México profundiza en las causas de la esclerosis múltiple
LOM/CONACYT/DICYT Un estudio realizado por los científicos mexicanos Julio Sotelo Morales y Adolfo Martínez Palomo revela que el virus varicela-zoster (VVZ) es el causante de la Esclerosis Múltiple (EM), padecimiento neurodegenerativo incurable hasta hoy e incapacitante. Este hallazgo científico, publicado en la revista estadounidense "Annals of Neurology", la más importante a nivel mundial en el campo de la neurología, representa un importante avance médico, pues conocer la causa de la enfermedad abre la posibilidad de encontrar una cura.
En entrevista, el doctor Julio Sotelo, quien trabaja desde hace más de 20 años en hallar la causa de este padecimiento, comentó que la investigación inició con una revisión de los hábitos alimenticios de los pacientes con EM, los cuales fueron comparados con los de personas sanas.
“Este análisis se complementó con un perfil de enfermedades y alergias padecidas en la juventud por los pacientes, lo que nos permitió determinar que prácticamente el cien por ciento de ellos habían contraído varicela en la infancia”.
Al descubrir esta constante, los científicos mexicanos rastrearon el virus en la sangre de 15 pacientes con brotes de esclerosis múltiple a partir de métodos moleculares; los exámenes practicados mostraron que el virus estaba presente en el 85% de los pacientes cuando presentaban los síntomas de la enfermedad, lo cual no ocurría en pacientes asintomáticos.
Las conclusiones de este pequeño estudio ameritaron la realización de uno mayor, auspiciado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Por lo que se practicó el mismo examen pero a 130 pacientes, los resultados de estos nuevos análisis arrojaron la misma tendencia que el estudio con 15: “en el momento de un brote de esclerosis, el virus varicela-zoster se encuentra activo en la sangre.”
Confirman que Virus Varicela-Zoster causa la esclerosis múltiple
La presencia del virus (responsable también de enfermedades como la varicela y el herpes zoster) en la sangre de los enfermos, en aquella primera etapa de la investigación, tenía dos posibles explicaciones: que era el causante de la enfermedad, o bien que al presentarse un brote de esclerosis se activaba un virus latente, el de la varicela.
“La presencia del virus en la sangre no era prueba suficiente de que fuera la causa de la enfermedad, sino simplemente de que existía una relación entre ambos, la contundencia del estudio que publicamos recientemente está en que logramos aislar el virus completo en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes”. “Este es un estudio confirmatorio y demostrativo que consigna con contundencia la presencia del virus en el sistema nervioso de los enfermos y, en consecuencia, que es el causante de la esclerosis.”
Una esperanza para los enfermos
De acuerdo con el científico, conocer la causa de la enfermedad potenciará la posibilidad de diseñar tratamientos efectivos o una cura; sin embargo, para esto falta algún tiempo. “A pesar de que es un hallazgo conocer la causa de la esclerosis, esto no ofrece posibilidades terapéuticas per se o inmediatas, se requiere de nuevas investigaciones para desarrollar fármacos. Pero pienso que en el mediano plazo habrá buenas noticias, pues no se parte de cero con este virus; ya hay medicamentos efectivos para controlarlo, sólo falta lograr que sean efectivos al aplicarlos al sistema nervioso.”
“La belleza de nuestro descubrimiento es que disparará la imaginación de miles de expertos en farmacología e inmunoterapia, quienes trabajarán en vacunas y medicamentos nuevos. Nosotros mismos haremos ensayos terapéuticos, pero todavía hay mucho trabajo por hacer”, agregó.
La esclerosis múltiple es una enfermedad causada por la destrucción de la mielina, una proteína que resguarda a las neuronas y permite la adecuada comunicación entre ellas, lo que deteriora la salud del paciente, pues genera discapacidades de diversos tipos.
Los síntomas más frecuentes de la EM son: debilidad muscular o falta de fuerza, hormigueo, poca coordinación, fatiga, trastornos del equilibrio, alteraciones visuales, temblor, espasticidad o rigidez muscular, trastornos del habla, trastornos intestinales o urinarios, trastornos de la función sexual, sensibilidad al calor, trastornos de memoria y trastornos cognitivos, entre otros.