Tecnología España , Salamanca, Miércoles, 10 de febrero de 2010 a las 15:50

Un estudio analiza los olores del interior de los coches

Investigadores de la Universidad de Salamanca han estudiado los componentes de los aromas agradables y desagradables del interior de los vehículos

José Pichel Andrés/DICYT Un equipo de la Universidad de Salamanca ha finalizado una investigación sobre los olores característicos que presentan los materiales del interior de los vehículos. En colaboración con el Grupo Antolín, empresa de Burgos dedicada a la fabricación de componentes para el automóvil, la idea era identificar qué aromas consideran los usuarios como más agradables y analizar cuáles son los componentes químicos que los provocan, de manera que esa información pueda servir para realizar mejoras en los tejidos y los futuros clientes encuentren más satisfactorio el hecho de abrir la puerta de su automóvil.

 

"Cuando compras un coche nuevo, los olores que percibes al entrar en él son completamente distintos a los que tiene dos años después", afirma Carmelo García Pinto, miembro del Departamento de Química Analítica, Nutrición y Bromatología de la institución académica salmantina. Por eso, los científicos se plantearon estudiar las sustancias volátiles responsables de los olores. De esta idea partió un acuerdo con el Grupo Antolín, empresa burgalesa especializada en los componentes del interior de los vehículos de automoción, que se encarga del diseño, el desarrollo, la fabricación y la distribución de asientos, puertas o techos, entre otros.


La idea era seleccionar los aromas más agradables para los posibles conductores probando con diferentes tipos de tejidos. Para ello, los investigadores tenían que analizar todos los volátiles que tienen dichos tejidos y asociar los olores a los distintos compuestos que estaban presentes en ellos, de tal manera que el fabricante pudiera quedarse con los que tenían menor olor u aromas más agradables para el público.

 

"A veces, el cuero u otros productos resultan desagradables al olfato", indica Miguel del Nogal, uno de los responsables de la investigación. "Nos proporcionaron los tejidos y nosotros los analizábamos sin tocar la muestra", señala, simplemente, "se corta un trozo de tela, lana, cuero o el material en cuestión, se introduce en un vial y se somete a calentamiento, lo cual genera los volátiles". Estos compuestos se analizan con un dispositivo que "se parece mucho a nuestra nariz, por eso se denomina nariz electrónica, porque simula el olfato humano". La nariz electrónica es un dispositivo cada vez más usado para diversos analálisis científicos y que es capaz de discriminar aromas por medio de sensores de gas.

 

Con todo ello, los científicos obtienen una representación que llaman "perfil de volátiles", básicamente, "lo que llega a la nariz humana". La diferencia es que la nariz humana no separa ni analiza los olores que le llegan por separado, sino que los percibe todos a la vez y eso le comunica una sensación. Pues bien, "de alguna manera la investigación trata de instrumentalizar ese olor, obtener una respuesta en función del tipo de tejido que se utilice", apunta Carmelo García.

 

Sin embargo, la percepción de qué es un olor agradable o desagradable sólo se puede evaluar a través de las personas. Por eso, la investigación incluyó pruebas experimentales con paneles humanos, un determinado número de personas que van indicando qué olores les gustan y cuáles les resultan desagradables. Así, el equipo de investigación confeccionó unas listas donde se relacionaban los compuestos que detectaba la nariz electrónica con la sensación agradable o desagradable, positiva o negativa, que percibían los participantes en el estudio.

 

Nuevas opciones para la industria

 

"Si uno de estos paneles humanos nos dice que el olor de un tejido determinado es bastante agradable y que esto puede hacer que los coches tapizados con este tejido se vendan mejor, la parte de la señal instrumental te permite saber si ese olor está producido por un compuesto concreto o por un conjunto de compuestos químicos", señala Carmelo García. Una vez finalizada la investigación, las conclusiones presentadas a la empresa abren nuevas posibilidades, por ejemplo, fabricar tejidos impregnados con un tipo de olor para hacerlo más agradable.

 

En este sentido, existen tecnologías que utilizan compuestos capaces de atrapar un olor y liberarlo paulatinamente de forma prolongada, una tecnología conceptualmente similar a la que ya se usa en antibióticos de acción prolongada, que van liberando el principio activo durante varios días, según el ejemplo que ponen los investigadores. En el caso de los coches, esta técnica se puede usar para absorber los olores malos o ir liberando de forma prolongada en el tiempo el olor original.