Alimentación España Ávila, Ávila, Jueves, 31 de enero de 2008 a las 13:55

Un equipo de la Universidad Católica de Ávila estudia al pechiazul de Gredos para trabajar en su conservación

Analizan sus genes para poder ubicar la procedencia de cada una de sus poblaciones

Marta Martín Gil /DICYT No es tan vistoso o llamativo como pueden serlo el águila imperial o el buitre, con los que comparte el espacio aéreo abulense, pero el pechiazul, esa pequeña ave que destaca por su garganta de azul profundo, juega un papel fundamental en uno de los ecosistemas principales de la provincia de Ávila: el de la sierra de Gredos y sus cercanías, como las sierras de la Paramera o de la Serrota.

Pero a pesar de su importancia, lo cierto es que hasta ahora nunca se había estudiado su población. Un fallo que ya está siendo solventado por un grupo de investigadores abulenses, encabezado por Tomás Santamaría, vicerrector de la Universidad Católica de Ávila y responsable de su Departamento Agroforestal y Ambiental. A éste le arropan en sus estudios Francisco Campos, vicerrector de Investigación de la Universidad Miguel de Cervantes de Valladolid, y el doctorando de la Universidad Católica y profesor del colegio Diocesano de Ávila, Luis Corrales. Todos ellos trabajan en el proyecto de caracterización y estado ambiental del pechiazul en la sierra de Gredos, entre cuyos principales objetivos se encuentra determinar la población de pechiazul en la actualidad, así como estudiar su estado de conservación, y averiguar si existen o no subespecies dentro de la especie en sí.

“Para ello los capturamos, los caracterizamos y los anillamos, además de sacarles sangre para poder realizar los correspondientes estudios genéticos”, comienza a explicar el profesor Santamaría. Y todo para conseguir descifrar la procedencia de las distintas poblaciones de pechiazules, que llegan al centro de la Península Ibérica desde distintos rincones de Europa y Norte de África. “Lo que pretendemos es caracterizar, mediante análisis genéticos, la posición taxonómica de la población ibérica de pechiazul asentada en el Sistema Central, determinando si es distinta del resto de poblaciones europeas. Si esto es así”, completa el experto, “debería estar reflejado en las distintas diferencias genéticas entre la supuesta subespecie ibérica y el resto, si es que son subespecies”.

 

Diferencias entre pechiazules

Esas diferentes clases de pechiazules se distinguen a simple vista, por ejemplo, por la forma y diferencias que aparecen en sus medallones. “El medallón que tienen en la garganta puede tener manchas blancas o naranjas”, aclara el profesor Santamaría, que trata de averiguar si las distintas variaciones de pechiazul que existen en el mundo están emparentadas o no.

Para ello es fundamental el estudio que lleva a cabo en los ejemplares que llegan a Ávila a finales de primavera desde el Norte de África o del norte de Europa. “Estos vienen a Ávila a criar, a unos 1.600 metros de altitud, pero también tenemos aquí poblaciones estables durante todo el año”, apunta el vicerrector de la Universidad Católica de Ávila, que junto con el estudio genético dispone de un arma clave para averiguar la procedencia de cada ejemplar: los parásitos que los pájaros traen en su organismo.

Gracias al estudio que se está llevando a cabo desde la Universidad Católica de Ávila se podrá conocer, además, el censo aproximado de los pechiazules en el Sistema Central, un dato totalmente desconocido hasta ahora por los expertos. Y esta cifra permitirá conocer, asimismo, el estado de conservación de una población que, en principio, no tiene predadores importantes. “No está en peligro de extinción”, aclara el profesor Santamaría, “pero es un ave al que le afecta mucho el estado de conservación del medio, porque necesitan estar en un ecosistema con mucho agua para poder criar”. Así, la sequía que está afectando de forma global a la Península Ibérica podría llegar a suponer un peligro para estos pequeños pájaros, que al alimentarse de larvas e insectos necesitan asentarse en zonas vaguadas con abundancia de agua.

 

Cómo es el pechiazul

El pechiazul, o la joya de Gredos, como lo describe el profesor Santamaría, es un ave paseriforme, “muy bonita”, que se caracteriza ante todo por su garganta de color azul intenso. “Suele tener, además, un medallón de color blanco o naranja, dependiendo de las poblaciones”, apunta el experto en aves, que comenta también otra de sus características más llamativas: su cola de color anaranjado.
Los pechiazules son aves insectívoras muy territoriales. De hecho, cada uno de ellos suele defender un espacio de un kilómetro aproximadamente. “Aunque en este sentido estamos realizando averiguaciones muy curiosas”, avanza el profesor abulense, que comenta cómo estas pequeñas aves demuestran toda su agresividad a la hora de defender ese territorio.
Los principales predadores del pechiazul son las rapaces, que tanto abundan en la sierra de Gredos y sus alrededores. “Sobre todo el águila calzada y el águila culebrera”, señala, “pero también los gavilanes, los azores y los cernícalos”.