Medio Ambiente Costa Rica , Costa Rica, Miércoles, 09 de diciembre de 2020 a las 09:36

Los caballos sí ayudan a la conservación del bosque seco

Aunque en otras partes del mundo se han documentado interacciones negativas entre caballos y otras especies, este estudio lo descarta

UNA/DICYT Los equinos domésticos han sido introducidos en distintos lugares del mundo como animales de trabajo, sin embargo, su presencia en áreas protegidas ha sido cuestionada. Un estudio realizado por Brayan Morera Chacón, para optar por la Maestría en Conservación y Manejo de Vida Silvestre, demuestra que en el Parque Nacional Santa Rosa estos animales sí podrían ser aliados de la conservación.

 

El Parque Nacional Santa Rosa (PNSR) fue, durante la década de los 40, una hacienda ganadera, donde los trabajadores dispersaban semillas de pasto jaragua (Hyparrhenia rufa), un pasto nativo de África introducido al país en los años 20. “Para el manejo del pasto se utilizaba el fuego, lo que acabó con gran parte de la biodiversidad nativa. En 1971 se creó el parque nacional para conservar fragmentos del bosque seco, uno de los más amenazados de Mesoamérica por la extensión ganadera”.

 

Una de las acciones implementadas para el manejo del bosque seco del PNSR es el uso de caballos como agentes dispersores de semillas y controladores del pasto jaragua, con esto contribuyen a disminuir el combustible para los incendios forestales y a reducir la competencia de las plantas nativas con los pastos.

 

En el Plan General de Manejo del ACG, según Morera, establecen cinco zonas de manejo: protección absoluta, uso restringido, uso público, uso sostenible y uso especial. El área de uso especial abarca solo el 0'52 por ciento del ACG y comprende el espacio donde se ubica la infraestructura de la administración del área silvestre protegida, así como los sitios que requieren de manejo especial por ser contrarios a los objetivos de conservación; los caballos se mantienen en un área con categoría de uso especial.

 

De acuerdo con la investigación, aunque los caballos han sido grandes aliados en la restauración del bosque seco del ACG, en otras latitudes se han documentado impactos negativos por su presencia en áreas protegidas. “Los caballos pueden modificar el hábitat de algunas especies y alterar la estructura y composición del sotobosque, y con ello reducir la cobertura y alterar la abundancia y distribución de organismos vegetales, además pueden desplazar a la fauna nativa o cambiar su comportamiento”.

 

En otras partes del mundo se han documentado interacciones interespecíficas negativas entre caballos y especies que comparten hábitos alimenticios y de forrajeo muy similares como los ungulados, como los venados; sin embargo, en Costa Rica, las observaciones sugieren que los caballos pueden convivir con especias nativas, como el venado cola blanca.

 

En armonía

 

El objetivo de este estudio fue determinar la relación en la distribución temporal de caballos y venados cola blanca simpátricos en un área especial de manejo para caballos en el Parque Nacional Santa Rosa. Morera utilizó datos de actividad de caballos y venados obtenidos mediante cámaras trampa para describir y comparar el tipo de actividad y estimar el grado de solapamiento temporal.

 

Además, a partir de los datos de cámaras trampa y pares de foto–capturas caballo-venado desarrolló un modelo estadístico que le permitió evaluar el tipo de respuesta (segregación, atracción o indiferente) de los venados hacia la presencia de caballos.

 

“Este es el primer estudio que analiza la relación en la distribución temporal de venados cola blanca y la presencia de caballos en un área protegida en Costa Rica. Los datos sugieren que la actividad diaria del venado cola blanca y el caballo es muy similar, y que la actividad del venado no varía significativamente en presencia o ausencia de caballos. Una vez que describí y analicé los patrones de actividad diaria evalué la respuesta temporal de los venados a la presencia de caballos mediante el desarrollo de un modelo nulo, el cual demostró que los venados no son atraídos ni segregados temporalmente por la presencia de caballos”.

 

Para el investigador es posible mantener un área de uso especial para caballos domésticos en el PNSR, ya que ayudan a la dispersión de semillas, controlan el crecimiento del pasto jaragua, y se usan en el programa de control y protección de los ecosistemas. “Este es un primer estudio que se puede usar para la toma de decisiones, recomiendo seguir utilizando un nivel de pastoreo bajo (0'05 caballos por hectárea), y mantener un monitoreo constante a través de cámara trampa”, puntualizó Morera.