Alimentación España , Castilla y León, Lunes, 26 de octubre de 2009 a las 17:17

Un proyecto europeo pretende que la producci贸n de vino se lleve a cabo de forma sostenible

Los socios espa帽oles son el Itacyl, la Denominaci贸n de Origen Ribera de Duero y la bodega Solar de Mu帽osancho, todos ellos castellano leoneses

CGP/DICYT Científicos de ocho países europeos participan en el proyecto del VII Programa Marco denominado Sustavino, que pretende ayudar a los productores vinícolas a desarrollar su labor de una forma sostenible. El Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), la Denominación de Origen Ribera de Duero y la bodega vallisoletana Solar de Muñosancho son los socios españoles del proyecto, que busca además mejorar, adaptar e implementar tecnologías innovadoras y viables económicamente para el tratamiento de residuos sólidos y líquidos de las bodegas.

 

Miriam Ortega Heras y Silvia Pérez Magariño, investigadoras de la Subdirección de Calidad y Seguridad Alimentaria de la Estación Enológica de Rueda, perteneciente a Itacyl, han detallado en declaraciones a DiCYT que el proyecto está coordinado por el socio alemán, un proveedor de servicios de transferencia tecnológica ubicado en Bremerhaven. El resto de participantes, “son por un lado centros de I+D y por otro asociaciones de pequeñas y medianas empresas bodegueras”, añaden.

 

Entre las motivaciones del proyecto se encuentra “ayudar a producir vino con el conocimiento de las regulaciones y normas medioambientales en gestión de residuos”, así como generar “marcas de calidad” que aseguren que los estándares son cumplidos. Estos estándares surgirán de la Estrategia de Calidad Medioambiental para una producción Vinícola sostenible (ECMV) prevista en el proyecto, de la cual saldrán guías para los productores.

 

Los expertos calculan que cerca del 65 por ciento de la producción vinícola mundial está gestionada por productores europeos, en su gran parte pequeñas y medianas empresas familiares y cooperativas. En estas organizaciones los residuos sólidos y líquidos no se someten a un tratamiento adecuado, lo que supone un gran perjuicio para el medio ambiente. Así, las grandes cantidades de aguas residuales que genera la actividad vinícola terminan en las plantas municipales de tratamiento o en los ríos y lagos de la zona, cuando los viñedos no tienen ninguna conexión con el sistema de alcantarillado.

 

En muchos casos se depositan en los viñedos en forma de fertilizante, lo que produce malos olores y la contaminación de las aguas freáticas. Además de incumplir la normativa ambiental, este tratamiento desaprovecha el potencial de las sustancias de desecho, como las pepitas y la piel de la uva, cuyas sustancias pueden utilizarse en la industria farmacéutica o cosmética. Sustavino se encargará de ayudar a estos pequeños productores a cumplir con los requisitos medioambientales, dotándoles de asistencia técnica.

 

Mejoras tecnológicas y difusión

 

De este modo, el proyecto examinará las técnicas y tecnologías existentes aplicadas a los residuos generados en la producción de vino, incluyendo los tratamientos, la disposición, la reutilización y la revaporización, cuando sea aplicable. Los centros de I+D se encargarán de recopilar toda esta información y de adaptarla a las necesidades de la industria del vino.

 

Por otro lado, señalan las investigadoras, la difusión de resultados es uno de los elementos más importantes de la iniciativa, que prevé “entrenar” a las asociaciones de pymes en los problemas medioambientales asociados a la producción de vino, así como concienciar de las ventajas que supone contar con las etiquetas que certifican su compromiso con el medio ambiente. De este modo, se impartirán cursos presenciales y online, además de organizar una campaña de sensibilización dirigida a las autoridades públicas locales y nacionales.