Un nuevo entorno para el proyecto Raman-LIBS
Cristina G. Pedraz/DICYT Los investigadores que realizan el proyecto Raman-LIBS, un instrumento capaz de analizar la composición de los minerales a un centímetro y medio de distancia que participará en la próxima misión europea a Marte (ExoMars), han cambiado su Departamento en la Facultad de Ciencias por unas instalaciones nuevas situadas en la planta baja del centro mixto CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) e INTA (Instituto Nacional de Técnica), en el Parque Tecnológico de Boecillo.
El nuevo entorno, más amplio y mejor equipado, pretende contribuir al desarrollo de actividades científicas y tecnológicas de la Unidad asociada CSIC-Universidad de Valladolid al Centro de Astrobiología, donde trabajan cerca de quince personas. El objetivo es desarrollar y aplicar técnicas espectroscópicas, que se centran en el estudio de la interacción entre la radiación electromagnética y la materia, en especial la denominada Raman.
Según ha explicado en declaraciones recogidas por DiCYT el director de esta Unidad, Fernando Rull, en el transcurso de la inauguración de las nuevas instalaciones, entre sus objetivos hay una vertiente científica basada en la Astrobiología, ya que el interés fundamental “es la búsqueda de posibles signos de vida en el sistema solar y principalmente en Marte” a través de “trazas que esa vida ha podido o puede estar dejando en su interacción con el medio mineral de su entorno”. En este sentido, las técnicas espectroscópicas “juegan un papel esencial”, ha subrayado.
Por otro lado, el objetivo de la Unidad también es tecnológico, puesto que el mismo grupo de investigación “realiza el desarrollo de los instrumentos que permiten el estudio espectroscópico”, ha apuntado Fernando Rull. La herramienta “estrella” que desarrolla la Unidad mixta CSIC-UVA es el proyecto Raman-LIBS, calificado de “esencial” dentro de la misión espacial de la Agencia Espacial Europea a Marte ExoMars, tal y como ha destacado.
Hallar indicadores de vida
Al acto de inauguración asistió también Álvaro Giménez, director del Centro de Astrobiología; Daniel Miguel San José, vicerrector de Desarrollo e Innovación de la Universidad de Valladolid, y Francisco Montero, vicepresidente de Organización y Relaciones Institucionales del CSIC, quien ha resaltado la importancia de la nueva dotación en el desarrollo de la Astrobiología, una ciencia actual “que busca trazas de vida en el cosmos y aúna Biología, Robótica, Ingeniería y técnicas aeroespaciales y astrofísicas”, lo que propicia la unión “de científicos de muchas áreas”.
En cuanto al papel de la Unidad vallisoletana en el impulso de esta materia, Francisco Montero aseguró que es “muy específico”, ya que su idea “es introducir las técnicas espectroscópicas dentro de al búsqueda de trazas biológicas en materias minerales”, ha asegurado. Finalmente, Álvaro Giménez se ha mostrado optimista en cuanto al posible resultado final del proyecto Raman-LIBS. “Esperamos recabar, al menos, indicadores de que ha podido haber vida en Marte. No esperamos ver fósiles, pero sí restos en los minerales que han sido modificados por la existencia de vida en el pasado, en que Marte tuvo agua abundante y unas condiciones atmosféricas diferentes de las actuales, con una atmósfera muy tenue y una radiación ultravioleta que esteriliza la superficie del planeta”, ha insistido.
La Unidad asociada se constituyó en el año 2002 y desde esa fecha ha mantenido una actividad ininterrumpida, que se pretende ampliar con la dotación de la nueva sede en el Parque Tecnológico de Boecillo. Los investigadores implicados en esta iniciativa son Jesús Martínez Frías, Juan Pérez Mercader y Javier Gómez Elvira, del Centro de Astrobiología; así como Fernando Rull, Pablo Sobrón, Jesús Medina y un grupo de jóvenes investigadores, por parte de la Universidad de Valladolid.
Desarrollo de prototipos | |
El Raman-LIBS combina dos técnicas que permiten hacer Mineralogía (estudio de las propiedades físicas y químicas de los minerales) y Geoquímica (análisis de la composición y dinámica de los elementos químicos de la superficie) en un mismo punto, una aplicación que trasciende a la misión ExoMars “y se contempla ya para otras misiones espaciales, sin descartar numerosas aplicaciones en tierra”, ha avanzado Fernando Rull. De este modo, se investiga ahora en una de las vías más prometedoras, aunque más difíciles técnicamente: el Raman a distancia. Bajo el apoyo del Centro de Astrobiología se han desarrollado en la Unidad asociada varios prototipos que, hasta el momento, han dado lugar a una herramienta de campo que puede analizar sólidos, líquidos y gases a 50 metros de distancia. |