alterar los patrones normales.
Estudio experimental en ratas
Para estudiar este proceso, Alfonso Escobar y sus alumnos crearon un déficit artificial de triptófano en el alimento de ratas de experimentación, para analizar qué modificaciones sufren ante la escasa o nula producción de serotonina.
En su experimento, alimentan a las ratas embarazadas con un déficit de triptófano y luego observan a sus crías, que al nacer muestran cambios conductuales y modificaciones celulares por la nula producción de ese neurotransmisor.
“Como se altera el ADN, es posible que las crías hereden a sus hijos esa modificación de nula o baja serotonina y que la carencia del neurotransmisor pase hasta los bisnietos, aunque tuvieran una alimentación correcta”, abundó.
En los seres humanos adultos, la serotonina se vincula con la depresión. “Por eso los medicamentos tienden a mejorar su cantidad circulante en el cerebro. Pero en los recién nacidos no hay ese déficit, quizá lo guardan para la etapa madura”, precisó el científico, quien aclaró que su estudio se realiza únicamente en modelos experimentales animales.