Tecnología España , Madrid, Martes, 08 de septiembre de 2009 a las 14:33

Presentan una metodología geológica para estudiar los efectos sísmicos en yacimientos arqueológicos

El investigador de la Universidad de Salamanca Pablo Silva lidera el trabajo

IGME/DICYT El equipo español del grupo de trabajo en arqueosismología y paleosismologia del Programa Internacional de Geociencias (ICGP) de la UNESCO ha presentado hoy la primera metodología geológica con la que se sientan las bases para el estudio reglado de las deformaciones producidas por terremotos en los yacimientos arqueológicos durante el primer encuentro internacional en arqueosismología, que se celebra entre los días 7 y 13 de septiembre en las ruinas de Balelo Claudia (Tarifa, Cádiz).

La tabla metodológica Earthquake Archaeological Effects (EAE) que se presenta sirve tanto para identificar deformaciones producidas por terremotos como para descartar otras posibles causas de abandonos o deterioros de estas poblaciones, y se complementa con una guía para aplicar el análisis estructural geológico en ruinas, que permitirá identificar, clasificar y medir las deformaciones de Baelo Claudia a los 80 estudiantes, que se han apuntado al taller formativo que se desarrollará en los últimos días de este encuentro internacional.

“Lo importante es saber que se produjo un terremoto y si uno observa deformaciones sísmicas en un yacimiento está claro que el terremoto que las produjo fue destructivo, independientemente de la cantidad de energía que se liberara” explica Miguel Ángel Rodríguez Pascua, investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) “y esto es lo más importante que nos puede ofrecer esta metodología: localizar terremotos que fueron destructivos”.

“El catálogo sísmico todavía está cojo” indica Rodríguez Pascua “los periodos de recurrencia y los periodos de retorno no se conocen con precisión puesto que, en el mejor de los casos, sólo se cuenta con 100 años de registro instrumental”. En países como Italia se podría llegar a 2.000 años de registro histórico, pero en España sería complicado ir más allá de la reconquista, ya que se perdió mucha información con la destrucción de bibliotecas. Así que, los datos sísmicos de nuestro registro histórico están muy sesgados, y para periodos más amplios, de 5.000, 6.000 ó 10.000 años, hay muy poca información. Máxime, si se tiene en cuenta que hay fallas que se mueven y pueden provocar terremotos cada 100 ó 200 años “y ahora mismo no tenemos ni idea de donde están ni de que son capaces de provocar un terremoto. Por eso la arqueología, la geología y la geofísica no pueden ser departamentos estancos sino sumamente permeables y esa es la clave del buen funcionamiento que se está produciendo en otros países como Estados Unidos.” afirma el investigador del IGME.

El IGME ha coordinado la elaboración de esta nueva metodología EAE, pero para su elaboración se ha realizado una puesta en común entre los trabajos realizados por equipos multidisciplinares de investigadores en el yacimiento arqueológico del Tolmo de Minateda (Albacete) y en las ruinas de Baelo Claudia. Los Trabajos de Baelo han sido liderados por el investigador de la Universidad de Salamanca (Usal), Pablo Silva Barroso en colaboración con el CSIC y La UNED, principalmente. Silva Barroso (Usal) ha sido uno de los pioneros de la arqueosismolgoía en España y es el coordinador español del IGCP 567 de la UNESCO. El yacimiento de Baelo Claudia también ha sido el primero en ser estudiado y ha demostrado ser un auténtico laboratorio natural, donde se ha desarrollado gran parte de la metodología desarrollada desde el IGME en conjunto con la Usal.

La tabla metodológica consta de dos enfoques distintos, por un lado clasifica los efectos que se producen directamente por el terremoto, que serían los efectos directos o cosísmicos, y por el otro, los que se producen después del terremoto. Los primeros nos permiten leer las deformaciones que se producen sobre las edificaciones que se dividen en los efectos cosísmicos geológicos, como el hecho de que una falla rompa la superficie y provoque el deslizamiento de un mosaico romano y los efectos cosísmicos que no están ligados a la geología, ya que afectan a las edificaciones y no al terreno que las soporta, como podría ser el plegamiento de una calle debido a las ondas sísmicas, la caída de columnas orientadas en dirección contraria a la llegada de la onda o la caída de un muro sobre un romano, como se ha encontrado en un yacimiento de Suiza.


El Tolmo de Minateda (Albacete)

En este yacimiento se han realizado tanto estudios de paleosismología como de arqueosismología y se han definido 3 terremotos de forma preliminar. En el primero, que ocurrió en época romana entorno al siglo I, se ha detectado el abandono súbito de la ciudad y de sus sistemas de riego, la muralla derruida y otros efectos. Para datar este terremoto se ha realizado una trinchera en la falla que lo produjo, pero en los dos posibles seísmos que le siguieron la onda llegó desde otro lugar. Uno se produjo en época islámica y el otro en época visigoda.

En este trabajo también ha colaborado la Universidad de Salamanca (Usal), el Servicio Geológico de EEUU (USGS) y de la Universidad de Michoacana (México), entre otros. Se trata de un grupo multidisciplinar de distintos países que trabaja en el proyecto ACTISIS “análisis de fallas activas e inferencias sobre la sucesión de eventos sísmicos relacionados”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (MCINN). Este mismo equipo trabaja en el centro de México con culturas purepechas, que llegaron a México una vez que fueron expulsados de Perú y trasladaron, a esta zona, las construcciones antisísmicas que también usaban los musulmanes en España y que todavía no habían comenzado a ser utilizadas por los aztecas.


Baelo Claudia

Según el investigador Pablo Silva, no se han encontrado evidencias en el registro sedimentario de Baelo Claudia que confirmen la hipótesis del maremoto que destruyó la ciudad romana. “pero sí está claro que ha sufrido dos grandes terremotos, uno en el siglo I, en torno al año 40 o 60 después de cristo y otro, responsable del declive total de la ciudad, entorno al 260 – 290 después de Cristo, en el siglo III”


Estas técnicas metodológicas han servido para el desarrollo de otras investigaciones que se presentan en este congreso. Una de ellas es el estudio de las chimeneas carbonatadas del Golfo de Cádiz que ha desarrollado el equipo de geología marina del IGME. Las chimeneas se producen por el crecimiento de carbonatos por el escape de gases en determinados puntos y que se observan caídas y rotas en el fondo del mar, pero orientadas como las columnas de los templos tras un terremoto, por lo que, probablemente también se trate de un efecto sísmico.

Otra supone la revisión de las deformaciones que se produjeron durante el terremoto de 1.504 en Carmona (Sevilla). Revisión de los trabajos del geólogo Hernández Pacheco y del arqueólogo Bonsor, que excavó en Baelo Claudia y que realizó el primer informe arqueosismológico de España en 1918.