La Universidad de Costa Rica abre una nueva línea de investigación marina
UCR/DICYT El golfo de Nicoya es el escenario para el inicio de un nuevo campo de investigación marina en la Universidad de Costa Rica (UCR), con la participación de un grupo de estudiantes de posgrado de Centroamérica y de España, país que está liderando y aportando el financiamiento para la iniciativa. Se trata de la ecología microbiana, un área del conocimiento relativamente reciente y de rápido crecimiento en los países desarrollados, pero inexplorada en la región centroamericana. Este tipo de estudio puede tener aplicaciones en la industria y en la biotecnología.
La apertura de esta línea de investigación en Costa Rica se inició con el primer curso internacional denominado Microbiología estuarina: procesos biogeoquímicos en sedimentos y columnas de agua, que se realiza en el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), del 18 de julio al 5 de agosto.
“El estudio de los microorganismos es fundamental. Aunque no los vemos, estos son la base de la biodiversidad macroscópica, esa que hace famosa a Costa Rica”, aseguró durante la inauguración del curso Alfonso Corzo Rodríguez, catedrático en Ecología de la Universidad de Cádiz y organizador del curso por la parte española.
Esta actividad académica forma parte de un proyecto de cooperación entre ambas universidades, el cual es financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid). Un total de 16 estudiantes de posgrado: seis costarricenses, cinco centroamericanos provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá y cinco españoles participan en calidad de becados.
Los alumnos viajarán a la Estación Nacional de Ciencias Marino-Costeras de la Universidad Nacional (UNA), en Punta Morales, provincia de Puntarenas, para continuar con la parte práctica del entrenamiento en el golfo de Nicoya.
Este estuario es uno de los más productivos de Costa Rica y del mundo y constituye el centro pesquero más importante del país, según explicó Álvaro Morales Ramírez, director del Cimar. Sin embargo, en los últimos años ha sufrido el impacto por el aumento de los problemas de contaminación y las floraciones de algas nocivas.
Aunque el golfo de Nicoya ha sido bastante estudiado por el Cimar desde finales de los años 70, aún los científicos desconocen “aspectos fundamentales sobre la dinámica microbiana en este sistema, por ejemplo, el impacto de ciertas actividades productivas en los ciclos bioquímicos del golfo”, expresó Morales.
Impacto regional
El catedrático español destacó el impacto regional del proyecto de cooperación, ya que se espera crear capacidades científicas y técnicas tanto en Costa Rica como en el resto de la región. El proyecto Desarrollo y consolidación de la investigación sobre microbiología estuarina y biogeoquímica marina en Costa Rica tendrá una duración de cuatro años y cuenta con el aporte de $210 mil para el primer año.
Para ello se financiará la formación de un especialista costarricense, a nivel de doctorado. Además, el curso actual se repetirá en el 2013 con la participación de nuevos alumnos y alumnas de posgrado.
“La idea es comenzar a formar grupos de investigadores costarricenses y centroamericanos que estudien sus medios naturales para conocer la ecología microbiana y el papel que los microorganismos juegan en estos sistemas”, aseguró Corzo.
El Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (CIBCM) de la UCR contribuirá con el proyecto en el manejo de técnicas de biología molecular, cuyo uso es fundamental en la ecología microbiana moderna. Corzo explicó que se realizarán otras actividades en el marco del proyecto, entre estas la repetición del curso para nuevos estudiantes de posgrado en el 2013.
Dijo que en esta experiencia cada país aporta sus fortalezas. La UCR ofrece su conocimiento sobre los ecosistemas locales y para los investigadores españoles el proyecto les permite conocer ambientes tropicales, como los manglares, que son los ecosistemas análogos de las marismas existentes en España.
Con los recursos aportados por el proyecto se adquirirán equipos especializados por un valor de $75 mil, que pasarán a ser propiedad del Cimar.