Un estudio genético analiza la predisposición a padecer esclerosis sistémica
CSIC/DICYT Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha caracterizado nuevos marcadores genéticos de susceptibilidad hereditaria a la esclerosis sistémica o esclerodermia, entre los que se encuentra el gen CD247, implicado en la actividad de los linfocitos T. El trabajo, publicado esta semana en Nature Genetics, también ha confirmado el papel de los genes MHC, IRF5 y STAT4 como factores de riesgo genético a sufrir esclerosis sistémica. Todos los genes identificados están involucrados en la regulación de la respuesta inmunitaria, lo que subraya el componente autoinmune en la aparición de esta enfermedad.
El investigador del CSIC que codirige el estudio, Javier Martín, destaca: “Los resultados del presente trabajo nos permitirán determinar marcadores genéticos asociados con las diferentes formas clínicas de esta patología o sus complicaciones más severas”. La esclerosis sistémica es una enfermedad crónica autoinmune, incapacitante en un alto porcentaje, que se caracteriza por una fibrosis excesiva que afecta a la piel y a órganos internos, junto con alteraciones estructurales en el lecho vascular y una respuesta inmune alterada. Por su baja prevalencia, de 24 casos por cada 100.000 individuos, es considerada una enfermedad rara y afecta en un 75% a las mujeres.
Para avanzar en la caracterización de los factores genéticos implicados en la susceptibilidad a la esclerosis sistémica, el equipo del CSIC llevó a cabo por primera vez un estudio de asociación del genoma completo en esta enfermedad. “El análisis del genoma completo constituye una de las estrategias más novedosas y punteras en el estudio de las bases genéticas de enfermedades complejas y ha contribuido significativamente a la identificación de nuevos factores genéticos asociados a enfermedades autoinmunes”, valora Martín.
En una primera fase del estudio, los investigadores incluyeron un total de 2.296 pacientes de esclerosis sistémica y 5.171 controles sanos de origen europeo caucásico en los que se analizaron un total de 279.621 mutaciones genéticas puntuales distribuidas a lo largo de todo el genoma. Después, llevaron a cabo un estudio de replicación con el fin de confirmar los resultados obtenidos en la primera fase en el que se analizó una cohorte distinta compuesta por 2.753 pacientes con esclerodermia y 4.569 controles también de origen caucásico europeo.
De acuerdo con el investigador del CSIC, “dada la baja prevalencia de la esclerosis sistémica, para poder contar con una población de estudio tan potente fue necesaria la participación de numerosos centros hospitalarios y de investigación a nivel nacional e internacional”.
El trabajo fue coordinado por el grupo de investigación que dirige Martín, en el Instituto de Parasitología y Biomedicina López‐Neyra (CSIC), en Granada, junto con grupos de la Universidad de Houston, en Texas (EEUU), y de la Universidad Radboud de Nimega (Países Bajos).
Factores genéticos y ambientales
La etiología de la esclerosis sistémica no se conoce con exactitud, pero como en la mayoría de las enfermedades autoinmunes complejas se sabe que es la interacción entre factores ambientales y factores genéticos la que desencadena su aparición.
Algunos estudios familiares y poblacionales sugieren que los factores genéticos juegan un papel esencial en el desarrollo y la expresión clínica de este tipo de esclerosis. El conocimiento de los factores genéticos asociados con la predisposición genética a esta enfermedad es escaso, dado que la mayoría de estudios llevados a cabo hasta ahora han estado limitados por el bajo número de voluntarios y la falta de confirmación de los resultados en poblaciones independientes.