Perros y gatos también requieren dieta geriátrica
UN/DICYT Como sucede con los seres humanos cuando envejecen, los perros y los gatos también requieren de una alimentación cuidadosa en su edad geriátrica. Para esto se debe tener en cuenta la cantidad, la frecuencia y el tipo de nutrientes que requieren para lograr una longevidad con bienestar.
Así lo explica Gustavo Álvaro Wills, profesor del Departamento de Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Bogotá, quien da algunas recomendaciones para la etapa final de vida las mascotas.
En la edad adulta, los perros y los gatos pueden consumir una porción de alimento al día, pero en la etapa geriátrica esta frecuencia debe aumentar. “Se les debe proporcionar la misma cantidad, pero pasar de una a dos veces al día, y finalmente a tres. No se debe aumentar la cantidad, porque se pueden generar problemas de obesidad”, comenta el docente Wills.
De igual manera es necesario que siempre tengan agua y, en el caso de los perros, evaluar la cantidad de proteína que se les está suministrando en la dieta y observar si es necesario aumentarla. La cantidad de aceites y grasas también tiene un papel importante para evitar daños en las articulaciones.
Sin embargo también es necesario considerar que la etapa final de cada animal depende de muchos aspectos, entre ellos el tamaño y la raza.
“El 20 % de la última parte de la vida de las mascotas es lo que se considera como estado geriátrico. Un animal con una expectativa de vida de 10 años, a los ocho ya debe empezar un régimen de alimentación diferente para que tenga una vida más tranquila y con menores probabilidades de generar desórdenes alimenticios o metabólicos”, comenta el docente Wills.
Cuanto más pequeños son los animales, normalmente tienen una vida más longeva, es decir que perros de razas como French Poodle o tacita de té pueden durar en promedio 12 años, mientras que un labrador vive alrededor de 10 años y un gran danés apenas seis años.
En el caso de los felinos, si son puros, se estima una longevidad menor, a diferencia de los cruzados.
En esta etapa los animales presentan cambios de comportamiento, juegan con menos frecuencia, tienen problemas de dentición y dificultad para masticar los alimentos. Con la edad, hay una pérdida de la pigmentación del pelo, se reduce su agudeza visual y auditiva, son susceptibles a las enfermedades y pierden músculo esquelético.
Los gatos tienden a estar mucho más pasivos y a volverse obesos, lo que produce enfermedades y problemas articulares.
“Los diferentes nutrientes van cambiado y esto se debe tener en cuenta. El apetito tiende a disminuir, por lo que los dueños deben buscar la forma de hacer el alimento más atractivo para que el animal lo consuma”, agrega el experto.
Luego de tomar muestras de sangre de los animales, se observa cómo ha cambiado la fisiología. Tienen mayores problemas para defecar, sufren cambios en el hígado y en el sistema urinario, en tanto que el tiempo de reparación y cicatrización de tejidos aumenta.
Es necesario tener en cuenta que los niveles de minerales y vitaminas cambian. En algunos casos, se debe reducir la energía para evitar el sobrepeso, incrementar los requerimientos de proteína, omega 3 y fibra, para mitigar problemas de estreñimiento.
“El gato o el perro geriátrico no es un enfermo, sino un animal que empieza a perder cierto tipo de características que lo hacían funcionalmente más activo. Tiene características diferentes y debe prepararse para reducir al máximo los problemas de salud”, concluyó el docente Wills.