Salud España , Salamanca, Jueves, 01 de diciembre de 2005 a las 14:05

Las mujeres muestran mayor predisposición genética que los hombres a padecer dolor ante una misma patología

Investigadores de la Universidad de Salamanca analizan las variaciones genéticas que condicionan las vías de trasmisión y percepción de estas sensaciones

Ana Victoria Pérez/DICYT Las mujeres muestran mayor predisposición genética que los hombres a padecer dolor ante la misma patología. Esta es sólo una de las conclusiones a las que ha llegado la investigadora Pilar Armero tras cuatro años de trabajo en los laboratorios de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca. Durante todo este tiempo, y gracias al apoyo de la Cátedra del Dolor de la Fundación Grünenthal y de la Unidad del Dolor del Hospital Clínico Universitario salmantino, esta joven investigadora ha concentrado sus esfuerzos en descifrar las claves genéticas que hacen a determinados seres humanos más propensos al sufrimiento.

La investigación ha contado además con dos coordinadores "de lujo", tal y como ha explicado a DICYT la propia Pilar Armero, ya que todos los trabajos relacionados con los análisis biológico moleculares han estado supervisados por el catedrático de Medicina de la Universidad de Salamanca Rogelio González Sarmiento, mientras que la participación del doctor Clemente Muriel, en su doble faceta de director de la Unidad del Dolor del Hospital Clínico y responsable de la Cátedra del Dolor de la Fundación Grünenthal, ha sido decisiva a la hora de contar con las más de 300 muestras de ácido desoxiribonucléico (ADN) que se han llevado a cabo.

"La mayor parte de las muestras de ADN que analizamos se corresponden con casos de dolor neuropático, que es el que se presenta cuando existe algún tipo de lesión, enfermedad o sección completa del sistema nervioso periférico o central, y se mantiene incluso en la ausencia de un estímulo nocivo periférico", comenta la investigadora. El dolor neuropático es en la actualidad uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los profesionales médicos en el manejo del dolor crónico por lo que investigaciones como la de Pilar Armero pueden contribuir de manera notable a esclarecer parte de los mecanismos que lo activan.

Así, partiendo de las muestras de sangre periférica de pacientes tratados en la Unidad del Dolor del Hospital Clínico de Salamanca, Pilar Armero obtiene las muestras de ADN que analizará posteriormente. Cada una de las muestras está acompañada de una ficha en la que se recogen los datos principales del paciente, como el tipo de patología que sufre, el tratamiento que está recibiendo y la respuesta que dicho paciente manifiesta al tratamiento. "Lo que analizamos en cada muestra de ADN son los diferentes polimorfismos (variaciones genéticas) que se han descrito en anteriores estudios de investigación básica desarrollados en modelos animales o en cultivos celulares, comprobando si dichos polimorfismos están presentes en pacientes humanos, y determinando si están implicados en las distintas vías de transmisión del dolor".

Entre las variaciones genéticas que han captado la atención de los investigadores hasta el momento están aquellas que regulan vías de neurotransmisión como el sistema GABA o ácido gamaaminobutirico, los receptores de opioides o las oxidonitricosintasas.

Tratamientos a la carta

Las investigación en el campo de la genética y el dolor abre múltiples vías a científicos y clínicos. Una de ellas pasa por el desarrollo de la farmacogenética. Pilar Armero explica al respecto cómo "el estudio de las más de 300 muestras que ya han pasado por nuestro laboratorio nos ha permitido determinar que existen factores genéticos que condicionan el metabolismo de los diferentes fármacos. El análisis pormenorizado de dichos factores genéticos nos permitiría clasificar a los pacientes en metabolizadores rápidos, lentos o medios, facilitando al personal sanitario la selección del fármaco más adecuado para cada paciente, e incluso la cantidad en la que debe suministrársele".

Pero para ello, estos pioneros de la investigación genética (sólo existen cuatro artículos publicados en este campo) necesitan profundizar en los estudios. Únicamente con un mayor número de muestras analizadas se podría agrupar a los pacientes no sólo en función del tipo de dolor que padecen, sino también en función del tipo de enfermedad que les causa dolor.