Alimentación España , Zamora, Miércoles, 31 de marzo de 2004 a las 20:53

Un grupo de investigadores de la Escuela Politécnica creará un banco de germoplasma de cerezos y guindos salmantinos

El objetivo es conservar y fomentar la biodiversidad genética de las variedades autóctonas para su comercialización

Silvia García/DICYT Un equipo de expertos de la Escuela Politécnica Superior de Zamora están desarrollando una línea de investigación que permitirá la identificación de múltiples variedades autóctonas de guindos y cerezos. El proyecto desembocará en la creación de un banco de germoplasma (material vivo en forma de semillas) al que podrían acceder agricultores y viveros para comercializar estas variedades, bien adaptadas a las condiciones climáticas y con propiedades óptimas para su transformación alimentaria.

Al frente del equipo, desarrollado dentro de una línea de investigación del INIA (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria), se encuentran Margarita Morán en el área agronómica y Ana María Vivar e Isabel Revilla en la parte de Laboratorio. Completan el grupo cinco investigadores del Área de Producción Vegetal de la escuela, que desarrollan su trabajo en distintas zonas de la Sierra de Francia, como Madroñal, y los Arribes del Duero -Mieza, Aldeávila y Masueco- ambas en Salamanca. Esta iniciativa supone la continuación de un proyecto similar llevado a cabo en la zona de Tras Os Montes de Los Arribes, en territorio portugués.

 

Modo de trabajo

 

El estudio comienza con la prospección de cerezos y guindos de variedades autóctonas, a partir del cual los expertos pueden determinar sus características morfológicas, su comportamiento agronómico y la identificación bioquímica con marcadores genéticos (identificación varietal), así como otros estudios bioquímicos y enzimáticos. Por otra parte, se ha realizado un estudio fenológico (floración, frutos, maduración, recolocación, etc.) de ambos frutos para destinarlos a conservas y elaboración de licores.

 

Para ello, se han seleccionado más de un centenar de árboles de distintas variedades, unas comerciales (que actúan como testigos de la investigación) y el resto autóctonas. "El objetivo del estudio es mantener los genes de esas variedades autóctonas que ya se han adaptado al clima y al suelo y que además presentan buenas características para su transformación y utilización en la industria alimentaria", según explica la investigadora Margarita Morán, y así configurar un banco de germoplasma, pionero en Castilla y León, siguiendo el ejemplo del creado en el Valle del Jerte, donde las variedades autóctonas están perfectamente comercializadas.

 

Una vez constituido el banco, estas variedades podrían ser comercializadas tanto a través de viveros como de agricultores para su uso comercial y productivo. En la actualidad, estas variedades autóctonas se producen en gran cantidad, pero los frutos presentan un tamaño pequeño en comparación con las variedades comerciales, a pesar de que las primeras presentan unas características organolépticas que las hacen atractivas a su consumo, tales como su sabor azucarado. Por ello, los investigadores tratan de "obtener lo mejor de ellas y conseguir las características que el consumidor demande", subraya la especialista.

 

Estudios concluidos

 

El proyecto, que se prolongará durante un trienio, se encuentra en su segundo año. En este tiempo, los investigadores ya han ha realizado la prospección y localización de los diferentes tipos de árboles y han obtenido datos referentes a la fenología y caracteres morfológicos con los que elaborarán tablas y estudios de calidad de los frutos. Asimismo, el equipo ha concluido un estudio de vigor, es decir, del tamaño tanto de los árboles como del tronoc. A partir de este momento, el estudio se centrará en la observación de las variaciones provocadas por el medio en los ejemplares seleccionados.

 

La intención final de dicha observación es la selección de  las mejoras necesarias para conservar y fomentar la biodiversidad genética de unas variedades que, precisamente por ser autóctonas, han demostrado que son las que tienen mejores mecanismos de resistencia. Con buenas técnicas de poda y manejo puede conseguirse un buen tamaño de los frutos que, unido a su excelente sabor, facilite su comercialización para licores y conservas. Por el momento, las cooperativas de agricultores se han mostrado muy interesadas en tener acceso a un banco de germoplasma que garantice la permanencia de estas variedades en su mejor selección genética.

 

Conservar la variedad biogenética
Un banco de germoplasma es una colección de material vegetal vivo, en forma de semillas, que está diseñado para localizar, recolectar y conservar plantas consideradas de interés prioritario, en este caso para conservar la variedad biogenética de estas dos especies en la provincia de Salamanca. Gracias al banco de germoplasma del que dispondrá la Escuela Politécnica de Zamora será posible trabajar desde un conocimiento científico orientado a la optimización de la conservación y uso de los recursos fitogenéticos.