Un estudio de genómica comparada pretende descubrir el origen de los sentidos
GH/DICYT Jesús Gómez Ochoa de Alda, decano de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad SEK de Segovia, dirige una investigación que pretende descubrir el origen de los sentidos. El proyecto, denominado Genómica comparada de adenilil y guanilil ciclasas de cianobacterias, parte del origen de la innovación biológica, tras la aparición de la vida, hace más de 3.500 millones de años.
Tal y como explica el director de la investigación a DICYT, “después de la aparición de un organismo primigenio, este colonizó todos los hábitats terrestres, y se adaptó a los nuevos ambientes que fueron apareciendo durante la evolución de la corteza terrestre”. Este proceso, que pretende estudiar a partir de la adaptación de bacterias que se han expandido a todo tipo de hábitats, es el que se pretende analizar en caso de los seres humanos.
La aproximación experimental elegida en su trabajo es a través de la genómica comparada, disciplina iniciada hace una década con el fin de comparar la información genética de los seres vivos. La genómica comparada es en la actualidad una de las herramientas con las que se intenta localizar en los genes la capacidad cognitiva humana. “Comparando los genomas del mono y del hombre debemos ser capaces de localizar el origen genético de nuestras diferencias”, apunta Ochoa, quien también afirma que comparando la información genética de los seres vivos podemos suponer la capacidad que tienen de sobrevivir y multiplicarse en un determinado ambiente. “Es igual que si comparamos la información cultural que poseen dos individuos. En principio uno podría pensar que el más capacitado para sobrevivir es el que más información tiene”.
Sin embargo, esto no tiene por qué ser así, ya que la información cultural, igual que la genética, es útil en la medida que se puede relacionar una con otra y, además, de forma rápida. En este sentido, los seres vivos responden a señales ambientales (frío, hambre, etc.) empleando rutas de señalización que integran un determinado estímulo para dar una respuesta y, finalmente, vivir más y mejor. Una de las rutas de señalización más frecuentes en los seres vivos es la que depende de proteínas denominadas adenilil y guanilil ciclasas que, en los humanos, controlan entre otras cosas la visión y la movilidad espermática.
En el estudio, Ochoa no está empleando animales superiores, sino cianobacterias, que son un grupo de bacterias (organismos mucho más simples que los animales superiores) que en la actualidad ocupan todos los hábitats terrestres y, por tanto, han debido adaptarse a ellos. “Comparando sus genomas pretendemos comprender sus diferencias y el origen de la innovación biológica”, concluye el decano.