Tecnología España Le贸n, León, Viernes, 11 de julio de 2008 a las 13:59

"Los cient铆ficos ni sabemos ni debemos vender lo que generamos en el laboratorio"

Daniel Ram贸n Vidal, profesor de investigaci贸n del CSIC y Premio Nacional de Investigaci贸n 2007 en Innovaci贸n Tecnol贸gica

IGC/DICYT La escasa transferencia de los resultados de la investigación es uno de los males que siempre se le achaca a la ciencia en España. Éste es un tema que Daniel Ramón Vidal, profesor de investigación del CSIC, conoce por experiencia propia. Hace cinco años creó Biópolis, la primera spin-off surgida del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y ha tenido que sortear las dificultades para hacerse un hueco en la investigación biotecnológica aplicada. ¿Su éxito? "Contratar un gestor que nos hizo ver dónde estaba el negocio. Los científicos ni sabemos ni debemos vender lo que generamos en el laboratorio". Ramón Vidal contó su trayectoria con Biópolis, que le valió el Premio Nacional de Investigación 2007, en el III Congreso Interuniversitario de Tecnología que se celebra en León.

 

El científico ha explicado a DiCYT que "la mayor dificultad para poner en marcha el proyecto fue el marco administrativo, que es muy complicado" (se tuvo que acoger a una Ley de acompañamiento de los Presupuestos del Estado que permitía que el CSIC fuera socio de una compañía privada, que hasta entonces no era posible). Una vez superados los escollos administrativos, "el principal problema es que los científicos no sabemos vender lo que generamos en los laboratorios, ni lo debemos vender. Lo deben vender profesionales que sepan de ello". Para Daniel Ramón, uno de los éxitos de Biópolis fue contratar a un gestor "que nos hizo ver que el negocio estaba en cosas que no se nos habían ocurrido y que sabíamos hacer perfectamente".

 

Biópolis trabaja en dos sectores: la alimentación humana y animal y la industria química y farmacéutica. "Hacemos investigación a medida", comenta el investigador del CSIC. "En alimentación humana trabajamos sobre todo en alimentación funcional, en la búsqueda de nuevos ingredientes funcionales y, sobre todo, de su validación científica estricta, ya que, hasta ahora, ha habido mucho marketing y poca ciencia. En química farmacéutica trabajamos en ingeniería metabólica, en producir nuevos microorganismos que sean capaces de producir sustancias de interés como síntesis de intermediarios para crear fármacos". En la empresa trabajan 26 biólogos o biotecnólogos, algo importante porque, según Ramón Vidal, "el sector público no es capaz de absorber a todos los profesionales".

 

Mitad Ciencia, mitad Economía

 

Para el experto, "la licenciatura de Biotecnología debería tener la mitad de ciencias experimentales y la otra mitad de ciencias sociales", fundamentalmente gestión de empresa, márketing y normativa jurídica. Sobre la adaptación de la titulación al Espacio Europeo de Eduación Superior (EEES), Ramón se mostró "escéptico" debido a los "impedimentos de base" como es que "el primer curso debe ser común a todas las licenciaturas de Ciencias, y eso no me parece bueno". Lo que sí le parece positivo es que haya un espacio común europeo de universidades "que ofrezca la posibilidad de interactuar con otros colegas de Europa".

 

El investigador apoya la creación del Ministerio de Ciencia e Innovación: "es la primera vez en la historia del país que todo está en el mismo saco", resume. En su opinión todavía ha pasado poco tiempo para evaluar su actuación, "habrá que pedirle resultados cuando pasen cuatro años". En cuanto a las principales oportunidades de negocio futuras en el sector de la Biotecnología, Ramón Vidal destaca la alimentación animal, dentro de su ámbito de trabajo, y, en general, "todas las técnicas 'ómicas'", la Genómica, Proteómica o Transcriptómica, ya que "sus aplicaciones pueden abaratar y acortar evaluaciones de nuevos fármacos o nuevos productos de interés".