Los efectos secundarios de los fármacos para tratar esquizofrenias se han reducido significativamente
Crisrina G. Pedraz/DICYT La Facultad de Medicina de Valladolid acogerá los días 11 y 12 de marzo un Curso de Formación Continuada en Psiquiatría centrado en la atención, tratamiento y rehabilitación de las esquizofrenias, que según las estimaciones de los expertos afectan a un uno por ciento de la población. Uno de los aspectos que se abordarán durante el simposio es la terapia farmacológica, “esencial” para el tratamiento de estas personas, tal y como ha apuntado en declaraciones a DiCYT la especialista y profesora titular de Psiquiatría de la Universidad de Valladolid Natalia Jimeno.
La medicación básica en estos casos se centra en los antipsicóticos, aunque los pacientes precisan con frecuencia otros tratamientos con ansiolíticos o hipnóticos. La experta, quien coordina el curso, asegura que el mayor avance que se ha producido en los últimos años respecto a la terapia farmacológica radica en la reducción de los efectos adversos. “Existen dos grandes grupos de antipsicóticos, los clásicos y los atípicos, que se encuentran en desarrollo hoy en día, y el avance fundamental hasta ahora ha sido la modificación del perfil de efectos secundarios”, detalla, puesto que son fármacos que tradicionalmente “han tenido efectos secundarios sobre todo de tipo neurológico, aunque también algunos cardiacos”.
Estos efectos adversos “desagradables y molestos para los pacientes” han supuesto en muchos casos el incumplimiento de la terapia, lo que deriva a su vez en recaídas. “El 50 por ciento de los reingresos se asocian con un mal cumplimiento de la medicación, ya sea por no tomarla o por tomar dosis infraterapéuticas”, por lo que la reducción “muy significativa” de estos efectos en la actualidad es clave.
Asimismo, es necesario encontrar una medicación adecuada para cada paciente. El abandono de la terapia farmacológica también tiene que ver con la mala conciencia que el afectado tiene de la enfermedad. De este modo, es importante apoyar al paciente para que reconozca la presencia de la enfermedad y sus limitaciones, acepte el tratamiento y las medidas que controlan en parte la enfermedad.
“La persona con esquizofrenia no es un sujeto pasivo al que se le administra la medicación, se trata de proporcionarle herramientas e información para que el mismo sea capaz de controlar algunos aspectos”, asegura la psiquiatra. En este sentido, que el paciente juegue un papel activo para regular sus horarios y actividades es determinante.
Diagnóstico precoz
En cuanto al diagnóstico precoz, hay que tener especial atención a las personas que cuenten con antecedentes familiares de primer grado, sobre todo si padecen un estado mental de psicosis. De esta manera, la familia y los médicos de atención primaria son un pieza fundamental para la detección precoz. “La disminución del rendimientos a nivel académico y social, la pérdida de amigos, la modificación en características de la conducta y la personalidad son síntomas iniciales”, ha subrayado la experta, quien añade que esto no siempre quiere decir que se vaya a desarrollar la enfermedad.
Otros factores que predisponen a las esquizofrenias tienen carácter psicosocial, como el estrés, y otros se relacionan con el consumo abusivo de sustancias estupefacientes. “Se ha demostrado que el cannabis es un factor muy relevante en la aparición de la enfermedad. El abuso de sustancias en general complica el tratamiento de estos pacientes”, afirma Natalia Jimeno, quien recuerda que ya se han instaurado unidades de patología dual para aquellos que requieren terapias específicas por abuso de sustancias combinadas con esquizofrenia.
Creación de equipos terapéuticos
Por otro lado, la experta ha incidido en el valor añadido que aportan los grupos multidisciplinares, como es “la posibilidad de individualizar el tratamiento”. Las esquizofrenias se presentan de diversa manera, por lo que los equipos compuestos por diferentes especialistas son muy relevantes. En esta línea, si el paciente cuenta con escasos recursos sociales o económicos es necesaria la atención de un asistente social, o si cuentan con un problema frecuente como es el sobrepeso, con un nutricionista. Además se precisan psiquiatras, psicólogos, enfermeros o logopedas, un conjunto heterogéneo que debe estar “coordinado” para realizar un seguimiento específico y anticipar problemas.