Tecnología España , Valladolid, Lunes, 20 de abril de 2009 a las 14:19

Las aplicaciones del reconocimiento biométrico de personas

Artículo de divulgación de Carlos Vivaracho, investigador del Grupo Entornos de Computación Avanzada y Sistemas de Interacción Multimodal de la Universidad de Valladolid

DICYT La biometría, tal y como aparece en el diccionario de la lengua española, se define como “el estudio mensurativo o estadístico de los fenómenos o procesos biológicos”. Cuando es usada para la identificación de individuos hablamos del Reconocimiento Biométrico de Personas (RBP). La utilización de rasgos biométricos con este objetivo es muy antigua, pudiendo encontrar referencias ya en tiempos de Roma, donde la huella de una mano ensangrentada fue usada en un juicio.

 

Para que un rasgo biométrico pueda ser utilizado en el reconocimiento de personas, se necesita que pueda ser medido, que sea diferente en cada individuo y que varíe lo menos posible con el tiempo. De manera muy esquemática podemos dividir el conjunto de rasgos usados en el RBP en estáticos o debidos de una u otra forma a la genética (huella dactilar, iris, forma de la mano, cara, etc.) o dinámicos o de comportamiento (voz, forma de teclear, firma manuscrita, etc.). El abanico de rasgos biométricos usados actualmente tanto en investigación como en productos comerciales es muy amplio.

 

Estamos viviendo un momento de gran expansión de este tipo de tecnologías, lo que genera no pocos recelos en amplios sectores de la sociedad. Éstos son debidos, sobre todo, a dos de los usos más conocidos del RBP: los relacionados con temas jurídico/policiales (es de sobra conocida la utilización de huellas dactilares y, más recientemente, del ADN en la identificación de delincuentes) y de seguridad o control en lugares como el metro, aeropuertos, etc. Se tiene miedo, por un lado, a lo que se pueda hacer con las grabaciones y, por otro, a la pérdida de intimidad. Aunque, como en otras situaciones, la ley va por detrás de la tecnología, es conveniente comentar que para ambos casos existen leyes que protegen nuestros derechos y que pueden ser reclamadas.

 

Existe, sin embargo, un tercer uso menos conocido del RBP y que puede servirnos de gran ayuda. Estamos hablando de la utilización de rasgos biométricos para el acceso a recursos como banca por Internet o cuentas de correo electrónico, pagos mediante tarjeta, etc. Se pueden establecer tres niveles se seguridad para el acceso a este tipo de servicios remotos: mediante algo que el usuario conoce (ej., clave), mediante algo que el usuario tiene (ej., tarjeta) y mediante algo que el usuario es (ej., rasgo biométrico).

 

El problema de la clave es la necesidad de memorizarla, lo que se complica cuando el número de servicios a lo que se accede es alto, como ocurre en la realidad. Si se olvida, el acceso en imposible. Además, es un sistema fácil de atacar por simple observación de su tecleo. En los sistemas basados en algo que el usuario tiene el punto débil es que hay que portar el objeto, y si lo perdemos, además, puede ser mal utilizado por terceras personas.

 

La biometría aparece como posible solución: no tenemos que recordar, ni que portar nada, ya que el rasgo, sea cual sea, siempre va con nosotros. Si se popularizara su uso, podríamos, por ejemplo, poder realizar pagos o sacar dinero en nuestros viajes sin necesidad de tener que llevar tarjetas, y sin la preocupación no sólo de perderlas o de que nos las roben, si no también, del posible deterioro de éstas.

 

Actualmente, el problema para la popularización de RBP es, además del recelo, su fiabilidad: ningún sistema puede garantizarla al 100%, ni los más seguros basados en iris o huella dactilar. Los motivos son múltiples, pero entre los más importantes podemos destacar la variabilidad tanto del comportamiento humano, como de las condiciones de adquisición. Estos problemas no aparecen en entornos controlados, pero impiden un uso generalizado. Sin embargo, la evolución que estas tecnologías han experimentado en los últimos años y la aparición de nuevos sistemas (ej., los basados en las venas de la mano) hace que podamos predecir que en un futuro no muy lejano su uso será tan natural como el actual de clave o tarjeta, bien como sustituto o bien como complemento para mejorar la seguridad.

 

Siguiendo con esta última idea, no quería acabar sin comentar las oportunidades de negocio que actualmente aparecen en el RBP, y que desde aquí animo a aprovechar.