Ciencia España , Burgos, Lunes, 07 de diciembre de 2009 a las 16:49

Una cient铆fica burgalesa investiga la aparici贸n y extinci贸n de especies

Mientras que el nacimiento de una especie parece ocurrir a la vez en varios sitios, los cient铆ficos localizan la desaparici贸n en puntos geogr谩ficos concretos

Elena Rodríguez Montes/DICYT “La teoría darwinista sobre el origen de las especies sólo explica una parte de la evolución”. Ésta es una de las conclusiones a las que ha llegado la científica burgalesa María Nieves López Martínez, catedrática de Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid, después de pasar más de 30 años de investigación sobre el origen, el desarrollo y la extinción de las especies. La investigadora plantea un modelo evolutivo que en parte es alternativo al que ideó Charles Darwin hace 150 años y basado en la teoría física de la termodinámica de procesos irreversibles y en la denominada teoría sintética de la evolución del neodarwinismo.

 

Dicho modelo obliga a partir de los dos tipos de cambios que se observan en el registro fósil. Los cambios reversibles son aquellos que experimenta una población de individuos fruto de su adaptación, por ejemplo, a las condiciones ambientales; son graduales y se denominan fluctuaciones. Así, es fácil observar cómo los miembros de una especie cambian de tamaño o de forma, tratándose siempre de alteraciones reversibles, es decir, que las poblaciones sucesivas vuelven al estado inicial. Sin embargo, los cambios irreversibles son aquellos que dan lugar a una nueva especie , que puede parecerse a la población anterior, ya extinguida, pero que adopta unas modificaciones que perduran en el tiempo.

 

Hasta hace unos años la explicación que se daba al surgimiento de una nueva especie para que fuera compatible con la teoría darwinista era que el nacimiento de una nueva especie se producía en algún lugar remoto que se desconoce, de una forma lenta y que hasta que sus individuos no se expanden, resulta imposible percatarse de su existencia.

 

Sin embargo, la hipótesis de la paleontólga burgalesa es, como ella misma señala, “que no existe un centro de origen para las especies porque todas aparecen, de pronto, en un área muy extensa. Esto es un fenómeno que la termodinámica de procesos irreversibles predice perfectamente y que podemos observar a través de un registro fósil cuya antigüedad supera los 400 millones de años ”, afirma.

 

Surgimiento brusco

 

Una vez que se parte de la base de que el surgimiento de una especie se produce de una manera brusca, la teoría de la selección natural de Darwin no serviría para explicar el nacimiento de nuevas poblaciones, ya que sólo contempla los cambios graduales, pequeños y muy lentos que se producen en una especie; cambios reversibles que no dan lugar a una nueva serie de individuos.

 

Según apunta la investigadora, para Darwin las especies no existían como entidades reales, eran simplemente clases de organismos a los que denominó así de una forma arbitraria. Por lo tanto, al no existir para él, no podía prever la aparición de una nueva especie.

 

Asimetría temporal

 

Esta teoría se completa con una idea que da nombre a la investigación desarrollada por esta catedrática burgalesa: la evolución de las especies es asimétrica. Mientras que la aparición de una especie se produce de forma brusca y en varios lugares a la vez (recordemos que para María Nieves no hay un centro de origen) con la extinción ocurre justo lo contrario: tiene lugar de manera gradual y su fase final se produce en un punto geográfico concreto. Por este motivo, María Nieves López Martínez ha denominado a su investigación La evolución asimétrica de las especies, con el sentido de asimetría temporal, es decir, que aparecen rápidamente y se extinguen lentamente. En teoría, este planteamiento sería aplicable a todas las especies, empezando por el ser humano, asegura la paleontóloga.

 

La influencia humana 

De acuerdo con María Nieves López Martínez, la teoría de Darwin sólo da respuesta a una parte de la evolución de las especies. Además, el científico británico sólo tenía en cuenta los cambios que se producen en una misma población y que desaparecen en generaciones sucesivas que vuelven al estado primitivo. También “sabemos cómo surge una nueva especie y cómo se extingue, pero no está en nuestras manos la fórmula para dar lugar a una especie nueva, ni siquiera el ser humano ha asistido al nacimiento de una nueva especie”.

 

La paleontóloga lo explica con un ejemplo: “el ser humano lleva 2.000 años domesticando especies, hemos conseguido modificar la forma de muchas plantas y animales, pero en cuanto las dejamos de manipular y las dejamos en libertad, vuelven al estado original”. A pesar de los siglos que el hombre lleva practicando la selección artificial no ha conseguido dar forma a un animal nuevo. Según esta catedrática, hay muchas líneas de investigación abiertas que tratan de buscar una especie nueva y dar con la fórmula para fabricarla.

 

“Los científicos debemos asumir que hay una parte de la historia que se nos escapa, que no podemos averiguar”, asegura. El origen de la vida sigue siendo hoy por hoy un acontecimiento que intenta explicarse con múltiples versiones o hipótesis. “Algunos afirman que el origen de la vida hay que buscarlo en el espacio y que surgimos a partir de un bombardeo meteorítico repleto de restos orgánicos. Por lo tanto, de la misma manera que no tenemos la certeza sobre el origen del primer ser humano, tampoco podemos explicar la aparición de determinadas especies”, indica. “Sabemos que los nuevos ejemplares aparecen de forma brusca y simultánea, pero no tenemos la certeza de por qué ocurre en ese momento y en ese lugar”, añade.