Alimentación Argentina , Tierra del Fuego, Viernes, 05 de febrero de 2010 a las 16:24

Los tripulantes del Puerto Deseado finalizan sus estudios científicos en Ushuaia

La tercera campaña del Conicet logró censar aves y mamíferos marinos, estudiar peces y crustáceos o registrar parámetros bióticos y abióticos

CONICET/DICYT La tercera campaña del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) a bordo del Puerto Deseado ha concluido. El buque recorrió 1.900 millas náuticas (aproximadamente 3514 kilómetros, una distancia equivalente a una línea recta entre Ushuaia y Humahuaca) tripulado por personal del Servicio Hidrográfico Naval y fue programado para abarcar la mayor cantidad de ambientes de la plataforma continental patagónica, y así optimizar los estudios a bordo. 

 

Durante la campaña se realizaron diferentes tipos de trabajos: censos de aves y mamíferos, estudios de peces y crustáceos asociados al fondo marino y composición de la fauna acompañante, además del registro de parámetros abióticos (salinidad, temperatura, contenido de Iodo) y bióticos (cantidad de clorofila). En total se tomaron 64 muestras de diferente tipo en 26 estaciones, además del censo permanente de aves y mamíferos.

 

Por primera vez en su historia, el Puerto Deseado operó una red de pesca de fondo, especialmente diseñada para el buque por el capitán Martini de la Escuela Nacional de Pesca. Se realizaron 18 lances de pesca en estaciones situadas a distintas latitudes (entre 43 y 55 grados latitud sur), profundidades (44-151 metros) y distancias a la costa (6-334 kilómetros). La operación de esta red tuvo como objetivo principal la captura de un grupo de peces de fondo en particular: los nototénidos.

 

Estudio de los nototénidos

 

Este grupo presenta características particulares como no poseer vejiga natatoria, presentar fibras musculares muy grandes y reducidas en número, algunas especies producen proteínas anticongelantes, no poseen hemoglobina y presentan riñones aglomerulares. Evolutivamente los nototénidos, originarios de aguas templadas, sufrieron una impresionante radiación adaptativa en aguas Antárticas, existiendo muchas especies que han reconquistado aguas templado-frías en tiempos relativamente recientes.

 

Se obtuvieron más de 22 especies de peces óseos (incluyendo al menos 7 especies de nototénidos) y una cantidad todavía no determinada de especies de peces cartilaginosos. La biomasa de peces fue muy variable llegando en algunas estaciones hasta los 300 kg. A partir de las muestras obtenidas se realizarán estudios genéticos, poblacionales, energéticos, de dieta y de firma isotópica de las distintas especies de peces capturadas.

 

La red de fondo también capturó centollas y otros cangrejos, en donde estaban presentes. Se tomaron muestras cerca del Golfo San Jorge y en la costa de Tierra del Fuego que luego de ser analizadas permitirán comparar el estado fisiológico, la estructura genética y la dieta. Esta campaña confirmó que la centolla del Atlántico Lithodes confundens es una especie costera. En las estaciones de muestreo de Tierra del Fuego, también se conservaron muestras representativas de cada captura de red para evaluar la composición y diversidad de las especies acompañantes.

 

Censo de aves y mamíferos


La evaluación de aves y mamíferos se realizó a partir de censos durante las horas de luz natural, que representaron más de un 70 por ciento del viaje. Para optimizar los avistajes, las estaciones de pesca se realizaban en su mayoría durante la noche. Es de destacar que es la primera vez que se diseña un muestreo para abarcar casi la totalidad de los ambientes en un área tan extensa, como es la plataforma continental patagónica de Santa Cruz y Tierra del Fuego.

 

Generalmente, este tipo de estudios se realiza utilizando embarcaciones que navegan en el área con otros fines (turísticos, de transporte, etc.) y la información recolectada resulta incompleta. A bordo del Puerto deseado se pudieron realizar varias “piernas” desde la costa hasta el talud incluyendo el Banco Burwood y alrededores de Isla de los Estados. Asimismo, el buque oceanográfico cuenta con la información de temperatura y salinidad provistas por un termosalinógrafo, corregidos mediante las lecturas del CTD en las diferentes estaciones durante el recorrido. Esto permitirá asociar los registros de las diferentes especies y agrupaciones no sólo con la batimetría sino con la temperatura del agua, factor clave que permitirá vislumbrar y poner a prueba hipótesis sobre el cambio de distribución de algunas especies debido al cambio climático. Durante esta campaña se registraron 27 especies de aves marinas y 10 de mamíferos marinos.

Toda la derrota del buque fue registrada con una ecosonda que permitirá detectar potenciales presas de las aves y mamíferos marinos, como diferentes cardúmenes de peces –como por ejemplo sardinas o anchoitas- o crustáceos –como las langostillas o bogavantes-. La aparición de marcas en la ecosonda se validaron con lances de una red pelágica rápida. Luego de su análisis, se identificarán áreas de distribución y de alimentación de aves y mamíferos, y se analizarán los grupos funcionales, que son elementos claves para la conservación de las especies en el ecosistema marino.


Equipo científico

 

El equipo científico estuvo principalmente compuesto por personal del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) de Ushuaia, Escuela Nacional de Pesca, Instituto Antártico Argentino, Gobierno de Tierra del Fuego, e Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP). Además participaron estudiantes avanzados de la Universidad Tecnológica Nacional – UR Río Grande y Universidad Nacional de La Plata.

 

La buena meteorología ayudó casi toda la campaña: un mar con olas de hasta 3 metros nos acompañó la mayor parte del tiempo; sólo se perdieron 24 horas de navegación a causa de vientos de casi 70 kilómetros por hora, cuando el buque estuvo fondeado cerca de Rio Gallegos. La suerte también hizo lo suyo: en una de las maniobras de pesca cerca de San Sebastián, Tierra del Fuego, se cortó el cable de maniobra de la red de pesca cuando estaba casi sobre la cubierta y cayó al fondo a unos 55 metros de profundidad. La pericia y presteza de la tripulación del buque hizo que en menos de una hora se pudiera recuperar la red y tenerla nuevamente a bordo sin ninguna rotura. Cabe destacar que toda la tripulación del buque, desde su comandante hasta el último suboficial subalterno, ha tenido la mejor predisposición para trabajar por el éxito de la campaña.