Nuevas técnicas geocronológicas ponen en entredicho la edad del ADN de los mamuts siberianos
CGP/DICYT Un equipo internacional de científicos en el que participa Lee J. Arnold, investigador del Programa de Geocronología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), pone en entredicho la edad del ADN de los mamuts siberianos, según dos artículos publicados de la prestigiosa revista Boreas. A esta conclusión se ha llegado aplicando las más novedosas técnicas de datación geocronológica, tales como el carbono 14 y la luminiscencia, a restos sedimentarios de siete yacimientos en la Península de Taimyr y zonas lacustres de la Siberia central.
El objetivo, según la información del CENIEH recogida por DiCYT, ha sido determinar si los restos de ADN fosilizados, tanto de especies vivas como ya extinguidas, aportan datos fidedignos sobre la antigüedad de mamuts siberianos.
El análisis de los datos cronológicos extraídos de dichas muestras ha sido realizado por el Grupo de Investigación de Luminiscencia del CENIEH cuyo responsable, Lee Arnold, subraya la extrema importancia que adquiere una cuidada selección de los propios yacimientos, “ya que esta es la clave para un posterior análisis óptimo”. Y es que dadas las bajas temperaturas de las zonas estudiadas, nos encontramos con entornos ideales para analizar los sedimentos de mamuts que estábamos buscando”, cometa Arnold.
Este equipo internacional de científicos del que forma parte ha trabajado en las zonas en las que se asentaron los últimos mamuts, según estudios hechos sobre los restos más antiguos encontrados, y ha rescatado todo tipo de restos sedimentarios congelados, a los que se han aplicado diversas técnicas de datación para certificar si el ADN que contienen es autóctono o si pertenece a otros momentos cronológicos. Y como explica el experto, “con la aplicación de estas técnicas contrastadas, se puede llegar a conclusiones más veraces sobre la antigüedad de los últimos mamuts vivos”.
La aplicación de estas técnicas contrastadas sobre todo tipo de sedimentos podría extenderse al análisis de ADN humano en regiones de bajas temperaturas como Norteamérica e incluso aportar luz al controvertido debate sobre la llegada de los primeros humanos al Nuevo Continente.